Aunque es arquitecta de formación, Ana Oliver Ruiz (Sopelana, 1996) ha abierto un taller textil en Gros, uno de los barrios más pintorescos y auténticos de Donostia. Allí diseña, teje y confecciona las piezas de su marca Larsson Textil Design y da clases de telares.

Su pasión nació, sin duda, de su abuela y de su madre. “Ellas me han transmitido todo lo que sé sobre el textil. La influencia sueca de mi abuela me ha hecho valorar y apreciar el diseño y la artesanía tal y como la entienden en los países nórdicos. Mi madre, diseñadora textil, tuvo un taller cuando yo era pequeña y me encantaba pasar tiempo con ella entre los telares y los hilos. Me enseñó la importancia de las cosas hechas sin prisas, con calma y disfrutando del proceso”, advierte.

Ana Oliver Ruiz es el alma de Larsson Textil Design Cedida

La verdad es que en España es difícil conseguir telares e hilaturas específicas para la tejeduría, señala, pero en su caso, tiene la suerte de tener los proveedores suecos que tenía su madre cuando montó su taller en Sopelana.

Dedicarse a lo que realmente le apasiona fue una decisión que le costó tomar. “Da mucho vértigo, pero cada vez que miro atrás pienso en lo bien que hice y me siento orgullosa, pero sobre todo enormemente agradecida a mis padres, que me han apoyado desde el principio, respetando el camino que he elegido y volcándose de lleno en mi proyecto”, asegura.

Las mantas son su objeto estrella Cedida

A la hora de emprender su propio negocio, Ana reconoce haberse sentido muy acompañada. “Es verdad que hay mucha burocracia y papeleo... Al principio no tienes ni idea de lo que significa ser autónomo, ni de qué es el IVA o el IRPF, pero como con todo, poco a poco vas aprendiendo. Lanzarse a la piscina es lo más complicado, luego ya solo hay que dar patadas y vas avanzando”, asegura con una sonrisa.

Tejiendo hilo a hilo Cedida

Y a quien quiera aprender a hacer sus creaciones le invita a apuntarse a sus clases. “Lo bueno del mundo de los telares es que sabiendo muy poco y con un telar y técnicas muy sencillas pueden conseguirse cosas muy vistosas. Tejer es algo muy bonito, yo animo a todo el mundo a probar. ¡A mí me aporta muchísimo!”, exclama con alegría nuestra protagonista.

Un cuadro confeccionado con lana Cedida

Las redes sociales

Ana Oliver Ruiz reconoce que no se lleva muy bien con las redes sociales. “Me resulta difícil mantenerlas al día y creo que exigen mucho tiempo y dedicación. Sin embargo, soy consciente del momento en el que vivimos y de la importancia que tienen para dar a conocer marcas pequeñas como la mía. Es un escaparate muy potente con el que puedes llegar a gente de todo el mundo y, sin duda, a mí me han ayudado a llegar a gente que de otra manera no hubiera conocido mi proyecto”, advierte. Por ello, no está pendiente de las redes y ni siquiera sabe exactamente los seguidores que ha conseguido desde que abrió su perfil. “Para mí, triunfar es justamente hacer lo que te apasiona, independientemente del éxito que tengas en las redes sociales”, subraya.

Y aunque es consciente de que el futuro siempre es sinónimo de incertidumbre, lo que sí sabe es que Larsson es su proyecto de vida. “Como todo proyecto, es posible que tome distintos rumbos a lo largo de los años, pero la esencia y el propósito de la marca la tengo clara. Me gustaría crear afición en torno al mundo del telar. Dar a conocer el diseño y la artesanía textil a través de las piezas Larsson”, concluye.

Se trata de un trabajo artesanal y prácticamente en desuso, pero Ana Oliver Ruiz transmite el funcionamiento de esta técnica ancestral Cedida



Descubriendo el delicado lenguaje de los telares


Aunque parezca mentira, advierte Ana Oliver Ruiz, en su memoria siempre ha sabido tejer. “Cuando nací ya teníamos un telar en el salón, supongo que en algún momento mi madre me sentaría a su lado y me explicaría los entresijos del telar, pero yo no lo recuerdo. Es como si me preguntaran si me acuerdo de cuándo empecé a hablar o a leer... Es un aprendizaje progresivo y lo bonito es que nunca termina. El lenguaje, como el telar, siempre tiene algo nuevo que enseñarte”, destaca.


Cada creación lleva el tiempo necesario, ni más ni menos. “La verdad es que me resulta muy difícil contabilizar el tiempo y dar una cifra exacta”, indica. No obstante, Ana nos describe el proceso que conlleva uno de sus bolsos Larsson: “Después de diseñar en papel el dibujo del tejido, elijo la calidad y el color de la hilatura que voy a utilizar para montar la urdimbre. Siempre utilizo fibras naturales (algodón, lana, lino, rafia...) y realizo una serie de pruebas para asegurarme de que el resultado va a ser el deseado. Luego preparo la urdimbre con el urdidor, la coloco en el telar y empiezo a tejer, entrelazando la trama con los hilos de la urdimbre. Poco a poco el tejido va cogiendo forma y finalmente, cuando está terminado, lo retiro del telar, remato los hilos y lo lavo a mano, dejándolo secar al aire para que encoja antes de ser confeccionado. Una vez que tengo el tejido en mis manos, comienza el proceso de confección de la pieza. Diseño el patrón, corto el tejido, coso las costuras y añado los detalles de cuero, que previamente he trabajado con herramientas especiales para ello. Cada pieza Larsson la percibo como una creación única, con una historia propia que comienza a escribirse desde el momento en el que mis manos terminan de crearla”, detalla.