Cada vez son más los hogares que deciden incorporar a sus familias una mascota, principalmente un perro o un gato, aunque de momento hay otras opciones que en un futuro próximo serán reguladas por la futura ley de Bienestar Animal, como aves o roedores. Cierto es que hacerse responsable de una mascota conlleva ciertas obligaciones que no pueden ser eludidas y de las que toda la familia debe participar. Pero pronto se descubre que las compensaciones superan con creces el esfuerzo. El cariño y la compañía que se recibe son impagables.

Pero no es el único beneficio que se obtiene de esta convivencia. Los más pequeños de la casa, los niños y niñas adquieren con esta relación una serie de habilidades y ventajas que harán de ellos mejores personas y más sanas.

Dos hermanos juegan a la pelota con el perro de la familia. Freepik

De entrada generan responsabilidad. Que los menores ayuden en las labores de cuidado de las mascotas, desde los paseos hasta la higiene pasando por los paseos y los juegos les hace sentirse responsables de otros, les ayuda a comprender que pueden hacer cosas por sí mismos y para otros.

Esto deriva en otros aspectos, como el mejorar la autoestima al verse capaces de sacar adelante estas tareas, que se ve potenciado por el hecho de sentirse querido de forma incondicional por el perro o el gato, sin ser juzgados ni evaluados. También aprenden el valor de la empatía, del respeto, de la lealtad.

Otro aspecto importante es el de la socialización. Los niños y niñas que conviven con mascotas se unen emocionalmente a ellas y esto les ayuda poder establecer relaciones de calidad con otras personas. El simple hecho de salir a pasear al perros, y esto les pasa también a los mayores, facilita el relacionarse con otras personas, especialmente con los acompañantes de otros perros. Los perros tienden a socializar entre ellos, lo que hace inevitable que los humanos hablen entre ellos. Además, otros niños se acercarán a saludar al perro, lo que les ayudará a hacer amigos en el barrio.

Tener mascotas también ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Lo hacen con grandes y pequeños pero a estos tener alguien con el que jugar, con el que compartir tiempo, con el que entenderse sin muchas explicaciones les ayuda que sus emociones se equilibren. Además, al ser un miembro más de la familia, la sensación de soledad se reduce y en el caso circunstancial de que los padres se tengan que ausentar, las mascotas son un soporte emocional que les ayuda a sobrellevar la separación momentánea sin miedos ni nervios. El simple hecho de acariciar un perro o un gato mejora los niveles de serotonina, creando una mayor sensación de felicidad y tranquilidad.

Gatos y niños pueden ser excelentes compañeros de vida. Freepik

Puede ayudar a tranquilizar a menores con problemas de agresividad o de hiperactividad. Jugar con perros y gatos pueden ser una calmante pero también un estímulo para el cerebro y para el cuerpo. Estos juegos pueden estimular la imaginación y la curiosidad. Además, responsabilizarse de la educación del animal y tener que colaborar en su socialización ayuda a que se hagan conscientes de su propio comportamiento.

En el aspecto físico, con los juegos, paseos y otras actividades les obligan, nos obligan, a llevar una viada más activa, abandonando el sedentarismo. Esto contribuye a mejorar las habilidades motoras, especialmente en los pequeños que están aprendiendo a andar, que se ven estimulados a ello para seguir a su amigo. También contribuye a evitar el sobrepeso al ser una manera de salir a la calle a pesar o a jugar con el perro. Para los mayores, este ejercicio y esta convivencia con una animal también ayuda a mejorar la presión arterial y la reducción del colesterol, lo que ayuda a prevenir problemas cardíacos.

Otro beneficio para la salud que los niños obtienen es que su sistema inmunológico se fortalece y mejora. Estar en contacto con las impurezas de estos animales, con su piel y su pelo lo potencian. De esta forma es más fácil que en el futuro sufran menos alergias y se reduzca el riesgo de asma en el futuro. También según algunos estudios, tendrán menos problemas respiratorios, y en caso de temerlos será más leves.

Está claro que adoptar una mascota, mejor que comprarla, contribuye no solo a incorporar un nuevo miembro a la familia, sino que además supone aportar una vía para lograr una alegría construida en los muchos beneficios que nos regalan, especialmente a nuestros hijos e hijas.