La protagonista, trasunto de la propia autora, relata y desgrana una etapa de soledad, marcada por una ruptura sentimental y la marcha de sus hijos, cada uno a un destino que no puede visitar en los momentos más duros de la pandemia. En el transcurso de estos meses, acompañada tan solo por sus dos gatos, la escritura se convertirá en el único acto de resistencia posible frente a la adversidad; en su novela Una mujer y dos gatos, la desobediencia es la luz que alumbra su camino.

¿Su libro es autobiográfico?

Completamente. Está escrito en primera persona y es un libro autobiográfico. Hablo de una mujer, que soy yo, que cuando empezó el confinamiento se queda sola en casa porque se acaba de separar de su pareja y sus hijos se hallan bloqueados en otras zonas del Estado y de Europa, en destinos que no puede visitar.

¿Es una historia de soledad?

Voy contando una etapa de soledad en la que la protagonista se encuentra acompañada solo por sus dos gatos y la escritura se convierte en el único acto de resistencia posible frente a la adversidad que marcó la llegada de la pandemia. Es la novela que necesitaba escribir, la que fue surgiendo, pero no se refiere a la pandemia. Sí habla de la soledad, un tema que en estos meses se ha puesto de moda al referirse a los mayores.

Cuando la realidad es que muchos de nuestros mayores ya lo estaban antes de la pandemia.

Que muchos de ellos están abandonados es una realidad, lo que ocurre es que como avergüenza mirarla nadie quiere hacerse responsable de las graves situaciones por las que atraviesan muchos ancianos y la situación ahí queda. Es ridículo que muchos responsables políticos y la propia ciudadanía la haya descubierto en la pandemia.

¿Le ha influido como novelista ser hija del escritor Fernando Sánchez-Dragó?

Por supuesto que sí. Me he criado rodeada de libros, viajes y literatura. Al igual que el hijo de un médico tiene más posibilidades de realizarse como facultativo si lo desea, yo tuve más posibilidades de dedicarme a la escritura.

¿Ha tenido que demostrar más por ello? ¿La han comparado con él?

No he tenido muchas comparaciones, la verdad. Tuve la fortuna de que con mi primera novela, Un mar violeta oscuro, quedé finalista del premio Planeta, y eso fue un pasaporte para que no existieran las comparaciones. Pero evidentemente estoy muy agradecida a la educación que recibí tanto de mi padre como de mi madre, que fue profesora de historia y filosofía en Italia, donde yo viví mi infancia.

Se refiere en su novela a los amores idealizados, donde las mujeres repetimos los mismos errores.

No solo las mujeres, también los hombres. Esto se debe a una cuestión educacional cultural que hace que tengamos una idea muy determinada del amor, que a menudo no coincide con la realidad, y esto nos genera unos problemas tremendos en el ámbito personal y familiar.

¿Las mujeres tendríamos que espabilar?

Pienso que el amor romántico es algo que atañe a los dos géneros. Por otra parte, todo lo relativo a ello, en la literatura y el cine, me parece hermoso y me resulta difícil renunciar a él, pero tampoco soy una experta en este concepto. En mi caso me han perjudicado muchísimo los prejuicios.

¿Las escritoras lo tienen más complicados que sus compañeros varones a la hora de escribir?

Seguramente, porque tener hijos y familia implica un tiempo importante de tu vida y está claro que hoy por hoy son las mujeres las que se ocupan más de estas cuestiones. Una mujer tiene menos tiempo para dedicarse a una pasión como es la escritura u otras cosas; las mujeres nacen sintiendo.

Y a la hora de publicar, ¿es más difícil para las autoras?

Ahora mismo no creo que tengamos más problemas para editar, sino todo lo contrario; actualmente las mujeres tenemos un éxito enorme en el campo de las letras. Se están publicando numerosos libros de autoras, libros que además están siendo superventas. La desigualdad a la hora de publicar ha quedado atrás.

¿Existe una literatura femenina?

Creo que no existe, que es literatura en general. Lo que pienso es que hay muchos periodistas que definen lo que escribimos las autoras de ese modo, y no es positivo que se piense así.

¿Por qué?

Porque es sabido que los lectores, mayoritariamente en realidad son lectoras. Las mujeres (el 72%) son las que más consumen literatura en este país. En consecuencia, el que escribe lo sabe y actúa en consecuencia: conoce que será leído mayoritariamente por mujeres. Pero de ahí a llamarlo literatura femenina hay mucho trecho. Lo cierto es que en los actos culturales la presencia femenina es abrumadoramente mayoritaria. Es triste, pero es la realidad, porque el hecho de que el hombre no participe es una derrota para la cultura.

¿En su autoficción reivindica por encima de todo la alegría tan necesaria en los tiempos que vivimos?

La alegría, la emoción, la ilusión, la euforia, la imaginación y la evocación del pasado como los únicos motores con los que tirar hacia delante en los peores momentos. Ante todo, esta obra es el ejemplo de cómo necesitamos reivindicarnos en situaciones extremas como la que nos ha tocado vivir y a muchos aún les toca.

¿Los lectores se verán identificados?

Seguro que muchos empatizarán con la protagonista, una mentirosa compulsiva, una rebelde, porque la novela es la crónica de una desobediente. Esta ficción contemporánea es un canto a la libertad y a la necesidad de rebelarnos para cumplir nuestros deseos, todos ellos sostenidos en sensaciones tan puras como el amor la nostalgia o la esperanza.

¿Con su obra busca entretener o algo más?

Las novelas siempre tienen que ser un entretenimiento, porque si no se te caen de las manos. En Una mujer y dos gatos trato un montón de cuestiones que son muy importantes, sobre todo la necesidad de conocerse a uno mismo y no perder nunca la capacidad de mirar lo que acontece a nuestro alrededor con ojo crítico para forjarnos una opinión propia.

PERSONAL

Nacimiento: Roma (1969).

Actividad: Es periodista, escritora, actriz y bloguera.

Estado civil: Estuvo casada con el editor Francis Ballesteros y tiene dos hijos.

Familia: Es la segunda de los cuatro hijos del polémico escritor Fernando Sánchez-Dragó y de la profesora italiana de historia y filosofía Caterina Barilli, fallecida hace años.

Trayectoria: Ha trabajado en la Cope y El Mundo. En televisión ha formado parte de programas como Las noches blancas, El diario de la noche y Libros con uasabi, entre otros. Actualmente dirige y presenta A media luz, un magazín cultural en esRadio. Ha sido directora de casting en diversas películas y directora artística del Teatro Lara. En 2013 publicó Pacto de sangre. Su primera novela, Un mar violeta oscuro, logró ser finalista del Premio Planeta. Su última obra, Una mujer y dos gatos, (Ed. Planeta) relata y desgrana una larga etapa de soledad.