Margarita Robles era la ministra favorita en Diestralandia. Era. En pasado. Ahora es lo peor por haber dicho que la sentencia del TC que declara ilegal el confinamiento era una elucubración doctrinal. El cada vez más sobreactuado Julio Valdeón (tiene que compensar que su jefe, Francisco Marhuenda, anda de lo más zen) dispara sus venablos contra la magistrada en excedencia: "Cada vez que alguien como la ministra invoca el sentido de Estado muere un fusible del 78. Los españoles deberían reaccionar con indignación ante las invocaciones de unas razones de Estado que en cualquier circunstancia y lugar prologan y nutren la arbitrariedad y la injusticia". Antes, el escriba se había cascado una frase como la que sigue: "El sentido de Estado habría justificado la caza del hombre en el País Vasco de los patriotas del amonal y otros psicópatas con boina". Las obsesiones, siempre presentes.
En El Mundo, Fernando Palmero se sube también a la banqueta y apuntando a Robles dispara contra todo el gabinete. Populistas, que son unos populistas: "Porque en el modelo al que aspira el equipo de ministros de Sánchez, el Parlamento y los tribunales deberán quedar reducidos a su mínima expresión formal. Ningún otro poder puede interponerse entre el Ejecutivo y la voluntad del pueblo, única fuente de legitimidad para colonizar el Estado. Si el pueblo ha determinado en las urnas quién debe gobernar, el resto de diputados son mera comparsa. También los jueces, a los que nadie ha votado, deberán ponerse al servicio del Gobierno. O ser sustituidos".
De mayor el tal Palmero quiere ser Federico Jiménez Losantos. La pena para él es que el auténtico escribe también en su diario, y le bastan dos líneas para ser mucho más bruto: "El covid-19 sólo ha sido la herramienta en que basar su tiranía. No ha salvado vidas; al revés: ha provocado más muertos que en ningún otro país. Y, deliberadamente, nos ha llevado a la ruina". Y sin apartarse el tupé de los ojos.
En ABC también ha corrido la misma consigna. "Contra los jueces, otra vez", cacarea el director, Julián Quirós. Bien es verdad que uno va al texto y se encuentra una faena de aliño en la que se encuentra el modo de echarle la culpa al defenestrado Iván Redondo: "Conviene preguntarse si es verdad que Iván Redondo ha sido desalojado de La Moncloa. La huella dejada llega tan hondo que el Gobierno sigue funcionando conforme a las elucubraciones doctrinales del que fuera gurú implacable de Pedro Sánchez".
En el editorial del vetusto, ya sin citar a Iván el terrible, nos vamos haciendo una idea de que lo que se quiere es que Sánchez dimita: "Lo que ocurre es que esta sentencia es un lastre para la credibilidad el Gobierno porque viene a avanzar que el poder plenipotenciario que quiere arrogarse Sánchez, por ejemplo con la futura reforma de la ley de seguridad nacional, es inviable. Pero ni por asomo Sánchez se plantea dimitir. La ofensiva del Gobierno para lograr la supeditación y el control total de los órganos esenciales del Estado es preocupante". Como ven, eso se parece un par de huevos a lo que han leído arriba.
O a lo que van a leer aquí abajo, esta vez firmado en La Razón por el incombustible Iñaki Zaragüeta: "Me da la impresión de que si nos encontráramos ante una democracia moderna, consolidada, la puerta de salida estaría abierta invitando irremediablemente a la dimisión. ¿Por qué? porque tengo la convicción de que conocía la inconstitucionalidad, si no perfectamente sí al menos la presagiaba, a la vista de las opiniones vertidas en su momento por reconocidos expertos del Derecho constitucional".
Olvidamos la sentencia y, de vuelta a ABC, nos encontramos a Luis Ventoso cabreado (cuándo no) por dos ausencias en el homenaje de ayer a las víctimas de la pandemia: "Es muy desagradable que una vez más los presidentes de Cataluña y el País Vasco se hayan negado a acudir, porque tras ese plante solo late un complejo de superioridad de ribetes supremacistas, que les lleva a considerar que ellos están por encima y no pueden mezclarse con la plebe española".
Y par el final les he guardado una loa de Antonio Robles a Isabel Díaz Ayuso en Libertad Digital. Dudo que sean capaces de terminar el texto sin sonrojarse: "Podía haber sido Álvarez de Toledo. No la dejaron, le cortaron las alas sin advertir que se las quebraban a España. Pero será Isabel, de nuevo otra Isabel, quien sacuda a España de sus complejos. Con ella nacerá una generación libre del fantasma de Franco, del estigma de facha por el mero hecho de ser español. No es esclavo el que lleva cadenas, sino el que las asume. Y Ayuso las exhibe con orgullo contra sus acosadores. Y, como si su campaña populista de "Comunismo o libertad" fuera una premonición, el pueblo cubano encarcelado en su propio país acaba de convertir la maldita cárcel cubana de "patria o muerte", en "patria y libertad". El aleteo de Isabel puede marcar una época". Se ha ganado que la presidenta de Madrid le ponga una oficina de la coba, como poco.