Lo sé, sigue preguntándose qué son. Son habitantes de una distopía creada por la periodista Amaia Santana (Santurtzi, 1986). "Les mamarraches son todos esos bichejos despreciables que se interponen en tu camino y que no dudan ni un nanosegundo en aplastarte a su paso", dice.

¿Su novela supera a la realidad que, a su vez, supera la ficción?

No supera a la realidad. ¡Ojalá! La absorbe, a ella y a sus circunstancias. Ficción hay poca. Fantasía, toda.

¿A qué o quiénes llama Les mamarraches

En la novela enumero un listado con varios perfiles tipo.

¿Qué podemos hacer para defendernos de su presencia?

Es muy importante mirar a les mamarraches a los ojos. Hacerles ver que no les tenemos miedo. Aguanten su mirada, insisto. Se sorprenderán de cuán rápido la apartan. Les mamarraches nos gobiernan, deciden sobre nuestras nóminas, nos roban el aparcamiento ocupando dos plazas, nos violentan, nos exasperan. Nos vacían el bolsillo y nos roban el sueño. Son muchos, sí, y son cobardes.

Hay personas, e incluso librerías, que piensan que por su título su libro está publicado en francés.

Oh lá lá! En mi pasado adolescente-discotequero, en más de una ocasión me preguntaron si era francesa, nunca supe muy bien por qué. Llevaba unas pintas muy raras, tal vez fuera eso. En todo caso me resulta un delicioso y exótico equívoco.

Dice que este libro surgió en un momento de enfado y frustración al que sobrevivía. ¿Qué ocurrió?

Esto: "No encajas. Tus reglas están obsoletas. Peor que eso: nunca existieron".

Ha declarado en Radio Euskadi que esta novela le ha supuesto "perder dos trabajos y dos amores y medio". ¿Se siente ahora más relajada?

¡Jamás! Si me relajo es que no estoy prestando la atención debida. Pero sí, me siento en paz. Siento que he hecho lo que tenía que hacer. Sin ninguna otra pretensión que ser fiel a mis delirios inquebrantables y a mis principios poco rentables.

¿Algo que corregir al respecto?

Me autocorrijo: no perdí, renuncié. Puse mi cargo a disposición de mi voluntad, por decorar el asunto€

Presente a su alter ego Wendy Pelayo. ¿Quién es?

La enésima reconversión laboral. Profeta loca. Casual coach. Loser influencer. O sea, una pobre diabla más. Puedes poner este haghstag a continuación: #JeSuisWendyPelayo.

Wendy Pelayo aboga por "la sacralización del ocio". ¿A qué se refiere?

A la necesidad vital de reivindicar el derecho a no hacer nada. Por un rato. A no sentirse obligada a ser ultraproductiva cada minuto del día. Toda esta inmediatez frenética y demencial en la que malvivimos nos está afectando no solo en nuestras relaciones personales, laborales y sociales, sino en la mera capacidad de concentrarnos, de descansar, de prestar atención más allá de un reel y de resistir el horror vacui imperante. El verdadero objetivo de Wendy Pelayo es liberarnos de nosotros mismos; que nuestra mente esté tranquila, que imagine y piense de acuerdo a su criterio y no a un algoritmo ni a jefes abusivos.

La portada y el diseño del librisco

Sí, solo una artista y amiga incondicional como Naroa Etxebarria podía elevar a arte a Les mamarraches. Su generosidad y talento sin ambages me reconcilian con la humanidad. La ilustración de la portada es brutal; personifica -o quizá debiera decir animaliza-, a la perfección el espíritu abyecto y megalómano de Les mamarraches. En cuanto al diseño, es un homenaje a mi bebida espirituosa de cabecera, fiel y delirante compañera en las noches de insomnio y desconcierto.

En el libro no deja a asociación ni movimiento libre de ironía. ¿No es peligroso en un mundo tan obligatoriamente políticamente correcto?

Admito que algunos ataques han sido del todo gratuitos, ¡pobres colectivos ofendidos! No creo correr ningún peligro real. Tampoco aspiro a la aprobación de lo socialmente establecido a estas alturas; tengo bastante claro que no encajo en sus estándares y está bien así. No pasa nada. Seguiré saludando al vecino que me pregunta dónde está mi novio y que a qué me dedico. ¡Pobre hombre!

Es periodista. ¿Ha leído columnas de opinión que solo el papel aguanta lo que se firma?

El papel de aluminio lo aguanta -y aísla- todo.

Asegura que su primera novela es "antipostureo". ¿No somos tan felices y perfectos como publicamos en nuestras redes sociales?

