El pasado 14 de julio de 2021 la comisión europea publicó el programa Fit for 55, un conjunto de herramientas que apoyan el compromiso de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030, en relación con el nivel de 1990. Estas propuestas van acompañadas de una serie de medidas legislativas y actualizaciones a la regulación actual. Es por tanto un hito en la ambición climática de la UE para la descarbonización, siendo una legislación pionera en el mundo
La creciente demanda de personas y mercancías en movimiento se satisface cada vez más a expensas de las generaciones futuras y la descarbonización de la economía es urgente.
Pero, ¿es realista la implementación de Fit for 55 en la próxima década con los planes políticos, la tecnología de los vehículos, los combustibles alternativos y las infraestructuras que disponemos?
Todo reto supone una oportunidad y debemos ser capaces de, aprovechando la consecución de estos objetivos, convertir en oportunidades este proceso que debe ir de la mano de la implementación de nuevas tecnologías y de combustibles alternativos sin encarecer el transporte. Trabajando en un ecosistema de transformación hacia una movilidad limpia, poniendo el foco en la neutralidad del carbono, para llegar a cero emisiones netas y por fin la neutralidad climática en nuestros procesos.
Integrar mecanismos estratégicos como el Insetting favorecerán la implementación de nuevas operativas que nos ayuden a superar la resiliencia climática.
Frente a las incertidumbres de las propuestas del paquete Fit for 55 hay que trabajar en cooperación y actitud positiva porque se trata de una apuesta valiente y decidida en la transición hacia una economía climáticamente neutra.
Que sea un proyecto de éxito requerirá de grandes esfuerzos por parte del tejido empresarial, industrial y la sociedad en general, pero la consecución de estas iniciativas, a la larga, aportará grandes beneficios especialmente para las generaciones futuras.