Pocas cosas hay menos agradecidas que las tareas del hogar. No son remuneradas, ni reconocidas, ni agradecidas en la mayoría de los casos.
La limpieza de la casa es una labor que genera sentimientos encontrados. Nunca viene bien meterse en faena, pero cuando todo está limpio y ordenado el sentimiento de bienestar físico y mental que experimentamos no tiene precio.
Lograr un ambiente adecuado en nuestro hogar es una de las bases de la filosofía cleanfulness: la sensación de paz y armonía que alcanzamos con el orden y la limpieza en el hogar.
Esa sensación de equilibrio y sosiego que experimentamos al cuidar de nuestro entorno hace que mejore nuestro estado de ánimo. Por ello hay que ver en el cleanfulness una forma de reconciliarnos con las tareas del hogar, ya que mientras despejamos la casa lograremos hacer un reset a nuestra mente.
Aunque la teoría parece sencilla, seguro que no nos vamos a convencer de la noche a la mañana de las bondades de realizar las tediosas labores del hogar. Nos llevará un tiempo cambiar el chip, pero si nos dejamos llevar por el cleanfulness tal vez llegue un día que lo consigamos.
A continuación te proponemos ocho consejos para convertir tu casa en tu templo zen.
- Abrir las ventanas de par en par. No solo premitirá renovar el aire de las habitaciones sino que la persona que está haciendo esas tareas de limpieza podrá respirar profundamente ese aire puro que llega del exterior. Una buena forma de purificar tanto la vivienda como el interior del cuerpo.
- Ambiente purificado. Atribuir determinados olores a cada estancia del hogar mediante difusores aromáticos o ambientadores naturales nos ayudará a otorgarle una personalidad diferente a nuestra casa.
- Una buena planificación. No puedes hacer todo a la vez, así que lo mejor es que establezcas prioridades y fijes el tiempo que quieres dedicarle a cada una de las labores. Hazte una agenda de rutinas diarias o semanales que sea realista y se adapte a tu ritmo de vida. Trata de ver la parte positiva de lo que haces: limpiar los cristales te permitirá cargarte de la luz del sol y de energía positiva; cambiar las sábanas, pensar en la sensación que da acostarse en una cama recién hecha; pasar el aspirador, disfrutar del brillo que desprende un suelo limpio...
- Repartir las labores. Las labores del hogar no tiene por qué realizarlas una sola persona. Es responsabilidad de todos los convivientes que la casa esté en perfectas condiciones. Se pueden repartir en función de las capacidades o preferencias de cada persona. Recurrir a la tecnología también ayuda. Por ejemplo, un robot aspirador nos permitirá ganar tiempo para hacer otras cosas mientras él limpia los suelos.
- Vivir el presente. Poner atención plena en lo que hacemos, ya sea fregar, limpiar los baños, poner la lavadora, hacer la comida, quitar polvos u ordenar armarios, hará que nuestra mente se evada del estrés y de los problemas cotidianos.
- Nuestra música favorita. Acompañar las tareas del hogar con la música que más nos gusta hará que nos cueste menos realizarlas. Seguro que nuestros temas favoritos hacen que abordemos la limpieza con otro ánimo. Además, puedes considerarlo un deporte doméstico, ya que seguro que con tanto ajetreo quemas un buen número de calorías.
- No perder la esperanza. No vas a experimentar el cambio de la noche a la mañana. Con la práctica conseguiras ver cómo esa corriente de paz mental y de tranquilidad se va adueñando de ti. Además, no puedes pretender acabar con toda la suciedad y el desorden de un día para otro.
- Premio al esfuerzo. Tómate un café, un té o una infusión como premio al trabajo bien hecho. Disfruta de la sensación de bienestar que te produce tanto tener la casa limpia como mejorar tu paz interior.
No sé si seguir estas pautas logrará que te reconcilies con las tareas domésticas, pero por lo menos hará que hacerlas te resulte un poco más agradable.