ártir de la auténtica libertad de información asesinada en el Afganistán de los talibanes: me dirijo a usted, pero en su nombre, también a las y los otros 45 periodistas que han perdido la vida en 2021 a manos de quienes los consideraban un peligro para sus intereses. Con una emoción especial por lo cercano para David Beriain y Roberto Fraile, integrantes de la dolorosa lista. Y no puedo dejar de añadir a los 488 colegas encarcelados, los 65 secuestrados o los dos desaparecidos por tratar de contar la verdad a sus respectivas comunidades y al mundo entero. Son todos y todas un ejemplo y, en esta profesión de petulantes pagados de sí mismos, el recordatorio de que hay quien se juega de verdad la vida por contarlo.
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