Miriam Ocariz es un referente de la moda vasca. Lleva cerca de tres décadas creando estilo en diferentes ambientes y Se considera una ‘pintora de telas’. Su habilidad innata para el dibujo la ha aplicado a la estampación de tejidos.

Es una mujer que desprende dinamismo, a la que le gusta, como suele decirse, meterse en muchos jardines, relacionados con el mundo del diseño de objetos, ropa de mujer y hogar. Vende en tiendas físicas (está, por ejemplo, presente en la tienda del museo Guggenheim de Bilbao con sus camisetas y sus pañuelos), a través de su página web y también realiza los encargos directos que le hacen las clientas. Es práctica a la hora de vestir y no le gusta crear diseños espectaculares y teatrales; los suyos recorren el camino de la sencillez y la practicidad. La última crisis fue uno de los motivos que la bajaron de las pasarelas, donde por ejemplo en Cibeles había sido una habitual. Tiene dos colores que la dominan, entre comillas: el negro en su vida personal y todas las tonalidades del rosa en su desarrollo profesional.

Lleva usted media vida entre telas, agujas, hilos y diseños.

Estando en Bellas Artes empecé con todo esto. Fue en 1991 cuando comencé a hacer algunas cosas, estuve con otra chica, luego nos separamos, pero sí, toda la vida, aunque ahora estoy un poco más alejada de la moda.

Siempre ha dicho que le encantaba el dibujo. Sin embargo, no escoge la línea clásica del arte de la pintura y se decanta por las telas. Decide invertir su talento en la moda, ¿qué es lo que le hizo atravesar este camino?

La ropa me gustaba mucho desde pequeña. Para mí era un medio de expresión fundamental, y sobre todo en la adolescencia fue mi forma mostrarme, de gritar y también de descubrirme, pero en realidad, lo que más me gustaba era dibujar. Estudié Bellas Artes y Diseño de Moda a la vez.

¿Son dos disciplinas compatibles?

Totalmente, o al menos lo eran para mí. En tercero de Bellas Artes me especialicé en técnicas gráficas. Fue una manera de aunar mis dibujos con el mundo de la moda y poder así unir dos mundos que me apasionaban.

¿Pintora de telas?

Es una definición perfecta. Siempre me ha gustado mucho el mundo de los tejidos, y poder hacer estampación ha sido un placer. Fue en lo que empecé, aunque después mi vida profesional ha evolucionado mucho. Son treinta años y da para hacer muchos cambios. Sin embargo, es a lo que he vuelto ahora.

Diseñadora, modista, costurera? ¿Cuál es el término correcto?

Hay bastantes diferencias. Hay gente que trabaja más el patrón y otra gente que se va más hacia el mundo del diseño, que es más estilista. Dentro de la moda hay diferentes personalidades.

¿Y dónde se sitúa usted?

Al principio la prenda me importaba menos, era más sencilla porque a mí lo que me gustaba era el dibujo de las telas. Después ya me convertí en una diseñadora mucho más completa.

¿Puede leer a través de la ropa cómo es una mujer?

La ropa siempre da mucha información de cómo eres, aunque no sea una información completa la que se desprende a través de la forma de vestir, pero sí es un elemento de comunicación y de expresión.

¿Qué más elementos influyen?

El movimiento, la forma de hablar, la voz, un gesto de las manos, un gesto en la cara... La ropa es un dato más, que aporta mucho, sí, pero no define completamente a una persona.

¿Saben coser los diseñadores de hoy?

Hay de todo. A mí no es lo que más me ha interesado, pero sí sé coser. He cosido cuando he tenido que hacerlo. Luego, cuando ya desarrollé mi empresa y cuando he tenido mucha gente y las prendas eran más sofisticadas, había personas que me han cosido la ropa.

¿Qué tipo de prenda le define a usted? Se lo pregunto como diseñadora y a nivel personal.

Es difícil la pregunta en los dos niveles. Diría que ante todo me gusta la naturalidad, que una persona se sienta bien, que sea real, pero que sea una ropa particular y especial. Nunca he diseñado ropa que sea excesivamente teatral.

¿Ni siquiera para pasarela?

En la pasarela siempre me he planteado mayores dosis de experimentación, de creatividad. La pasarela es el lugar donde te puedes permitir volar, soñar y aportar más fantasía.

¿La calle le pone los pies en el suelo?

Evidentemente. En una pasarela puedo soñar un poco más, pero mis conceptos de diseño nunca han sido teatrales o espectaculares. Me gusta que la moda sea real.

¿Y por qué cree que en las pasarelas se muestran esos diseños que luego no sirven para la vida cotidiana?

