Después de varios meses de espera, el verano ya está aquí. Y, con su llegada, el buen tiempo nos invita a disfrutar de planes al aire libre en compañía de nuestras mascotas. Sin embargo, debemos extremar la precaución y prestar especial atención a ciertos riesgos que pueden afectar a su salud.

Si bien puede ser una época para pasar momentos inolvidables con nuestros peludos, conviene recordar que conviene ser precavidos y no bajar la guardia. 

Cuidar de nuestras mascotas en verano nos ahorrará numerosos sustos Freepik

Consejos para evitar sustos 

Para vivir la temporada estival al máximo con nuestra mascota, vamos a repasar una serie de consejos que nos ayudarán a cuidar su salud y a evitar cualquier disgusto. 

Cortar o no cortar, esa es la cuestión 

El dilema de cortar o no el pelo a mascotas de pelo largo y con qué frecuencia hacerlo depende de cada animal. Generalmente, la muda natural y el cepillado frecuente son suficientes para mantener el pelaje en buen estado en perros y gatos.

Sin embargo, algunas razas de pelo muy largo o rizado pueden necesitar cortes extras en climas calurosos, ya que su pelaje está adaptado para climas diferentes. 

Es importante no cortar el pelo en exceso o de manera descuidada, ya que el pelaje actúa como aislante, ayudando a regular la temperatura corporal y protegiendo la piel del sol. 

Asimismo, eliminar esta protección puede causar quemaduras, golpes de calor e insolación. Por ello, es mejor acudir a un especialista en peluquería canina que pueda quitar una capa de pelo sin comprometer la salud del animal.

Es muy importante cuidar el pelo de nuestras mascotas Freepik

Protección contra el calor

El calor en verano representa diversos riesgos para las mascotas, como golpes de calor, deshidratación o quemaduras en las patas por el pavimento caliente. Para prevenir estos problemas, es imprescindible que siempre tengan agua fresca y un lugar con sombra

Del mismo modo, no deben permanecer en lugares cerrados. Los paseos deben realizarse, a ser posible, temprano por la mañana o al atardecer, cuando el aire es más fresco y el pavimento menos caliente, para evitar daños en las almohadillas de las patas.

En el caso de los perros, los síntomas relacionados al calor son el jadeo frecuente, la salivación excesiva, las encías pálidas, la falta de apetito, la desorientación o los problemas de equilibrio. Si estos síntomas persisten, es recomendable una consulta veterinaria.

No te fíes del agua

Es normal pensar que el agua es el mejor remedio contra el calor del verano, ya que muchos perros disfrutan de los baños. Aunque esta actividad les refresca y divierte, es importante bañarlos siempre después de haber estado en el agua, por redundante que parezca. 

Los cauces de agua naturales suelen ser focos de bacterias y hongos. Incluso el agua de mar puede ser problemática si no se les limpia después, ya que la sal irrita su piel y, si tragan mucha agua salada, pueden sufrir problemas de esófago y estómago.

Lo mismo ocurre con quienes tienen piscina: el cloro irrita la piel de los perros y puede hacer que se rasquen compulsivamente. Por eso, siempre es necesario pasar por la ducha después de un chapuzón.

Un perro bebiendo agua para refrescarse Freepik

Las odiosas garrapatas 

Otro problema frecuente para quienes hacen actividades con su perro, especialmente en el campo, es el de los parásitos. Las garrapatas, que también pueden engancharse en otros animales y humanos,  están activas con la llegada del calor.

Se pueden prevenir fácilmente administrando a nuestros animales pipetas para parásitos externos. Si salimos a la montaña, podemos llevar un botiquín con unas pinzas específicas para sacar garrapatas y alcohol para hacer que saque la cabeza de dentro de la piel.

Las orejas son un lugar en el que se concentran las garrapatas. Freepik

Ojo con las alergias

Aunque las alergias se asocian con la primavera, también pueden presentarse en verano, sobre todo en perros y gatos que tienen acceso al exterior. Podemos detectarlas si vemos que se rascan mucho, estornudan con frecuencia o se les forman legañas en los ojos.

Incluso, en casos graves, pueden llegar a provocarse heridas al frotarse o rascarse compulsivamente. Aun así, el gran problema radica en que no se pueden prevenir completamente, ya que los alérgenos están en el aire.

Por lo tanto, la mejor solución es limpiarlo con agua después del paseo para evitar que ingiera partículas al acicalarse. También existen suplementos que pueden mejorar la resistencia contra las alergias y, si es necesario, medicación específica.

Un gato, durante una revisión en una clínica veterinaria. Freepik