“¡Qué rápido ha pasado el año, parece que fue ayer cuando despedimos a nuestro Brujo!”, exclaman en Nanclares.
Son las seis de la tarde del 14 de agosto y el eco del lanzamiento del txupinazo abre camino al Brujo, que comienza a descender desde la iglesia.
Ataviado con un traje tradicional similar al de Celedón, personaje en el que se inspira, con paraguas y una cesta repleta de caramelos que lanza a los asistentes.
Han empezado las fiestas y todo el pueblo lo festeja. Las cuadrillas cantan, bailan y ríen al ritmo de la charanga La Melopea.
Se escucha el volteo de campanas, mientras los cabezudos Inaxio, la Txata, Patxi y Tronchabuches no dejan de perseguir niños y niñas que les retan continuamente.
Las familias disfrutan del espectáculo y degustan zurracapote a la espera de que empiecen los bailables en la plaza con Dantza Alai.
"Con mucho mimo"
La Junta Administrativa ha preparado “con mucho mimo” cada una de las actividades programadas para las fiestas.
Agradece la colaboración de las cuadrillas. “Ellas son las que visten de color a nuestro pueblo estos días”, ensalza.
Y no pierde la ocasión de felicitar a Traketsak en su décimo aniversario.
Tampoco se olvida del Brujo o Bruja txiki y de los cabezudos Inaxio, la Txata, Patxi y Tronchabuches.
Todos ellos han regresado puntuales a su cita con Nanclares hasta el 17 de agosto para animar las fiestas de la Asunción.
Para hoy, jueves
Hoy jueves, el cartel anuncia dianas y pasacalles, misa, bajada del Brujo txiki, parque infantil acuático y paellada popular.
Y para la tarde-noche: pelota, discoteca infantil, lanzamiento de paletilla, degustación de chorizo a la sidra, concierto tributo a Joaquín Sabina con Aves de Paso, espectáculo de drones iluminados y verbena.
El Brujo
La historia del Brujo comienza a finales de los años 60 del siglo pasado cuando las fiestas patronales de Nanclares tan solo duraban dos días: el 15 de agosto (la Asunción) y el 16 (San Roque).
Para dar inicio a las fiestas se lanzaban cohetes y repicaban las campanas, pero en 1968, el alcalde decidió hacer algo diferente. Para ello, se tomó como inspiración a Celedón, pero en Nanclares decidieron que ya que se iba a hacer, que fuera de verdad, no un muñeco.
Así, se contactó con el herrero del pueblo, que fabricó el carro en el que subir al personaje.
¿Quién lo haría?
Uno de los presentes, ante la negativa de los demás, se decidió.
El primer brujo, Patxi Hernández, descendió durante 25 años. Fue sustituido por su hijo. Más adelante salió elegido Óscar Salgado en una consulta popular.