Recién fallecido escritor y polemista: No hace ni diez días que le dediqué unas líneas aquí mismo por un par de comentarios machirulos y rancios sobre sus facultades reproductivas y su desdén por las mujeres de la edad de Ana Obregón. Nada me hacía sospechar que tardaría tan poco en remitirle otras cuatro letras, esta vez con resabios a obituario, que no a elogio fúnebre. Me limito, pues, a dar cuenta de su repentino tránsito a los 86 años, que son unos cuantos. No discuto que consiguió una cierta celebridad, aunque no fuera tanto por sus méritos literarios como por su capacidad para dar la nota, incluso presumiendo abiertamente de haber practicado la explotación sexual de menores. Ojalá exista ese karma en el que decía creer.