Cada diseñador tiene su propia visión. Cada uno partimos de la variedad y de la diferencia. La pasarela puede ser un auténtico espectáculo. En los desfiles los diseñadores, al menos algunos, se explayan y muestran una imagen un poco extremista, pero luego, a la hora de trasladarla a la comercialización, esa imagen se simplifica mucho. No se vende el diseño completo de pasarela, se venden partes que son adaptadas a la realidad.

¿Cuál es su estilo personal?

Valoro la practicidad. Para mí es muy importante estar cómoda en el día a día y adecuarme al trabajo que tengo. Pero hay momentos de mi vida en los que me apetece expresarme de una forma más creativa, más sofisticada. Se me podría definir como a una mujer práctica vistiendo, pero con momentos especiales.

Si hablamos de colores?

Solo tienes que mirarme. Me gusta mucho el negro, es un color que resuelve, que te facilita?

?Y que combina con casi todo menos con el azul, ¿no?

Eso que dices es un tema en el que discrepo bastante. Aquí siempre se ha dicho que el negro y el azul no combinan, pero yo no lo veo así.

Convénzanos.

Negros hay infinitos, y azules lo mismo. Las mezclas van a depender de muchos elementos. Están las texturas, y hablo de azules y negros. Si en una combinación uno de ellos tiene brillo y el otro es mate, el contraste va a ser mucho mejor y el resultado será muy interesante. No hay que ser tan dogmáticos a la hora de mezclar colores.

¿Seguimos siendo clásicos en Euskal Herria a la hora de vestir?

Bastante. Es cierto que la gente joven siempre sorprende, y curiosamente aquí resulta bastante sorprendente y se muestra muy atrevida. Si hablamos en general, somos muy clásicos y nos cuesta salir de nuestras costuras; menos que antes, pero nos cuesta salir.

Antes la moda era sota, caballo y rey.

Para muchas personas ahora también. Pero a veces, con sota, caballo y rey puedes darle la vuelta a la tortilla. En ocasiones tienes muchas opciones y decides no arriesgar.

¿Se ha disipado la tiranía que imponía la moda de los 80? La de ir todos y todas iguales.

No sé qué decir. Ahora hay más opciones, pero si somos realistas y nos damos una vuelta por la calle, tampoco veo muchas sorpresas.

¿Ve la ropa como una armadura?

Sí, pero en ocasiones la ropa es una desnudez. La ropa puede servir para mostrar cómo eres realmente y te desnuda entera, o bien es un elemento con el que te ocultas y te escondes.

¿Usted qué elige, el estilo que desnuda o el que esconde?

Cualquiera de los dos. La ropa es para utilizarla de la manera que queramos. Eso sí, debemos saber qué queremos comunicar y expresar, y obrar en consecuencia.

Ha dicho que el negro es su color preferido, y tal como va vestida hoy durante esta entrevista así lo demuestra. Se supone que alguno más entrará en su lista de preferencias...

El negro es para vestirme, pero si hablamos de diseño, el rosa. Empecé con un rosa muy potente y vibrante, y al final me gustan todos los rosas, y eso puede ser porque me gustan también mucho el blanco y el rojo.

¿Qué tienen que ver esos dos colores con el rosa?

Que el rosa es el desarrollo entre el blanco y el rojo. A mí, en el fondo, me gustan todos los colores. Me gusta que el amarillo aparezca un poco, me gusta el verde por la sensación de naturaleza... No rechazo ningún color, pero en lo personal, elijo el negro.

Vivimos momentos difíciles, ¿lo está siendo también en el mundo del diseño?

Es un mundo muy estresante, muy cambiante, muy exigente. Tienes que cambiar, te lo exige el mundo, pero a la vez tienes que conservar tu esencia.

¿Es caprichosa la moda?

No la definiría así. Debes conservar la esencia, ese elemento que te ha llevado a donde estás ahora, pero también es necesario mantener los ojos abiertos para saber adaptarte. La moda es fascinante y también estresante. Es muy difícil competir en un mundo con una dinámica tan acelerada. Cada vez hay más temporadas y más cambios.

Ha estado en las pasarelas de Madrid y Barcelona. ¿Por qué tomó la decisión de bajarse de ellas y no volver a ese camino?

Por un montón de circunstancias, y la crisis fue una de ellas. Cuando dejé la pasarela seguí haciendo colecciones, aunque ahora ya no. Entonces enfoqué mis energías hacia otros recorridos.

En estos momentos parece más volcada en el mundo de los complementos.

