El apellido Perurena remite a un solar centenario en el valle de Baztán, donde un viejo caserío de piedra cobijó a quienes dieron nombre al linaje. Reconocido noble por el Tribunal de Pamplona en 1780, aquel escudo jaquelado de plata y sable (cuadrícula blanca y negra) se convirtió en sello de identidad: un guiño heráldico a la dualidad entre firmeza y elegancia.

Durante generaciones, los Perurena fueron carniceros y afianzaron su presencia en Leitza, Aoiz y Legasa. Cada pedazo de chorizo colgando en la carnicería familiar hablaba del mismo empeño con que, siglos más tarde, se alzarían piedras de cientos de kilos en las plazas de fiestas navarras.

Los Perurena, con su casa solar de Irurita como punto de partida, han trazado un destino poliédrico: Iñaki, el padre del harrijasotze moderno; Inaxio, el heredero que aúna fuerza y saber médico; Maite, que confecciona chalecos deportivos personalizados con su firma 301 K; y Xabier, el carnicero que también brilla ante las cámaras. Mucho más allá de lo puramente físico del deporte milenario que hizo este apellido famoso, los Perurena han ido mucho más allá capitaneando proyectos relacionados con museos al aire libre, tablas de rodaje, costura, la carnicería familiar o la fisioterapia.

Iñaki y Xabier Perurena compartieron rodaje en la mítica serie de ETB ‘Goenkale’, reafirmando su pasión por la televisión y la interpretación.

Iñaki y Xabier Perurena compartieron rodaje en la mítica serie de ETB ‘Goenkale’, reafirmando su pasión por la televisión y la interpretación. Redacción DNA

Un linaje esculpido en la tradición

Aunque el apellido se extiende hoy por distintos puntos de Euskal Herria y más allá, en Leitza permanece el epicentro de la saga. Allí, las paredes de la tienda familiar, abierta en febrero de 1974 por José Ramón Perurena y María Gartziarena, guardan retratos de los primeros levantamientos y recortes de prensa. En ese mostrador, hoy atendido por Xabier y por el mismo Iñaki en jornadas señaladas, late el pulso de un pasado que renace cada jornada al despiezar un solomillo o servir un chuletón.

Iñaki e Inaxio en 2011.

Iñaki e Inaxio en 2011. Unai Beroiz

Vocaciones cruzadas: fuerza, oficio y escena

Desde muy niño, Iñaki supo que la piedra sería su destino. A los diez años jugaba en el patio con cantos que encontraba junto al río, imitando sin saberlo la técnica que lo catapultaría, veinte años después, a batir récords mundiales: 320 kg alzados a dos manos, 1.700 repeticiones de 100 kg en nueve horas…

Hubo una época en la que Iñaki parecía no tener límites, como cuando en febrero de 1988 elevó una piedra de 305 kilos y luego 310 al año siguiente, o como cuando en el Pabellón de Deportes de La Casilla (Bilbao) levantó 315 kilos, un récord histórico que suponía levantar 190 kilos por encima de su peso. El 14 de junio de 1999 el Gobierno de Navarra le impuso la Medalla de Oro al Mérito Deportivo. Una distinción merecida para un hombre que estaba considerado como el mejor levantador de la historia.

En la imagen podemos ver a Inaxio Perurena realizando una exhibición con la piedra cilíndrica en el festival de herri kirolak de San Fermín. Iban Aguinaga

Sin embargo, su grandeza no se midió solo en kilos. Poeta, escultor y bertsolari, cultivó la palabra y el barro tanto como el músculo. Actuó en la mítica serie Goenkale, participó en espectáculos de improvisación y dejó versos grabados en su libro Harria mundu, mundua harri.

Ese amor por la expresión abrió camino para sus hijos. Inaxio, el mayor, creció entre piedras y poemas. Con 32 años, alcanzó 308 kg en uno de sus emblemáticos levantamientos, pero su interés por el cuerpo humano lo llevó a estudiar fisioterapia. Hoy dirige un centro de masajes en Leitza y aplica su experiencia deportiva al cuidado ajeno, a la vez que presta su voz de guía en el museo Peru‑Harri.

