La rehabilitación integral de Zaramaga y su conversión en un barrio de prestaciones sostenibles y punteras, tanto en lo económico, como en lo social y en lo cultural, ya tiene consignación presupuestaria con alrededor de 36 millones de euros llegados de las arcas del Gobierno Vasco, del Ayuntamiento de la capital alavesa y de otros agentes implicados y una planificación con hitos concretos, tal y como adelantaba ayer DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. No obstante, la intención del Ayuntamiento de Vitoria para con este barrio de oro no es cuestión de un arrebato. De hecho, el Consistorio gasteiztarra elaboró durante la pasada legislatura un exhaustivo estudio encaminado a desgranar al detalle las necesidades de la zona, casi casa a casa.

El citado análisis dibuja un espíritu colectivo con matices propios nacido de las especiales características que marcaron el nacimiento de una barriada con solera en la capital alavesa. El trabajo dicta que la población de diferentes orígenes nacionales, que migró hacia el barrio en busca de un trabajo en ese periodo de efervescencia industrial, generó un barrio crisol de raíces, tradiciones y culturas diferentes. Esa situación, hoy en día, se puede extrapolar con la llegada de cada vez más inmigrantes de otros países, que recalan en Zaramaga por el precio de sus pisos.

A ese carácter propio, reconocible dentro y fuera de los límites del barrio, hay que añadir que en Zaramaga se produjeron los llamados sucesos de Vitoria del 3 de marzo de 1976 en plena Transición democrática. Durante una asamblea de obreros en huelga, en la iglesia de San Francisco, la actuación de la policial causó cinco muertos y un centenar de heridos en el desalojo de la iglesia y los posteriores disturbios en el barrio. Estos sucesos se recuerdan en el monumento a las víctimas del 3 de marzo.

Zona obrera

El ser considerada históricamente como la zona obrera dentro de la ciudad, con construcciones levantadas a propósito para acoger a las crecientes plantillas del cinturón empresarial nacido en zonas como Gamarra, Arriaga y Betoño, ha conformado gran parte de la identidad de Zaramaga a lo largo de los años. De hecho, aún es constatable el peso de formaciones políticas como el PSOE en el barrio, que siguen confiando en sus listas en proporción muy diferente al resto de la ciudad.

Según las conclusiones de la radiografía previa elaborada por el Consistorio gasteiztarra, esa etiqueta que para sus habitantes, algo así como el cinturón rojo de ciudades como Madrid o París, “es un importante lastre del que cuesta despojarse y limita su atractivo y la llegada de inversión tractora que desarrolle el barrio”.

Los autores del análisis sintetizan en apenas unas palabras los rasgos que están detrás de las causas que han motivado una intervención global para cambiar el paso de un barrio con muchos achaques. Al respecto, los investigadores explican que “como nos ha dicho uno de los interlocutores con quienes nos hemos entrevistado: cuesta mucho que venga gente aquí, porque desde algunos niveles de la ciudad, venir aquí era como entrar en el Bronx, se manejaba un poco esa imagen y eso no ayudaba a tener razones por las que venir aquí…”.

Muchos años, pocos cambios

El denominado Estudio sociourbanístico del barrio de Zaramaga, elaborado por Murua-Silgo-Quor UTE, expresa en palabras lo que se puede comprobar in situ. El barrio acoge prácticamente los edificios que nacieron hace décadas sin demasiados cambios. El sector comercial ha tenido que competir, además de con las propias taras del barrio, con un gigante como El Boulevard. Todo ello, además del evidente envejecimiento de los habitantes y el escaso relevo generacional, ha provocado que haya más lonjas vacías que negocios en marcha. Las oportunidades de negocio son difíciles de asentar por cuanto pocos apuestan por instalarse en Zaramaga, otrora el barrio más populoso y hoy en claro declive con un censo de poco más de 12.000 habitantes.

Dicho todo lo anterior, el estudio que radiografía la realidad de Zaramaga indica que si bien han pasado muchos años desde la creación del barrio, los cambios y evolución producidos en él han sido prácticamente nulos, manteniendo los mismos elementos urbanísticos y estructurales con los que se diseñó y construyó en su momento. Como ejemplo a tal consideración, el texto recoge frases textuales recogidas durante el trabajo de campo directo con vecinos de la barriada. “Todo está igual que hace 20 años, las mismas farolas, los mismos árboles y las mismas aceras…”.