No quisiera demonizarlas porque me han dado/dan de comer; pero en lo personal, las considero espejismos a veces macabros, en la mayoría de los casos superfluos. El margen de error entre post y realidad es inconcebible casi siempre. Dime cuánto y cómo posteas, y te diré de qué careces. Y, ante todo, ¡la de tiempo que perdemos mirando constantemente quién te ha visto y quién te ve!

¿Lo correcto es falsedad?

En absoluto. La peor falsedad de todas es la falta de decoro disfrazada de convención social. No seré yo quien diga a nadie qué es correcto, pero huelo la falsedad a leguas. Y no me gusta cómo huele.

Usted y la editorial granadina Allanamiento de Mirada, que lo publica, califican el producto como "librisco". Muchas personas no sabrán a qué hace referencia la denominación.

Librisco es un juego de palabras que me sedujo irremediablemente: libro + disco. ¿Había algo mejor que ver publicado semejante delirio como Les mamarraches? Sí, que ese artefacto -que no producto-, irreverente e incluso desagradable al paladar tibio y poco vivido, viniera con un disco, un cedé de otro tiempo, una banda sonora/cocktail demencial que incluyera éxitos indiscutibles de Iggy Pop, Bowie, Los Salvajes, Morricone, Marisol, Bobbie Gentry, Mozart€ Bendito el día en que mi editor Paco Espínola, de Allanamiento de Mirada, reparó en su bandeja de entrada y leyó mi manuscrito corrosivo. Fue él quien propuso que la novela debía ir acompañada de un disco. ¿Qué más se puede pedir?

El disco es muy ecléctico: desde Mozart, pasando por Marisol a Eskorbuto€ ¿En la diversidad está la riqueza?

No necesariamente. En este caso, no es un eclecticismo buscado, simplemente surgió así. En mi cabeza suenan todos esos estilos y artistas. Viven juntos en perfecta armonía. No me gusta la cerrazón. No la entiendo.

De la canción de Marisol (Ya no me importas nada

Lo es. Es un tema de estructura pop intachable, pero con una garra punk que te atrapa y noquea sin piedad. Con una letra de aparente drama folclórico-sumiso, a mi juicio goza de un intríngulis y una lectura muy feminista.

¡Empoderamiento!

De empoderarse ante un mindundi que no debería importante lo más mínimo. Así que lo gritas con todas tus fuerzas hasta creértelo: "Ya no me importas nada". Aunque luego apostilla: "Pero no te puedo olvidar". ¡Maldito romanticismo!

Ha trabajado y trabaja en el mundo de la música. ¿Cómo ve esa industria?

La industria metalúrgica es muy pesada y sus aristas son inescrutables.

No bautiza a sus personajes con nombres. ¿Por qué?

Porque son ateos. No, es broma. Quería dotarles de un anonimato que pusiera de manifiesto su espíritu y condición de pobres diablos. Esto es, perdedores que no recuerdan ni su número de la seguridad social. ¿Es que acaso alguien sabe su número de la seguridad social, por otra parte? ¿Olvidó su contraseña, una vez más? ¡Claro que sí! ¡No soy un robot!

Dice que estamos rodeados de mamarraches

No, no. Si eres pobre diablo, no eres mamarrache. Yo hago equipo con los primeros. El día que el prójimo me dé igual y no llore, ni me enfade, ni explote en un mes entero, entonces me preocuparé. Empatía, decencia y amor; no necesitas más herramientas para combatir a les mamarraches. El truco reside en vivir la vida intensamente, como si les mamarraches no intentaran sabotear tus pasos. Eso les da muchísima rabia. Les corroe.

En el libro dice que su madre le pidió que no lo publicara€

Vaya disgusto se ha llevado, no me lo recuerdes. Ahora que la pifia ya está hecha, tan solo espera que publique "algo más alegre, hija". Ya€

¿Qué diferencias encuentra entre su primer poemario punk Haikus imposibles y esta novela Haikus imposiblesmamarracha

Les mamarraches sigue siendo punk, pero en prosa. Hay una trama, muchos nudos, un hilo argumental -es, en parte, un larguísimo hilo de tuits que nunca publiqué, unos personajes con un fin, y un final (inesperado).

¿Qué será lo próximo?

Pues espero que un milagro, la verdad.

PERSONAL

Nombre: Amaia Santana Zorrilla.

Cosecha: 1986.

Nacida en: Saturtzi (Bizkaia).

Un disco: Forever Changes, de Love.

Un libro: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.

Una película: El club de la lucha, de David Fincher.

Una cualidad: Bondad.

Un defecto: Me enamoro por nada.

Una manía: Creer en el amor.

Un viaje por hacer: Berlín (Alemania).

Un destino que repetir: Oporto (Portugal).

Una escritora: Julie Burchill.

Un escritor: Miguel Delibes.

Un autor mamarrache: No ha lugar.