Inaxio afina su técnica en el frontón propio del museo y diseña un programa de entrenamiento para chavales; su centro de masajes se perfila como referencia en el Pirineo. Nerea Mazkiaran

Maite abrió el pasado año en la plaza de Leitza HARRI · HARI TOKI, Aitaren harriak eta amaren hariak, un espacio en torno a la piedra (las piedras de mi padre y los hilos de mi madre) y donde se cobija el proyecto 301 K, dedicado a la confección artesanal de chalecos deportivos personalizados para el levantamiento de piedras y con una línea de ropa de calle inspirada en la deportiva. “Creamos ropa deportiva para la plaza y de vestir, para la calle”.

Todas sus creaciones se pueden comprar en la página web de la marca ‘www.301kilo.com’.

Todas sus creaciones se pueden comprar en la página web de la marca ‘www.301kilo.com’. Nerea Mazkiaran

Xabier, en cambio, encontró su escenario en la cámara. Tras formarse en Bilbao, conquistó al público de ETB1 en Goenkale y luego saltó a producciones estatales como Doctor Mateo o La Casa de Papel. No renunció al mostrador familiar: compagina rodajes con turnos en la carnicería Perurena 1974 y aprovecha sus redes sociales para fusionar recetas de la casa con primicias de su próxima película, demostrando que el arte también se cuece a fuego lento.

Apareció durante las cinco temporadas grabadas entre 2009 y 2013 en ‘Goenkale’ y ha participado en numerosas series de televisión estatales.

Apareció durante las cinco temporadas grabadas entre 2009 y 2013 en ‘Goenkale’ y ha participado en numerosas series de televisión estatales. Boomerang TV

Museo Peru-Harri

En 2009, Iñaki e Inaxio inauguraron en Leitza el museo Peru‑Harri, un parque escultórico al aire libre donde el visitante no solo admira gigantes pétreos, como el “Cantero” de 40 toneladas, sino que los palpa, los alza y aprende su historia. Bajo la guía de Maite Zubitur, la matriarca, y de sus propios herederos, cada piedra cuenta un fragmento del País Vasco: su geología, sus mitos, sus oficios...

Las visitas incluyen exhibiciones prácticas, donde quien lo desee puede emular a los maestres levantando un canto original. “Aquí se respira la fuerza de quienes hace siglos labraron estas montañas”, explica Iñaki en una de las salas al aire libre, mientras mueve un bloque que parece desafiar la gravedad.

Ese museo, también tienda de recuerdos y centro de encuentros, ha convertido el pequeño Leitza en destino obligado. Turistas y amantes de la cultura vasca confluyen en un espacio que, como la carnicería o las pantallas de televisión, refuerza la idea de que el apellido Perurena no es un mero apellido: es un cruce de caminos entre fuerza, identidad y relato compartido.

Presente en plena ebullición

Hoy, Iñaki -a sus 68 años- sigue ofreciendo charlas sobre euskera y deporte, participa en documentales y organiza talleres de bertsolaritza en pueblos vecinos. Mantiene la carnicería a pleno rendimiento y, siempre que puede, acomete alguna exhibición con piedra más ligera, para recordar a las nuevas generaciones el origen de todo.

Iñaki Perurena en su museo Peru-Harri en 2011. Javier Bergasa

Inaxio afina su técnica en el frontón propio del museo y diseña un programa de entrenamiento para chavales; su centro de masajes se perfila como referencia en el Pirineo. Entre citas médicas y demostraciones, sueña con levantar de nuevo aquellos 308 kg que lo hicieron famoso.

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Lo de Maite con su proyecto 301K va viento en popa, y todas sus creaciones se pueden comprar en la página web de la marca www.301kilo.com, aunque asegura que “tengo la responsabilidad de hacerlo bien. Voy despacio”.

Xabier, mientras tanto, apareció durante las cinco temporadas grabadas entre 2009 y 2013 en Goenkale, ha participado en numerosas series de televisión estatales y en 2014 vio cumplido un sueño con su primer largometraje: Parle vu euskera