Gasteiz ya está en fiestas; la Virgen Blanca y las calles aledañas, petadas de gente que se resiste a abandonar la plaza minutos después de que Celedón haya hecho su llamamiento a disfrutar de seis días de jaias.

Gorka Ortiz de Urbina se ha reencontrado con los miles de gasteiztarras –cerca de 35.000– que cada año paran su reloj a las seis de la tarde del 4 de agosto para mirar cómo desciende por el cable Celedón. Es su turno y esta vez ha decidido decidió hablar algo más que de costumbre, aunque no mucho, tras tres años de sequía festiva. “Os echaba de menos”, ha dicho. “Una cosa: por todos los que este año no pueden estar aquí con nosotros y por unas fiestas seguras para las neskas y para nosotros”, ha dicho. En una posterior intervención ha deseado que el Glorioso regrese a la Primera División de la Liga de fútbol.

Desatado de felicidad por regresar a la balconada, ha entonado una y otra vez la mítica de Celedón ha hecho una casa nueva con ventana y balcón, ha lanzado varios goras a Vitoria, a los gasteiztarras, a Celedón, a las fiestas y ha dado las gracias a los presentes antes de despedirse de la plaza con un “¡A disfrutar!”. 

Así, la bajada de Celedón inocula aire de fiesta a vitorianos y vitorianas que ya botan y botan de alegría. Mañana es día de ofrendas; primero en el cementerio para recordar a blusas y neskas fallecidos y después a los pies de la hornacina para colmar de flores a la Virgen Blanca; ramos y aurreskus a la patrona en el día grande de La Blanca, jornada en la que las txarangas y las cuadrillas de blusas y neskas toman literalmente las calles. Vitoria vive de fiesta.