Al final de Heraclio Fournier, Ana enfila el camino hacia las campas de Olarizu. Ha quedado con amigas y decide ir en bus debido a lo complicado de aparcar. Es pronto para saberlo, pero no tiene intención de subir a la cruz. “Creo que nos quedaremos en las campas comiendo y bailando”, sonríe la joven.
A su lado, Justo y Aurora caminan ligeros, bastón en mano, en mitad del caos de tráfico en Esmaltaciones. La pareja sí lleva camino de ascender hasta lo alto del cerro. “Es tradición”, comentan sin detener el paso.
Hoy han sido muchos los gasteiztarras que solos, en pareja, en familia o con amigos repitieron ritual: campas, alubiada, baile, pintxo de ternera asada, de la mano de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
Larga tradición
Desde el siglo XIX, el lunes siguiente lunes a la Virgen (8 de septiembre), se celebra en la capital esta popular romería en las campas de Olarizu.
Horas antes de invadir las campas, la Corporación municipal revisa los mojones que delimitan el término municipal, costumbre administrativa que data de hace más de 500 años.
Hoy, con la alcaldesa, Maider Etxebarria, de montera mayor a la cabeza, partió la marcha, una de las más duras, por sus pendientes de más del 30%.
Ya para el mediodía, las campas comienzan a vestirse de gente, oler a comida y sonar a música.
Dar gracias por las cosechas
Antaño, la romería de Olarizu clausuraba el verano cumpliendo el rito campesino de acción de gracias por las cosechas recogidas. Hoy en día, además, el cierre de la época estival y da paso al inicio del curso escolar y político.
En el camino a las campas, hileras e hileras de puestos: helados, embutidos, quesos, repostería, cestería, rosquillas, churros, pastel vasco, barquillos y productos garrapiñados.
El ambiente pinta bonito sobre la hierba: hinchables, una decena de txosnas y bares y una larga fila de personas a la espera de degustar la alubiada. Otros cogen sitio bajo un árbol o degustan la tortilla hecha en casa en las mesas.
Las campas se van animando, no demasiado hasta bien entrado el mediodía. Por la tarde llegan los más jóvenes para darlo todo en la verbena.
Gigantes, cabezudos y Gargantúa se dejan ver. La animación musical corre a cargo de la banda de gaiteros y trikitixas de la Academia municipal de folklore, mientras el grupo Zirkiñez Bez pone la música de los bailables que invitan a mover las caderas.
“Bailamos de todo, ahora esto y, después, nos animaremos con las danzas, el Baile de la Era y el Txulalai”, relatan Marta e Irati en un receso que aprovechan para refrescar sus gargantas.
Marcado en rojo
El día de Olarizu está marcado en rojo en el calendario vitoriano. Una jornada semi festiva en la que el comercio de la capital baja sus persianas.
También pinta en rojo para un grupo de viudas que acostumbra a quedar el día de Olarizu. Cuentan que es “un día especial”. Cuelgan el delantal para pasar un rato entre amigas, se apuntan a la alubiada, degustan un buen plato y bailan y bailan para bajar lo comido.
¿Cucaña? Nooo, responden entre risas al señalarles el largo palo a trepar. En mitad de la algarabía, regresa la Corporación municipal de la visita a los mojones.
Ternera asada
Como toda fiesta que se precie en Álava, Olarizu tiene su faceta gastronómica. Por la mañana, los presentes degustan el hamaiketako con el que los romeros y romeras cogen fuerzas para ascender a la cruz hasta el recurrente bocata o el almuerzo que se lleva de casa.
Al mediodía, toca alubiada. Una o más raciones de alubia pinta alavesa que los cocineros de las sociedades gastronómicas de Boilur pasan horas guisando con mimo y reparten gratuitamente.
Y por la tarde, las campas se rinden ante los pintxos de ternera asada lentamente que saborean los asistentes a modo de merienda-cena solidaria. La multitud forma una larga cola desde las seis de la tarde y Gorka Gorostiza vaticina que no va a quedar nada.
La solidaridad no está en crisis es una iniciativa a favor de Cáritas en la que participan DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, El Talo, Radio Vitoria, Grupo Eleyco y Bell.
Voluntarios y voluntarias de Cáritas reparten a diestro y siniestro las más de mil raciones extraídas de una ternera con Eusko Label de 240 kilos.
A favor de Cáritas
Nacida y criada en Euskadi y sacrificada en el matadero de Urkaiko, en Zestoa, lleva asándose en brasas de carbón vegetal doce horas, de seis de la mañana a seis de la tarde, aproximadamente, y a lo largo de la jornada no ha dejado de recibir visitas de gente atraída por el rico olorcillo.
Es a partir del mediodía cuando los más jóvenes comienzan a ‘invadir’ las campas para disfrutar de la fiesta entre amigos
"A dos euros por pintxo, el dinero recaudado es para Cáritas”, cuenta Gorostiza, encargado de tal destreza culinaria.
José tiene pensado llevarse cuatro, para su mujer Eli y sus dos hijas que, a regañadientes, responden que se acercarán a por sus pintxos. Eso sí, prometen que, cuando merienden, seguirán moviendo las caderas hasta que el cuerpo aguante y duren las ganas de fiesta.
La romería tiene una fuerte faceta gastronómica: talo para el almuerzo, alubiada para comer y ternera asada a modo de merienda-cena
A muchos de los presentes se les iluminan los ojos ante tan suculento asado; por eso, esperan pacientes su turno