El de los tapones es un debate que no tiene final. Portugal y España son los principales productores mundiales de tapones de corcho obtenidos de la corteza del alcornoque, que tiene como ventaja el cierre de la botella para evitar oxidaciones. En cuanto a sus inconvenientes, el más potente es el llamado defecto del corcho provocado por el compuesto TCA, y es el problema más extendido de este material. Supone la transferencia de compuestos químicos al vino que le dan mal olor, mal sabor, o ambos.
Hay otro tapón que es menos conocido, el zork, que viene de Australia, y es un envoltorio de plástico, una especie de abrefácil en el vino, que se saca con la mano a rosca y no tiene complejidad de apertura. Su estética sí puede resultarlo.
El de cristal es otro tapón que está de moda en países de Centroeuropa. Lleva un anillo de acetato vinil-etileno y fue desarrollado por la multinacional Alcoa, que elaboró el Vino-lok, que ya lleva años en el mercado. Su diseño es elegante y fácil, pero tiene un precio elevado.
Después está el tapón sintético, muy utilizado porque soluciona los problemas ocasionados por el TCA. Se trata de tapones compuestos por elastómeros termoplásticos, hasta en ocasiones por silicona.
Sin embargo, uno de los tapones cuyo uso va creciendo a una velocidad increíble es el de rosca de aluminio, también para el vino. Estos tapones están en alza, según asegura la patronal europea Aluminium Closures, que para ello toma como referencia las estadísticas extraídas de los análisis de la cata de verano de Mundus Vini 2019, en la que el 23% de los vinos premiados (397 de 1.737 medallas concedidas) estaban cerrados por esta rosca de aluminio (screwcap). Este porcentaje es superior al de la cata del verano 2018, cuando fue del 20%, por lo que existe una oscilación a la alza.
En vinos tranquilos premiados, el porcentaje de referencias cerradas con rosca se situó en el 25%, y también el de los galardonados con medalla de oro.
En los mercados vitivinícolas más avanzados, como Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Austria y Alemania, el cierre de rosca es el dominador claro. Este tipo de vinos, que son más jóvenes, hacen que este estilo de cierre crezca. Mientras tanto, en mercados como Italia, Francia, España y algunos bodegueros de Estados Unidos, este tipo de cierre no funciona igual.
Pero se han producido una serie de cambios. Desde el 2009 a 2018, los cierres de aluminio para vinos tranquilos blancos y rosados representan ahora más del 50% de todos los cierres utilizados, y para los vinos tintos, el tapón de aluminio es el segundo más popular, con un 18% del total. Además, en la última década, a nivel mundial, el porcentaje de vinos que utilizan roscas de aluminio ha aumentado del 19% al 34%. Esto quiere decir que el cierre de rosca está en un camino sin retorno, aunque también se utiliza en vinos muy modernos, muy aromáticos y jóvenes, en variedades como Chardonnay, Riesling o Sauvignon, o con la Tempranillo y otras variedades, como la botella de Artadi maceración carbónica, muy cerca de nosotros, en Laguardia, y en vinos que proceden de Nuevo Mundo.
El corcho, un universo
El mundo de los tapones de corcho es inmenso. Los hay elaborados con corcho de alcornoque 100%, que según la calidad y el precio se clasifican en Flor, Extra, Superior, Cuarta y Quinta. También existen los multipieza, tapones que están fabricados a partir de dos mitades de corcho que van pegadas, y que se utilizan en botellas de gran formato, o el tapón colmatado, hecho con corcho natural colmatado, así como el tapón técnico, formado por discos de corcho situados en cada extremo. Asimismo está el tapón que se utiliza en el cava, el spark, formado por un aglomerado de corcho, al que se aplica en uno de sus extremos uno, dos o tres discos, que son los que van a estar en contacto con el líquido.
También están los aglomerados, que son tapones más económicos y modernos, así como el ProCork, corcho 100% natural al que se le aplica una membrana. Por el último están el cabezudo, que se utiliza mucho en los vinos generosos, y el Helix, que es una especie de tapón de corcho a rosca, elaborado con corcho de alcornoque o con un compuesto.