Sí. He vuelto a mis orígenes. He vuelto más al dibujo y también a trabajar más la estampación. Aplico el dibujo en distintos soportes. Sigo haciendo camisetas, algo de ropa y muchos pañuelos, que es donde más desarrollo el tema del dibujo. Igualmente he hecho murales de pared y tengo en mente desarrollar más el tema del hogar, manteles por ejemplo. Me estoy metiendo en otros mundos donde puedo aplicar todos mis conocimientos sobre los tejidos.

¿Qué tela o tejido es su preferido?

Va a depender de las prendas, pero diría la seda deutsch. Es una seda muy gorda, pero que no pesa, que tiene caída. Me encantan las sedas en general. Me gusta mezclar los cuadros clásicos con mis estampados. Me interesa establecer lenguajes entre lo más personal y lo clásico.

¿Qué proyectos tiene en activo?

Colaboro con el Guggenheim y hago bastantes productos para el museo: camisetas, pañuelos y manteles. También doy clases, cursos puntuales, y sigo pintando?

Fueron sus camisetas las que le abrieron las puertas del mundo de la moda.

Sí, y nunca las he dejado de hacer. La camiseta fue con lo que empecé, la prenda que me ayudó a entrar en el mundo de la moda. Comencé desde cero, y a medida que vendía camisetas me metí a elaborar prendas sencillas. Fui cogiendo a una persona, a otra, y cada vez mi mundo se fue sofisticando en el trabajo.

¿Por qué nunca ha dejado de hacer camisetas?

Porque es la prenda que más fácil llega a la gente, y lo es por un tema de economía: es la prenda más barata.

Vivimos en un mundo muy tecnológico. ¿En qué ha cambiado la tecnología su trabajo?

Para mí la estampación digital ha sido una liberación, porque te permite un montón de posibilidades. Antes había campos en los que no podías trabajar. Al final es como tener una fotocopiadora de tejido. Ahora puedes hacer pocas cantidades o las cantidades justas.

¿Y cuál era la forma de trabajar de antes?

La serigrafía, que es una técnica maravillosa que me encantaba y me sigue gustando, pero había que hacer muchos metros, porque este proceso requiere de ciertas cantidades. Ahora, con la estampación digital, lo puedes hacer todo por metros y ver los resultados de una forma rápida. Te permite experimentar.

¿Cómo trabaja usted?

Con ordenador, pero dibujo a mano. Me encanta sentir los materiales, los trazos, las sutilezas del papel, pero a la hora de componer lo hago en el ordenador, que como herramienta para las composiciones es increíble. Combino las dos formas de trabajo.

¿Ha desaparecido la alta costura?

No, y creo que no va a desaparecer nunca.

¿Y cómo definiría lo que es alta costura?

Es un trabajo muy artesanal y muchísimo más exclusivo. Es una pieza con un trabajo muy manual.

¿Con qué maestro o maestra de la costura y el diseño se queda?

Hay muchos que me seducen, pero me quedo con Balenciaga. Me parece un diseñador completísimo. Además, lo llevas un poco dentro de ti, al ser vasco.

¿Hacía ropa para sus muñecas cuando era pequeña, igual que cuenta mucha gente de la moda?

No les cosía mucho, pero sí modificaba la ropa que traían puesta. Eso sí, pintaba a las muñecas, las rehacía.

PERSONAL

Edad: 51 años (6 de diciembre de 1968).

Lugar de nacimiento: Bilbao.

Formación: Licenciada en Bellas Artes y Diseño de Moda.

Trayectoria: Comenzó a trabajar en 1994, presentó su primera colección dos años más tarde en la pasarela Gaudí de Barcelona, y poco después decidió presentar sus propuestas en Madrid. Su despegue definitivo se produjo en febrero de 2002, cuando recibió de manos de la top model brasileña Fernanda Tavares el premio L’Oreal a la mejor diseñadora joven de la Pasarela Cibeles. Sus prendas se han distribuido en un importante número de países y vendido en algunas de las mejores boutiques internacionales, como Colette Paris, Barney’s New York, Harvey Nichols Hong Kong o Isetan Tokyo. Entre 2004 y 2006 fue directora creativa de la firma catalana Armand Basi Mujer. En 2010 se asoció con el grupo Japonés HP France para la distribución de sus colecciones en territorio nipón.

Estilo: Muestra un interés especial por los procesos creativos, por el uso de materiales de alta calidad y por la especialización en técnicas de estampación, para llevar sus dibujos, únicos y exclusivos, a propuestas atemporales, alejadas de la distribución masiva y el uso efímero, buscando un equilibrio sostenible entre lo industrial y lo artesano.