Ya sé que es para consumo solo de los muy cafeteros, pero el serial de los fiscales del Supremo a cuenta de si hay que emplumar o no por terrorismo a Puigdemont es de lo más sustancioso.

De entrada, es difícil encajar la trama en un género concreto. Si no fuera porque el asunto de fondo es muy grave –la libertad de varias personas– estaríamos entre la comedia bufa, el esperpento, la astracanada y el psicodrama.

Como me imagino que, en la mayor parte de los casos, tendrán una difusa idea de lo que les hablo, les empezaré por el último capítulo, que es una perfecta muestra del despiporre que preside la concatenación de acontecimientos. Voy a ello.

Es probable que en las últimas horas hayan visto a la derecha política y mediática bailando la conga de Jalisco porque la Junta de fiscales del Tribunal Supremo tumbó por once votos a cuatro un informe favorable a no investigar al president expatriado por terrorismo. Pero ahora les cuento lo mejor.

Vuelta a la tortilla

Todo ese festejo con los mentones enhiestos se puede quedar en drama sideral y cabezas gachas por los recovecos infernales de los procedimientos jurídicos.

Rechazado el informe (digamos) favorable al líder de Junts, el reglamento marca que debe encargarse uno nuevo a otro miembro de la fiscalía. Otra, en este caso, pues la que ha recibido el recado es la número dos del Ministerio Público, María Ángeles Sánchez Conde.

Cabría pensar que, al elaborarlo, debería guiarse por la decisión mayoritaria de anteayer. Pues ni por asomo. Sánchez Conde es libre para salir por la petenera que le dicten sus conocimientos jurídicos y, puesto que bajo las togas hay personas, su ideología.

Ahí llega lo divertido. La encargada del informe no solo está considerada como progresista, sino que es muy próxima al Fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, un convencido absoluto de que en el caso Tsunami, el terrorismo ni está ni se lo espera.

Añadan que esta vez el escrito no tiene que ser sometido a la consideración del resto de fiscales puesto que va directamente a la Sala que instruye la causa, y ya pueden hacerse una idea del final del folletón. ¿Para este viaje hacían falta tales alforjas?