Desde que era muy pequeña Lara Carrasco González siempre ha visto coser a su madre . Además de que arreglaba ropa para “sacarse un extra”, hacía pequeños vestidos “o algo parecido” para las muñecas de Carrasco con la tela que sobraba.

De hecho, debía ser algo que le apasionaba, pues también le regalaron una máquina de coser. Sin embargo, esta pasión se quedó estancada hasta hace cinco años cuando decidió aprender a coser en una academia en Milán (Italia). De ahí, enseguida, nació Ekhilore.

Para aprender dicha labor, la artesana realizó un curso base de tres meses con una hora y media de clase a la semana. Este estaba enfocado a aprender el conocimiento base, sin embargo, era muy práctico porque se buscaba realizar al menos cuatro piezas. Algunas de sus compañeras hicieron ropa, pero ella tenía claro que quería montar una marca para poder trabajar en ella desde casa en un futuro.

Por lo tanto, le pidió a la profesora que le enseñara solo a hacer mochilas y accesorios, ya que “quería aprender poco pero bien”. De esta forma, estuvo perfeccionando en todas las clases el mismo patrón, repitiéndolo cada día y cosiendo y descosiendo una y otra vez hasta que saliera lo más profesional posible.

La artesana textil Lara Carrasco. Cedida

“Desde el primer día del curso hasta hoy sigo aprendiendo de forma autodidacta y hay cosas que te salen bien y otras fatal. Lo que pasa es que cuando repites cien veces el mismo neceser ya eres muy buena haciendo neceseres. Igual no sabes coger un bajo, pero los neceseres los haces con los ojos cerrados. Creo que por una vez hice bien en enfocarme en una sola cosa, y practicar una y otra vez”, explica Carrasco. 

Respecto al tiempo que invierte en cada creación, este depende de si se trata de un nuevo patrón o no. En ese caso, puede tardar semanas en sacarlo bien mediante la prueba y error, pero una vez que lo tiene, la pieza que más tarda en sacar le lleva una hora y media, y la que menos 20 minutos.

Además, insiste en destacar que este trabajo no es como un hobby, pues el tiempo que tarda en hacer una pieza es fundamental, ya que es donde puede sacar algo de margen de ganancia. “Por eso para mí es muy importante poner en valor la importancia de lo artesanal”, señala la artesana.

En su opinión, no hay nada fácil en emprender, aunque eso no significa que no merezca la pena cada esfuerzo. Por eso, y en cuanto al material, después de casi cuatro años Carrasco sigue buscando proveedores para mejorar los márgenes de ganancia, los cuales ha ido mejorando según ha podido invertir.

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“Lo más importante es disfrutar de todas las etapas de estos años, seguir creciendo a pesar de las dificultades y buscar ventanas donde se cierren puertas”, destaca.

Lara Carrasco encara su futuro de frente y con una sonrisa si es posible. Y es que 2025 viene diferente para ella, ya que se ha quedado embarazada y para cuando se publique este artículo, su semillita tendrá 10 semanas. Personalmente, considera que se le viene el reto más difícil: ser madre y emprendedora con una vida entre dos países.

Y aunque reconoce que está asustada, también está emocionada al mismo tiempo porque cree que ha llegado un momento en su vida donde algunas cosas cogerán más fuerza. Entre ellas, el trabajo online como consultora de marca personal para artesanas, la venta por web y apostar por ferias más grandes. “No quiero limitarme, solo escucharme y ver cómo gestionarlo”, sonríe.

Tiene claro que, vaya como vaya, los recursos están en ella, y ya se siente hipersatisfecha hasta donde ha llegado con Ekhilore. Gracias a su transparencia en redes, Lara Carrasco nos recuerda que si algún artista o artesano necesita ayuda, estará encantada de contestarle a sus preguntas.

“Es importante para mí decir a esta comunidad que no se sientan solas, que no lo están. Somos muchas las que hemos pasado por el sueño de construir una marca artesanal y hay gente majísima dispuesta a darte una mano”, concluye.

