INCOMPRENSIBLE- Lo último de Yolanda Díaz han sido unas fotos con (inexplicables) poses de revista de moda en el suplemento femenino de un periódico autotitulado "de centro derecha". Cuando, hace bastantes años, Soraya Sáenz de Santamaría hizo algo parecido, le cayeron yoyas y cargas de profundidad de todos los colores.
En el caso que nos ocupa, a la hora de escribir estas líneas solo he consignado un par de tontunas extremodiestras. Entre las huestes progresís, silencio absoluto. Empieza a ser patrón de conducta porque tampoco se ha dicho casi nada en esa bandería de la anterior salida de pata de banco de la vicepresidenta y supuesta esperanza blanquísima de la izquierda. Y esa sí que fue una rajada de manda carallo. Sin rubor, el pasado jueves confesó (o denunció, elijan el verbo más adecuado) que antes de la irrupción de la pandemia, en febrero de 2020, ella dio la voz de alarma de la que se venía encima y sus compañeras y compañeros del Consejo de ministros le hicieron luz de gas.
Un hostión del nueve largo para su inmediato superior en el organigrama, Pedro Sánchez, pero también para el entonces vicepresidente, Pablo Iglesias, y para la titular de Igualdad, Irene Montero, entre otras y otros.
CABREO ENTRE LOS 'SUYOS' - Aunque sus palabras fueron inequívocas y ni el más lamedor de plantas de los pies se atrevería a salir con el comodín del "fuera de contexto", cuando se dio cuenta del cristo que había montado, pergeñó un tuit echando la culpa de los estragos del virus al PP. Daba igual. Para ese instante el mal estaba hecho. La parte socialista del gobierno español se lanzó en tromba a ciscarse en sus muelas bajo la cobardona fórmula de "fuentes del Ejecutivo". La fracción rojimorada, a la que ella supuestamente pertenece, se comió las ganas de irse a Twitter a poner de vuelta y media a su presunta compañera, pero de barricada adentro, las invectivas llevaban arsénico y no por compasión, precisamente. El desprecio por Díaz es ya odio indisimulado entre los integrantes del núcleo duro de Podemos.
¿Y SU PROYECTO? - No entraré en esas reyertas, pero desde mi cómoda butaca de patio, sí anotaré que soy incapaz de explicarme los últimos movimientos de quien hasta hace muy poco me parecía una política solvente que destacaba cien traineras sobre la media. Se diría que su elevación a luz y guía de la izquierda fetén se le ha subido a la coronilla. Por lo demás, este es el minuto en que, por más actos pomposos que haya convocado, seguimos sin conocer ni una palabra concreta del proyecto que supuestamente va a encabezar.