emerario primer ministro de Gran Bretaña: Los libros de Historia hablarán, sin duda, de su decisión de acabar con todas las restricciones cuando se le están reventando los números de contagios y vuelve a tener los hospitales con la lengua fuera. Quizá pase por el visionario que tras pedir que le sujetasen la pinta consiguió la inmunidad de rebaño por las bravas o como el aprendiz de genocida que provocó decenas de miles de muertes. Ojo, que serían a sumar a las del principio de la pandemia, cuando su soberbia asesina le llevó a diezmar bestialmente el censo del Reino Unido. Luego le tocó a usted lidiar con el bicho y no la diñó de milagro. Parecía que había aprendido la lección, pero estamos comprobando con horror que no ha sido así. Y nadie puede pararlo.
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