Don Florentino, todos somos contingentes, pero usted es necesario. Con alguna excepción, la diestra mediática se postra ante el anuncio de los ricachos del fútbol de montarse rancho aparte. Y se hacen notar las cabeceras que son propiedad de grupos de comunicación que van a pillar cacho del invento. La Razón es el diario que menos disimula. "Chantaje de la UEFA al fútbol" denuncia a todo trapo en primera sobre una foto del presidente del Real Madrid en alegre cháchara con Josep Pedrerol en El chiringuito.
En el editorial, titulado "Una Superliga que llama a la excelencia", festival de bofetadas para el organismo que rige el fútbol europeo: "Intolerable, que la UEFA amenace indignamente a los jugadores con impedirles formar parte de sus selecciones nacionales. Porque, todo hay que decirlo, son los clubes quienes cargan con todas las inversiones, quienes se arriesgan económicamente en cada decisión, quienes cuidan de verdad del Fútbol base y quienes, al fin y al cabo, han llevado este deporte a cotas de excelencia que eran impensables. Por ello, les asiste el derecho a reconducir lo que la burocracia de la UEFA, que se cobra la parte del león, no ha sido capaz de hacer: un marco deportivo en el que compitan los mejores".
Hasta Jorge Fernández-Díaz se apunta a la fiesta: "La Superliga puede ser una UE futbolística que fortalezca el proyecto europeo y debilite los Estados-Nación. De momento, Boris Johnson y Macron ya se oponen". En la página anterior, más de lo mismo, con la firma esta vez de Jesús Rivasés: "El proyecto, deportivo y económico, de la Superliga no es perfecto, sin duda. Puede y debe afinarse y quizá se retrase algo, pero antes o después será un referente mundial, pilotado además por una compañía española. Tratar de impedirlo es tan inútil como intentar poner puertas al campo. Lo veremos".
También en Libertad Digital, donde huelen que alguna migaja puede caer, andan de celebración. Juan Manuel Rodríguez compara la iniciativa con el descubrimiento de América, el del Radio y la Revolución Francesa. Tal cual: "Ni uno se puede enterar menos de lo que está pasando a su alrededor. Bueno, sí se puede: el 14 de julio de 1789, Luis XVI, que andaba de cacería, apuntó lo siguiente en su diario: 'Nada', aludiendo a que no había conseguido presa alguna. De repente, un mensajero irrumpió en su habitación y le dijo '¡Su Majestad, han tomado la Bastilla!' '¿Es una revuelta?', preguntó Luis. 'No, Sire, es una revolución'. Ceferin, es una revolución". Para no iniciados, el tal Ceferin al que se alude el presidente de la UEFA.
En El Español de Pedro Jota Ramírez la alegría es tan honda que se le dedica a la cosa no uno sino dos editoriales. En el primero, titulado "Un paso adelante necesario para el fútbol", leemos: "Nada habla mejor del futuro que le espera a la Superliga que presidirá Florentino Pérez que las subidas de los dos únicos clubes miembros que cotizan en bolsa. La Superliga beneficia a aficionados, clubes y jugadores. El fútbol, con ella, da un paso de gigante".
El segundo editorial lleva un pescozón a quienes no acaban de ver la iniciativa de los señoritos de la pelota, empezando por Moncloa. "La irrelevante opinión del Gobierno sobre la Superliga" es el encabezado. La conclusión es liberalismo futbolero de manual: "Mal vamos si hay que recordar que los clubes son empresas privadas y los futbolistas, meros asalariados con contratos que les ligan a sus empleadores, no a las administraciones o a las federaciones nacionales de fútbol".
Eso, como les digo, sobre la oposición del gobierno español, que según la descacharrante versión de Vózpuli, en realidad es cosa de Podemos y del PNV. Como lo leen: "Podemos y el PNV fuerzan a Sánchez a tumbar la Superliga de Florentino", abre su portada el diario digital de Jesús Cacho. En la información no se entran en muchos más detalles: "La Moncloa emitió un comunicado a última hora de la tarde del lunes para posicionarse en contra de este modelo de competición. En el ánimo del Gobierno ha pesado el rechazo expreso a la iniciativa de Pérez que han mostrado tanto Podemos como el PNV".
Terminamos con la postura más tibia, que es la de El Mundo. Del editorial cabe entender que está a favor, aunque prefiere que la sangre no llegue al río: "La pandemia y los nuevos usos sociales -es cada vez más difícil atraer a las nuevas generaciones- obligan al fútbol a renovarse, y esa renovación deben liderarla los clubes más atractivos, que tiran de la industria y permiten su desarrollo a todos los niveles. Ni la FIFA ni la UEFA ni las ligas o federaciones son instituciones públicas, y los escándalos de corrupción han punteado su reciente historia; pero la guerra o el cisma forzoso no son la mejor manera de dirimir diferencias". Llamtiva moderación.