Pello Otxandiano, el hombre de las gafas que no las llevaba

Y lo cierto es que parece que lo primero, lo de la Inteligencia Artificial, se lleva a rajatabla. Tanto, que se diría que su candidatura ha sido creada del primer al último detalle por ChatGPT o cualquiera de las otras inquietantes aplicaciones que van a poner patas arriba el modo de vida que conocíamos.

Así, igual que esas mujeres u hombres del tiempo de ciertos canales de televisión que no existen o que el falso Fernando Alonso que, por poco más de un euro, felicita su cumpleaños a nuestro querido cuñado llamándole por su nombre, Otxandiano da toda la impresión de ser un ente virtual diseñado como una versión edulcorada y adaptada al siglo XXI de su inspirador, Arnaldo Otegi Mondragon, que también es su gran mentor. O su padrino, si lo prefieren.

Como a nadie se le escapa, la gran seña de identidad de que se ha dotado al aspirante soberanista han sido sus gafas de pasta. Cualquier comprobación en los archivos certifica que solo empezó a usarlas a partir del momento de su designación. Apenas un mes antes -octubre de 2023-, cuando ejercía como portavoz de la coalición en el debate público sobre la ley de Educación, no las llevaba. La elección del complemento no fue caprichosa. Se pretendía dar sentido a la idea de “su” libro (87 páginas) con las propuestas de campaña, titulado 'Begirada: una mirada para el futuro del país'.

Los anteojos, además, acentúan la imagen de intelectual y/o científico (táchese lo que no proceda) con que se ha querido revestir a Otxandiano, de quien sistemáticamente se destaca su doctorado en Ingeniería de las Telecomunicaciones por Mondragon Unibertsitatea con su periodo de prácticas en Gotemburgo. Las notas oficiales añaden que a la vuelta de Suecia decidió “hacer un paréntesis en su carrera profesional”, si bien no hay constancia anterior de que hubiera tenido tal carrera profesional.

Delfín de Otegi

Ese es el momento (2011) en que se vuelca en su actividad política. Desde la concejalia en el ayuntamiento de su Otxandio natal, fue haciéndose un sitio en el núcleo duro de Sortu, la formación en que, superadas las ilegaliciones sucesivas, se refundó la izquierda abertzale histórica y que es el centro sobre el que gravita la multiplataforma EH Bildu. En muy poco tiempo se granjeó la confianza absoluta de Arnaldo Otegi, que vio en él su delfín y, al tiempo, un elemento clave para la renovación táctica que exige el tiempo actual.

Esa virtud la viene demostrando Otxandiano como Director de Programa de EH Bildu y responsable, en buena medida, de una estrategia de terciopelo hacia fuera con guante de hierro hacia dentro. 

La fórmula ha sido tan taimada como brillante: puesto que no se podía vencer al PNV, se trataba de parasitar los mensajes y la forma de actuar de los jeltzales. Las encuestas dicen que da resultado, aunque cuando se rasca, las contradicciones salen a la luz. 

Este martes mismo, Otxandiano volvió a rehuir calificar a ETA como organización terrorista. Incluso se lió mezclando la actuación de Israel en Gaza como justificación. Para él, como no deja de repetir, los asesinatos, secuestros y extorsiones de la banda solo fueron “un ciclo afortunadamente superado”. Y pasa por ser el gran moderado.