Hay ganas de fiesta en honor de San Prudencio. Tras la retreta y tamborrada que darán paso a una noche del jueves de celebración, en muchos casos hasta altas horas, Armentia será el epicentro del festejo en honor al patrón de Álava el viernes.
El paseo por el entorno del templo volverá a ser un escaparate en el que caer en la tentación para adquirir las tradicionales rosquillas, embutido de todo tipo, cualquier especialidad de dulce, comprar piezas de artesanía procedentes del rincón más variopinto del planeta o refrescarse con un vaso de sidra y un pintxo de txistorra a media mañana.
Será también la ocasión propicia para volver a degustar los sabrosos talos en cualquiera de sus especialidades que, a buen seguro, serán una de las delicias más reclamadas durante la multitudinaria presencia de los gasteiztarras en las campas.
Un amplia oferta eminentemente gastronómica que llevan hasta las campas las más de 160 puestos que invaden los alrededores de la campa y la basílica de Armentia cada año.
Un puzle que ensambla a la perfección generando un itinerario en el que los olores de las distintas casetas se entremezclan abriendo los apetitos de los visitantes.
Uno de los puestos que nunca falla a la cita con el patrón ha sido el primero en llegar a Armentia y este miércoles a primera hora de la mañana ya estaba instalado en su lugar habitual.
Se trata del puesto de vino añejo que cuando levante su persiana mostrará al público sus característicos muñecos articulados pisando uva. Todo un clásico de todas las ferias y romerías del entorno que ha sido el más madrugador este año.