Volvemos del súper cargados con las bolsas de la compra y llega el momento de guardarlo todo en su sitio. Es importante que no se rompa la cadena del frío para evitar así intoxicaciones alimentarias causadas por la proliferación de bacterias y microorganismos patógenos en ciertos alimentos expuestos a temperaturas cálidas o templadas.
En la tienda, echaremos en primer lugar al carro los alimentos que no necesitan frío, después los refrigerados y por último los congelados. En el caso de estos, utilizaremos bolsas isotérmicas para llevarlos a casa y será lo primero que recogeremos nada más llegar, seguido de los alimentos frescos.
Temperatura idónea
En el frigorífico, las carnes y pescados deben estar en la zona más fría de la nevera, la más próxima al congelador, a una temperatura de entre 1 y 4ºC, y el resto, frutas y verduras, en la más templada, a entre 5 y 8ºC.
Una buena forma de controlar la temperatura del frigorífico es colocar en la zona fría un vaso con agua y un termómetro en su interior. La temperatura del congelador debe ser inferior a los -18ºC.
Para que circule el aire alrededor de los alimentos y se refrigeren correctamente, colócalos guardando una distancia entre ellos. Pon lo nuevo detrás y lo más próximo a caducar, delante para evitar así el desperdicio de comida. De vez en cuando echa un vistazo a la fecha de caducidad de los productos y, si alguno está caducado o en mal estado, deshazte de él de inmediato.
Restos de comida
La comida ya cocinada merece una mención especial. Si el fin de semana has preparado comida para consumirla durante los días siguientes o si te ha sobrado algo y quieres guardarlo para otro día debes hacerlo de la forma adecuada.
En primer lugar, mete la comida en la nevera cuando aún esté templada para evitar que puedan proliferar las bacterias al enfriarse a la intemperie. Hay que tener en cuenta que un alimento contaminado no siempre se ve raro o huele mal.
Nunca guardes en el frigorífico la comida ya cocinada en el mismo recipiente en el que la has cocinado o consumido; pásala a otro contenedor hermético y que sea de un material adecuado, preferiblemente cristal.
Los envases, una vez abiertos, pueden aguantar dos días en la nevera. No obstante, siempre es bueno tomar precauciones y envolverlos en plástico o cerrarlos con pinzas, y si las sobras están en una lata, mejor cambiar el producto sobrante a otro recipiente.
Aptos para el consumo
Ya hemos visto que es importante guardar correctamente la comida en la nevera y hacerlo lo antes posible. En cuanto al tiempo que dura cada alimento en perfectas condiciones, va a depender de cada grupo de alimentos y de sus características. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) proporciona los tiempos estimados para una perfecta conservación tanto en el frigorífico como en el congelador.
Productos frescos
Filetes de ternera: 2-4 días / 6-12 meses
Pollo o pavo: 1-2 días/<=12 meses
Chuletas de cerdo: 2-4 días/4-6 meses
Carne picada: 1-2 días/3-4 meses
Salchichas frescas: 1-2 días/1-2 meses
Lata de salchichas (abierta): <=1 semana/No
Fiambre y embutidos: 3-6 días/1-2 meses
Huevos: <=3 semanas/No
Yema o clara de huevo: 2-4 días/<= 12 meses
Mayonesa (tarro abierto): <=1 mes/No
Alimentos ultracongelados: No
Platos preparados: 2-4 días/3-4 meses
Salsas y caldo de carne: 2-3 días/2-3 meses
Sopas: 2-4 días/2-3 meses
Pan: No/3-6 meses
Mantequilla: 3-4 semanas/6-8 meses
Pescado blanco: 1-2 días/6 meses
Pescado azul: 1-2 días/< =3 meses
Leche fresca abierta: 1-2 días/< =3 meses
Leche UHT: 3-4 días/No
Comida cocinada
Huevos cocidos: 7 días
Preparaciones con huevo: 2-3 días
Arroz y pasta: 2 días
Legumbres: 2 días
Verduras: 3-5 días
Carnes, pescados y mariscos: 3-4 días
Estofados: 3-4 días
Carnes rellenas o con salsa: 1-2 días
Estofados, guisos y caldos sin carne ni pescado: 3-4 días
Caldos y guisos: 1-2 días
Además de conservar la nevera limpia y ordenada, es importante llevar un control de los alimentos que guardas en ella. Hacer una compra semanal ajustada a lo que se va a consumir te ayudará a no acumular demasiada comida en el frigorífico y a evitar que al final acabe en mal estado o caducada, con el consiguiente peligro para tu salud y perjuicio para tu bolsillo.