eiteró ayer la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco la advertencia que viene constatándose en los últimos meses: los fondos europeos, que canaliza el Gobierno español, no fluyen con la debida eficiencia. Con independencia del constatable reparto desigual de los mismos al margen de criterios objetivables como el PIB o la población, la lentitud en la tramitación y puesta de esos fondos a disposición de los proyectos inversores debe terminar. Los ámbitos de actuación de esa inyección están definidos en origen y no dan margen a su discrecionalidad. La transición ecológica y mediambiental alcanza a sectores desde la movilidad a la construcción, pasando por la generación energética o la sanidad; la digitalización tiene un campo casi universal de actuación en los citados sectores y en todos los de la actividad productiva e industrial transformadora y los servicios; las infraestructuras vuelven a señalar a los ámbitos relacionados con la movilidad, la construcción y la generación y distribución energética. No se puede decir que no haya ámbitos sobre los que desarrollar los mecanismos de aplicación de esos fondos ni que el listado de proyectos presentado por el Gobierno Vasco no responda a cada uno de esos ámbitos. En consecuencia, es imperioso agilizar la tramitación administrativa y legal por parte del Estado para su implementación. De la reflexión de la consejera Tapia se extrae otro indicio: la sensibilización europea con la recuperación económica compartida no va a ser infinita. Los recursos para la transformación tecnológica y ambientalmente responsable de la economía son aquí y ahora. Aprovecharlos es vital para facilitar ese tránsito y subirse al vagón de cabeza es una oportunidad sin parangón para la economía, las empresas y los trabajadores vascos. En este marco de premura y aceleración de las acciones, es de una esterilidad que raya la irresponsabilidad la actitud política de tratar de desgastar al Gobierno cuestionando sus capacidades o su fiabilidad en la administración. El Ejecutivo de Sánchez tiene que ponerse las pilas pero no verse sometido a una agitación desleal por parte de la derecha opositora. Los consensos tienen que generarse en torno a los programas y los sectores de actividad, no en torno a los intereses territoriales de los barones de PP y PSOE. No cabe el error de otro Plan E.