La infraestructura eléctrica está al límite. Eso es un hecho, pero las eléctricas han puesto hoy cifras a ese colapso del que se lleva advirtiendo desde hace meses: en Euskadi la saturación de la red llega al 100% e impide la conexión de nuevos proyectos industriales. La alarma en el sector es máxima, porque implica un envejecimiento forzoso de la industria vasca y frena el crecimiento económico.
En Araba y Bizkaia, todos los nudos están saturados, mientras que, en Gipuzkoa, el 98% no tiene capacidad disponible. Una realidad que se explica a la perfección con el ejemplo de la fundición Betsaide, que planea marcharse de Elorrio e instalarse en Bergara, entre otras cuestiones, por la falta de enchufe en territorio vizcaino.
UFD (Naturgy) y la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), a la que pertenecen Endesa, Iberdrola y EDP España, han publicado esta mañana los mapas de capacidad de la red eléctrica. Y la conclusión es que, en todo el Estado, el 84% de los nudos están saturados, un colapso que es especialmente grave en Euskadi, donde la capacidad disponible es prácticamente nula. Una circunstancia que pone en riesgo la reindustrialización y la generación de empleo en el sector.
Preocupación máxima
Esta saturación se da en un momento clave, cuando muchas empresas están impulsando procesos de descarbonización y digitalización. Según cálculos del Gobierno vasco, al menos 117 compañías del territorio van a necesitar potencia adicional para seguir siendo competitivas. Y no solo eso, la falta de red eléctrica impide que nuevos proyectos industriales se instalen aquí. Entre las dos situaciones hay 23 expedientes que no se han podido atender.
Es por ello que la situación crítica de la red eléctrica es algo que preocupa, y mucho, a las empresas y al Gobierno vasco. El lehendakari, Imanol Pradales, ha reclamado al Gobierno español que se implique en mejorar las conexiones de Euskadi porque el colapso actual está cortocircuitando proyectos de inversión. Por su parte, en una entrevista con este periódico, José Ignacio Hormaeche, director del Cluster de Energía del País Vasco, aseguraba que la situación actual está poniendo en riesgo el crecimiento económico del territorio. "Nos jugamos mantener o incluso incrementar ese PIB industrial que tenemos. Para que la industria siga en Euskadi y siga siendo competitiva a la vez que se descarboniza necesita tener acceso a la red. La futura consolidación y crecimiento de la actividad industrial en Euskadi está condicionada a que nuestras redes eléctricas estén suficientemente dimensionadas", apuntaba.
Para el departamento de Industria, la saturación de la red es uno de los principales desafíos que enfrenta el sector. "Las redes eléctricas son el cuello de botella que tenemos en Euskadi tanto para desarrollar parques renovables como para descarbonizar la industria", advierte.
En un informe remitido al Ministerio para la Transición Ecológica, el Gobierno vasco cifra en 70.000 los empleos, directos e indirectos, que pueden verse afectados si no se aumenta la capacidad de la red. La pelota está en el tejado del Ejecutivo español, que tiene que anunciar la planificación de las redes para el periodo 2026-2031, un movimiento que lleva meses de retraso por el apagón general que sufrió la península en abril. Mientras, la presión por parte del Gobierno vasco no ha parado de crecer porque, según sus cálculos, Euskadi necesita 6.000 megavatios adicionales de potencia –la capacidad actual es de 12.000 MW–. "Nos jugamos el futuro económico vasco, no podemos crecer sin infraestructura eléctrica, mientras nuestros competidores sí la tienen", insisten desde el sector eléctrico.
Los datos
Proyectos. El Gobierno vasco calcula que al menos 117 las empresas vascas van a necesitar una potencia eléctrica adicional para su proceso de descarbonización. Además, asegura que hay 23 expedientes con solicitudes que no se han podido atender “por falta de capacidad en las redes“, 14 de ellas ya implantadas y otras nueve que quieren ubicarse en Euskadi en los próximos años.
Empleo. Si no se amplían las redes eléctricas, lo que está en juego en Euskadi son 70.000 empleos, de los que 34.500 son directos y el resto, inducidos. Gipuzkoa sería el territorio más afectado, con 13.575 puestos de trabajo, seguido de Bizkaia, con 10.858, y de Araba 10.080.
Megavatios. El Gobierno calcula que Euskadi necesita 6.000 megavatios más de potencia para acometer la transición energética y para no perder competitividad. Esto supone un incremento del 50% sobre la actual, que es de 12.000 MW.
Información pública
Por primera vez, Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP –dueñas de la red de media y baja tensión– han publicado el mapa de la capacidad disponible en cada nudo de la red con tensión superior a 1 kV y lo han hecho a instancias de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y del Gobierno español. Esta información es clave para dimensionar la saturación real del sistema y evidencia un colapso sin precedentes, como lleva meses advirtiendo el sector. Sirve, además, para que las empresas puedan conocer los enchufes disponibles, que en el caso de Euskadi son prácticamente nulos. Una situación que, como se ha dicho, pone en jaque decenas de proyectos industriales y urbanísticos.
Una actividad regulada
La red eléctrica es una actividad regulada, en el que las compañías ejecutan las inversiones con un tope fijado por ley y por las que se les retribuye a través de los peajes de acceso que se cargan en la factura a los consumidores. En el marco de la planificación de 2026-2031, el sector industrial reclama una revisión urgente del modelo retributivo propuesto por la CNMC. Se espera que el regulador eleve del 5,58% actual al 6,5% la tasa de retribución, que es la que marca cuánto ganan las compañías por cada euro que destinan a nuevas líneas y subestaciones, pero las eléctricas reclaman que se incremente al 7,5%, en línea con lo que funciona en otros países europeos.
Según las eléctricas, la solución pasa por reforzar y digitalizar la red de distribución, elevar los límites de inversión y adoptar mecanismos ágiles para liberar capacidad allí donde la demanda lo requiera. Por ejemplo, la empresa distribuidora –que en el caso de Euskadi es i-DE, de Iberdrola–, cuenta con capacidad financiera y tecnológica para hacer las inversiones necesarias pero lo que no tiene es autorización para ampliar la red. Eso lo tiene que autorizar el Gobierno español en la planificación de 2026-2031. Por otro lado preocupa cómo se prioriza y se usa la capacidad libre que tiene la red, porque hay proyectos paralizados que se reservan durante años megavatios que no están usando.
El PNV logró incluir algunas de estas medidas en el decreto antiapagones, pero al no ser convalidado por el Congreso, quedaron sin efecto.