ecnología y conocimiento a raudales. Nunca antes el ser humano había sido tan capaz de superar sus propias limitaciones y dominar su entorno. El hombre es capaz de provocar lluvias y sequías, de producir alimentos en masa, de surcar los mares y los aires, de escalar montañas, de viajar a la Luna, de clonar animales -quizá también personas- de crear belleza y alterar los sentimientos con letras, imágenes y sonidos, de fotocopiar casas, de construir puentes y edificios, de transplantar órganos de un cuerpo a otro, de plantar árboles y de arrasarlos después con bombas y armas de ciencia ficción... Y sin embargo, basta un microscópico bicho para poner en jaque a toda la Humanidad. Los científicos se afanan en hallar una vacuna que lo mate o al menos lo contrarreste pero, mientras eso llega, la gente se muere y enferma. Y la economía se resiente hasta límites que aún no somos capaces de vislumbrar. Y a ver cómo educamos (convencemos) a los más jóvenes de que el camino recorrido por sus mayores es el más adecuado para progresar y alcanzar la felicidad. ¡Si no somos capaces de lidiar con los enemigos más pequeños! Y no solo hablo del coronavirus. El opositor ruso Alexei Navalny yace en coma por beberse diminutos átomos venenosos mezclados en una taza de te.
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