La máquina de coser con la que se realizan las creaciones de Ekhilore.

La máquina de coser con la que se realizan las creaciones de Ekhilore. Cedida

Los mejores consejos para empezar en este mundo artesanal

Con toda la experiencia que posee, Lara Carrasco considera que invertir en marca personal, incluso antes de empezar a emprender, es fundamental. “Para vender no vale con solo saber coser o saber hacer algo muy bien. A día de hoy es muy importante conectar con las personas y saber por qué haces lo que haces y vendes lo que vendes. Parece muy obvio, pero este trabajo marca la diferencia entre una marca consciente y otra creada sin reflexionar”, cuenta la artesana textil.

Por esto, considera que es necesario crear una comunidad con otras personas de tu campo, ya que emprender es un camino muy solitario en el que ayuda mucho estar en comunidad. Además, también le hubiera venido bien oír y saber en qué invertir al principio. Por eso, nos recuerda que hay muchos tipos de ferias y mercados, si la idea es querer ser artesana, es importante buscar lugares donde pongan valor a este factor e informarse bien respecto a ello.

Por otro lado, nos cuenta que hay que tener cuidado con la palabra artesanía, ya que hay veces en las que la gente compra y revende piezas hechas en otros países y las califican como artesanía, lo que perjudica al artesano local. Aun así, nos recomienda no bajar los precios si no se vende y hacer una formación con una consultora para poner en valor los productos y el trabajo.

“A veces no vendemos por muchos factores más allá del precio, por eso es importante tener una guía externa que te ayude a construir tu marca, sobre todo al principio. Así puedes ir con las ideas más claras, la autoestima reforzada y poner en valor tu arte desde el minuto uno. Vas a escuchar cosas bonitas y cosas duras. Quédate con lo bueno y de lo malo haz limpieza. Confía en ti y en tu proyecto”, nos aconseja con sabiduría Carrasco.

Varias de las creaciones de Ekhilore. Cedida

Diferentes canales para llevar a cabo un buen trabajo de comunicación 

Respecto a su presencia en redes sociales, la artesana Lara Carrasco considera que en el momento en el que decidió crearse un perfil y enseñar lo que hacía, consiguió crear algo maravilloso: su comunidad Ekhilover. 

Sus comienzos se remontan al momento de la pandemia, por lo que los principales factores que dieron lugar a este hecho, se basaron en su intención de crear y construir una marca cercana. Y es que nunca ha querido convertirse en influencer o crecer mucho y de golpe. Además, buscaba crear cosas útiles para la sociedad donde su propósito con Ekhilore fuera mas allá de ella misma para poder contribuir al bienestar de las personas que en ese momento era crear mascarillas, y a eso se puso.

Pese a todo, a día de hoy su trabajo en redes es menos constante porque sus dos manos “no llegan a coser tanto como me gustaría”. Sin embargo, las cuida bien porque publica cuando tiene algo que decir o algo que aportar a su comunidad. Además, fue con su primer sueldo con el que invirtió en formarse como Consultora de Marca Personal, y a día de hoy, ayuda a marcas que necesitan poner foco, tener una comunicación efectiva en redes o fuera de ellas. Y esto se transforma en más ventas y mayor crecimiento.

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Aparte de su perfil en Instagram como @ekhilore, a día de hoy, también tiene una página web y WhastApp Businnes. Y como buena artesana, su comunidad la puede encontrar en las ferias de artesanía. “Sin menospreciar el valor que las redes me ofrecen, que es mucho, con mucho trabajo mío personal y dedicado, creo que podría seguir creciendo como marca sin ellas, pero sería diferente y tendría que replantearme muchas cosas. Lo más importante es no dejar en ellas todo tu trabajo de comunicación, hay que buscar otros canales”, apostilla Carrasco.

Lara Carrasco en una de las ferias de artesanía. Cedida