Amaia Septién es profesora de pedagogía terapéutica en el Aula de Aprendizaje de Tareas (AAT) en Egibide. Allí, esta gasteiztarra empezó a ver que su alumnado parecía sentirse a gusto y cómodo, “así que me entró curiosidad e interés por querer investigar y medir si eso, en realidad, era efectivamente así”. Así surgió la idea de su tesis sobre educación que finalmente hizo a partir de un cuestionario a 1.729 alumnos de Egibide.

Si bien, como matiza, esa motivación inicial se amplió finalmente a todo el alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE), un concepto amplio que engloba a su vez las famosas NEES (Necesidades Específicas Educativas). Por tanto, esta atención educativa adicional a la ordinaria puede ser debida desde por tener una discapacidad y trastornos graves, a un retraso madurativo, pero también por tener Trastorno de Déficit por Atención (TDH), dislexia y hasta por encontrarse en situación de vulnerabilidad o tener altas capacidades intelectuales.

La tesis de Septién la dirigieron dos investigadoras del grupo Psikor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), conformado por profesionales de diversos ámbitos de la educación: psicología, ciencias de la educación, didácticas específicas, ciencias de la actividad física y deportiva... Centrados en el autoconcepto y en el ajuste psicosocial.

“Ellos tenían un modelo teórico, donde la variable contextual (que sería el apoyo docente en este caso) influye de manera significativa sobre el ajuste psicosocial del alumnado, es decir, sobre el rendimiento, la implicación escolar y el bienestar personal. La cuestión es que desde la investigación educativa y, sobre todo, a la hora de hablar del alumnado con NEAE, la tendencia ha sido abordarlo desde el desajuste, es decir, desde el fracaso escolar, desde las malas notas y los problemas, y yo quería que se hiciera desde el ajuste”, destaca Septién.

Además, no se tenía comprobado qué sucedía con el alumnado con NEAE, “que precisamente son quienes tienen más necesidades de apoyo educativo”. Y por otra parte, en Egibide había interés por cómo se estaban atendiendo las NEAE “porque hay veces que tú crees que lo estás haciendo bien pero no hay resultados que lo demuestren”. De esta manera, como dice, “se alinearon los planetas” para que pudiese hacer una tesis de “muchísima mayor envergadura”.

Cuatro años de investigación

En concreto, empezó a hacerla en 2019, con una muestra de 1.729 estudiantes de ESO, AAT, Diversificación Curricular y Formación Profesional Básica, y la defendió el pasado noviembre.

Así, a través de cuestionarios se pudo medir su percepción de apoyo docente, su implicación escolar, rendimiento, aparte de las notas, bienestar personal, autoestima o autoconcepto, y capacidad adaptativa, que es la resiliencia. Por ejemplo, uno de los ítems para esa medición tenían que ver con “me siento acompañado por mi profesor en mi proceso académico”.

En cuanto a los resultados a grosso modo, de esa tesis de 400 páginas, “hemos podido cuantificar que a mayor apoyo, mayor ajuste escolar, aunque los efectos también se veían a nivel personal. Lo que hemos visto es que a mayor apoyo y mayor apoyo percibido (porque pueden tener un profesor de apoyo y no sentirte apoyado), el ajuste psicosocial del alumnado es mayor”.

Como añade, “la mayoría de la gente que nos dedicamos a Educación lo decimos demasiado: que la ratio es demasiado grande, que las clases deberían de ser más reducidas, pero aquí se demuestra que el alumnado con NEAE, que es el más vulnerable, su forma de compensar las situaciones de desigualdad a las que se enfrentan y de asegurar la igualdad de oportunidades, es con el apoyo docente. Lo que decimos es que al final cuando más independientes sean los resultados (implicación, rendimiento, autoestima, etc.) de su entorno social y familiar, el sistema sería más equitativo”.

Con esta tesis se ha comprobado el importante efecto que tiene el apoyo docente, la figura del profesor, “que es incluso más positivo que el de los iguales (compañeros), que también lo hemos medido, sobre el ajuste escolar”.

Una tesis, por tanto, que es también motivante para las personas que trabajando dentro de un aula, al haber medido su labor. “Mi sensación es que aunque los resultados nos dan una información muy poderosa, las personas que tienen en sus manos mejorar la situación o no se lo toman en serio o no les parece importante. Lo suyo sería que los apoyos llegaran cuanto antes”.

Sin ir más lejos, ahora que se está hablando de los resultados bajos del informe PISA y que se va a buscar el motivo, “yo, en realidad, me centraría en buscar la solución, que pasa claramente por una reducción de la ratio y una mayor atención al alumnado en general y, con concreto, con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo”.

Por eso, el deseo de Septién es que los resultados de su tesis “ojalá” sirvan para algo.