l proceso de análisis, debate y aportaciones a través de la Ponencia de Educación ha dado un fruto valioso con unas conclusiones que constituyen la base de un modelo educativo propio, de amplio consenso y capaz de encarar los retos del momento y el futuro del que es un pilar fundamental del desarrollo individual y colectivo en Euskadi. La educación ha sido tratada tradicionalmente en Euskadi con la seriedad debida, pero este paso adicional hacia el acuerdo y desde el diagnóstico de casi un centenar de profesionales del sector implica el diseño de un modelo que encara sin complejos los diversos aspectos de este ámbito. Desde la financiación a la debida equidad; desde la dotación de recursos humanos y técnicos, al aprovechamiento eficiente de las estructuras formativas ya existentes, con independencia de su naturaleza pública o concertada. Euskadi muestra una base envidiable de escolarización, con índices de abandono escolar temprano casi residuales y con 6 de cada 10 estudiantes prolongando su formación más allá de los ciclos de educación obligatoria. Estos mimbres se complementarán en el futuro con un mecanismo de monitorización y de organización de la oferta educativa en el que cobran igual importancia la independencia de los centros a la hora de la organización interna como la garantía de sostenibilidad de sus servicios y la valoración del cumplimiento de objetivos. La gratuidad universal es la base de la equidad en el acceso a un derecho de los estudiantes, sin perder de vista el imprescindible empoderamiento de los profesionales del sector a base de promover la calidad en su trabajo. La red educativa vasca del futuro está llamada a romper la perspectiva diferencial entre centros públicos y concertados. Todos ellos son activos del país e infraestructuras que han cooperado en el pasado en el dibujo de éxito educativo actual, por lo que aportarán sus virtudes al nuevo modelo. Un modelo en el que el mecanismo de relación con la administración mediante el contrato-programa ha dejado obsoletos los debates sobre el papel de unos u otros modelos, tendentes a no diferenciarse en lo sustancial, así como el de las lenguas vehiculares, con el trilingüismo como objetivo y la autonomía de los centros para una mejora de las competencias en euskera, castellano e inglés. Situarse en la periferia de este consenso incipiente es alejarse de las necesidades de la sociedad.