Aunque en el debate nacional sobre la tortilla de patata, la opción de sin cebolla cuente con casi tantos partidarios como los defensores de con cebolla, en las casas de todos ellos habrá cebollas guardadas. Esta hortaliza es un fondo de armario de la cocina, un básico que se emplea en casi todas las recetas.

Por ello lo normal suele ser tener una razonable reserva de cebollas en la despensa, para que nunca falte. Como suele ser normal en estos casos, hay que tratar de que se conserven en buen estado el mayor tiempo posible. No suele ser extraño encontrarse algunas que hayan brotado, que se hayan reblandecido o presenten puntos y manchas negras, señal todo ello de no haberse guardado en buenas condiciones.

Entonces, ¿qué se puede hacer para conservarlas en buen estado durante meses?

Cebollas sobre tela de saco, que las mantiene aireadas. Freepik

Así se guardan

La recomendación de partida es guardarlas en un lugar oscuro, seco y fresco. Dicho de otro modo, la luz, la humedad y el calor son sus enemigos. Estas circunstancias pueden hacer que les salga moho, broten o se ablanden y pudran.

Además hay que buscarles un lugar con una cuarta condición, que esté ventilado, que circule el aire. Por eso una canasta o una caja de cartón en un armario o alacena puede ser un buen lugar, especialmente si las cebollas no están muy amontonadas. Una bolsa de papel, que no de plástico, con algunos agujeros también sirve, igual que una de tela.

La temperatura más adecuada oscila entre los 4 y los 10º, lo cual hace tentador el cajón inferior de la nevera, pero este aparato tiene un problema, tiende a acumular humedad. Una base de papel de cocina puede ayudar a compensarla. Por cierto, si la cebolla ya está empezada, su sitio sí es el frigo, pero con la parte cortada cubierta y en un recipiente cerrado de cristal. Ya puestos, también se puede congelar, pero hay que picarla primero y que sea la que se use para cocinar, no para ensaladas y comer en crudo.

Suele ser bastante habitual guardarlas en el mismo cajón que las patatas. Esta no es una buena idea, porque aunque necesiten las mismas condiciones, las cebollas tiende ha absorber la humedad de las patatas por lo que pueden pudrirse y las tubérculos arrugarse y brotar. Esto no ocurre con los ajos, que si son buenos compañeros de las cebollas.

Cebolla encurtida

Otra forma de conservar la cebolla es encurtirla, lo que además le da un toque crujiente a muchos platos.

Cebolla picada en un tarro, lista par ser encurtida. Freepik

Ingredientes

  • 2 cebollas
  • Zumo de limón de 2 limones (cada uno en un vaso)
  • 50 ml de vinagre de sidra o de manzana
  • Una cucharada de azúcar
  • Sal
  • Una cucharada de salsa de soja
  • 50 ml de agua
  • Pimienta negra molida
  • Cilantro, laurel, clavo de olor, pimienta en grano, ajo machacado… a elegir

Elaboración

Cortar las cebollas (todas las variedades son aptas) en una juliana fina. Hacerlo con un mandolina hará que el grosos sea uniforme. Colocar la cebolla en una fuente o un túper de cristal a los que se les pueda poner una tapa hermética, salarla y agregar el zumo del primer limón, remover y mezclar bien. Tapar dejar reposar durante un cuarto de hora. Dejamos reposar unos 15 minutos. Pasado este tiempo agregar abundante agua y enjuagar para quitar la sal.

Añadir ahora los 50 ml de agua, el zumo del otro limón, la cucharada de salsa soja, la de azúcar, el vinagre y las especias elegidas. Tapar, agitar bien para mezclarlo todo. Si hace falta, terminar de cubrir la cebolla añadiendo más agua con limón. Tapar y meter en el frigorífico para que macere durante un mínimo de 6 horas.

Una alternativa es hervir primero la mezcla de vinagre, salsa, zumo de limón, el azúcar y las especias. Cuando el azúcar se haya disuelto bien, enfriar la mezcla con el agua. A continuación, poner la cebolla en el túper o en otro envase de cristal y rellenar con la cocción de vinagre. Cerrar bien y dejar reposar en la nevera.