ice uno de los viejillos que, tras la enésima reapertura, cada vez que entra a nuestro amado templo del cortado mañanero va más tieso que en la mili. A la puerta toca ya darse dos o tres refriegas de gel, que tememos que un día se cambie el pequeño bote transparente por una ducha de cuerpo entero y nos hidroalcoholicen hasta los paños menores. A partir de ahí, tenemos el límite de 20 segundos máximo para sentarse en una mesa, con lo que ríete tú de Yelena Isinbayeva porque hay que verle a alguno de los venerables bastón en mano haciendo salto de pértiga. Además, toda vez con el culo en la silla, hay que someterse cada cinco minutos al control de medición de mascarilla ya que tiene que estar a una altura determinada con respecto a los párpados y de ahí no se puede mover. La última ocurrencia de nuestro querido escanciador de café y otras sustancias no es original suya, eso sí. Al parecer, en una afamada y conocida taberna de Simón de Anda vio el mismo cartel el otro día, le hizo gracia y ahí que nos ha plantado en medio de la barra una gran pancarta con el Se sienten coño tejeriano. Así que andamos acojonados, no sea además que a alguno de los viejillos se le ocurra salir del bar sin cumplir de manera estricta a alguna de las normas y le salga al encuentro algún servidor público porra en mano.
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