Zona no preferente

El trabajo de análisis sociológico que está desgranando este diario para explicar la rehabilitación integral que va a cambiar el paso a Zaramaga con su conversión en un ecobarrio socialmente moderno y culturalmente activo dictamina que la percepción es que frente a otros barrios de la ciudad que han sufrido renovaciones, esta no ha sido una zona preferente en las políticas municipales ni beneficiaria de sus inversiones para hacer mejoras.

Sobre el particular, el análisis añade en pocas palabras un sentir que podría adoptarse como generalizado. “La Avenida Gasteiz ha cambiado tres veces y Zaramaga ninguna; en la calle General Álava cambian las baldosas cada seis años y aquí seguimos con las mismas. Mi hijo juega en las mismas baldosas, en el mismo sitio y en la misma acera que jugaba yo… Sigue todo igual que hace 40 años…”.

Distintas zonas

El Estudio sociourbanístico del barrio de Zaramaga reconoce que para los vecinos de este barrio de oro, este está dividido en dos zonas, la zona este, la más antigua (calles de las Cuadrillas de Laguardia, Mendoza..), donde se encuentran los edificios más viejos, obsoletos y con mayores carencias en accesibilidad. Y la zona oeste, cercana al cementerio de Santa Isabel, donde los edificios son más modernos, tienen ascensor y un diseño que favorece la movilidad. Todos ellos, respetan un estilo concreto, con fachadas naranjas gracias al predominio del ladrillo caravista en sus fachadas.

En el caso de la primera de las zonas, el trabajo señala que se han llevado a cabo proyectos de rehabilitación en algunos edificios. Sin embargo, no son sencillos ya que la propia configuración del edificio dificulta que se puedan instalar ascensores o bajarlos a cota 0.

“Algunos los pusieron hace años pero llegan a la entreplanta con lo cual tampoco solucionas mucho… Tienes que tirar la escalera entera para conseguir llegar a la planta y no siempre puedes. Nosotros lo conseguimos porque nos hicimos con metros del jardín en la parte trasera y era la única manera, pero no todo el mundo puede…”, indica uno de los participantes en el estudio.

Declive poblacional

El estudio recoge que el barrio de Zaramaga, ha ido perdiendo población, de forma en los dieciocho últimos años ha pasado de poco más de 16.100 habitantes a unos 12.000 habitantes (eran 11.800 en 2016). Consecuencia de dos fenómenos demográficos por un lado un saldo vegetativo negativo (menos nacimientos que defunciones) y por otro de la caída de inscritos en padrón, población que ha abandonado el barrio.

La época de origen del barrio y de muchos de los habitantes que en la actualidad residen en el barrio, sitúa a un porcentaje muy importante de su población en los 65 o más años; un 36% (con secciones que superan el 40%), lo que le convierte en el tercer barrio más envejecido de la ciudad.

Situación preocupante

Así en la última década y media el barrio ha sufrido un importante envejecimiento, sus jóvenes han migrado a zonas nuevas de la ciudad, lo que ha contribuido que el número de hogares y de unidades familiares se hayan reducido en número y también en su tamaño.

Esto ha provocado que durante los últimos años se haya incrementado de un modo notorio las viviendas que se encuentran vacías. Al fallecer sus propietarios se ha tratado de poner a la venta esas viviendas, pero al no estar rehabilitados los edificios, no se venden. En consecuencia, ha crecido el alquiler por un lado a inmigrantes y por otro a personas cuyos progenitores viven en el barrio y que retornan a él porque sus hijos acuden a colegios de la zona y así los abuelos pueden ocuparse de su cuidado.

“Es imposible vender un cuarto piso sin ascensor. La de la inmobiliaria ya me dijo, olvídate, por encima de un segundo no lo vendes, con todo lo que hay nuevo…”. “Las parejas jóvenes que han venido es porque tenemos un colegio enfrente que les viene muy bien y los padres están cerca. La gente joven que compra en el barrio es porque es de este barrio….”, indica otra de las fuentes que han nutrido el análisis.