La Autoridad Vasca de la Competencia es un organismo autónomo, adscrito al Departamento de Hacienda y Finanzas, competente en materia de política económica y defensa de la competencia, la situación en la que los agentes económicos –empresas y consumidores– tienen una efectiva libertad, tanto de ofrecer bienes y servicios como de elegir a quién y en qué condiciones los adquieren. El pasado mes emitió su informe en relación con las operaciones de concentración autorizadas por la CNMC entre julio del pasado año y el de 2025. En ese período se produjeron 13 operaciones de concentración relacionadas con empresas presentes en Euskadi, cinco más que en el año anterior. En la mayoría de casos la empresa con presencia en Euskadi ha sido la adquirente –un total de nueve operaciones–, en tanto que en las cuatro concentraciones restantes ha sido la adquirida. Desde el año 2014, la CNMC ha autorizado un total de 986 operaciones de concentración al superarse el umbral previsto por la Ley de Defensa de la Competencia. De todas ellas, la participación de empresas vascas se ha producido en 105 de esas operaciones. El control de concentraciones tiene como objetivo evitar que se debilite la competencia. La presidenta desde el pasado año de la AVC, Ainara Herce, reflexiona en esta entrevista acerca del trabajo del organismo y sus objetivos. 

¿Como contribuye la libre competencia, en forma justa, al progreso de la economía y la sociedad?

–La competencia estimula a las empresas a esforzarse para captar clientes. Esa rivalidad incentiva a las empresas a mejorar continuamente y ofrecer mejores productos. Así, todos salimos beneficiados. Hay factores determinantes para diferenciarse, como el precio o la calidad, pero la rivalidad también estimula la innovación. Pensemos en el sector de las telecomunicaciones. Antes de la liberalización Telefónica tenía el monopolio del servicio, no tenía competencia, por lo que no tenías posibilidad de cambiar de operador en caso de no estar satisfecho con el servicio. La apertura a la competencia de ese sector a impulsó la innovación -nuevas tecnologías, banda ancha, Internet…- , redujo precios y mejoró la calidad de los servicios. En definitiva, la competencia estimula la innovación, el crecimiento económico, la eficiencia, el empleo, y por último, la cohesion social. 

En el último año, de 13 operaciones de concentración, en nueve de ellas la empresa con presencia en Euskadi ha sido la adquiriente y en cuatro la adquirida. ¿Refleja eso la fortaleza del tejido empresarial? 

–Ese dato consta en el informe sobre concentraciones con participación de empresas vascas que emitimos en julio. El informe aborda las operaciones que superan determinado umbral por volumen o cuota de negocio, porque operaciones de concentración ha habido más de esas trece. El dato puede ser síntoma, efectivamente, de que hay dinamismo en el tejido empresarial vasco. Los motivos para que las empresas opten por la concentración son múltiples, pero muestra que tienen capacidad de liderar procesos de expansión, lo que requiere contar con solidez financiera y capacidad estratégica y de gestión. Pero también hay que analizar esta cuestión con prudencia. Las operaciones responden a múltiples factores: de tipo financiero, estrategia de diversificación, superación de barreras de entrada en un determinado mercado, necesidad de lograr un mayor tamaño o incluso por motivos de oportunidad. En cualquier caso podemos decir que revela una actitud activa. No obstante, es un dato que va fluctuando en los últimos años.

¿Qué capacidad sancionadora tiene la AVC?

–La AVC se rige por la Ley estatal de Defensa de la Competencia. En Euskadi no podemos regular, solo tenemos competencias ejecutivas. La Ley recoge tres tipos de conductas prohibidas. Dos de ellas -acuerdos colusorios y abuso de posición dominante- se consideran muy graves. En esos dos casos, las sanciones pueden alcanzar hasta el 10% del volumen de negocio total mundial de la empresa infractora en el ejercicio anterior a la multa. Y luego está el falseamiento de la competencia por actos desleales, que se considera grave. Las sanciones pueden llegar hasta el 5% del volumen de negocio mundial en el ejercicio anterior. Por otra parte, también opera la Ley de Contratos del Sector Público, que le permite imponer la prohibición de que una empresa sea contratada por las administraciones públicas. Eso también puede causar un daño muy alto a la empresa. Se intenta que las sanciones tengan poder disuasorio. También están las sanciones a directivos, que pueden alcanzar los 60.000 euros, además del daño reputacional para la empresa.

Una de las demandas de la AVC es tener más influencia en las decisiones regulatorias sobre competencia. ¿Cómo está este asunto?

–Es importante que las autoridades autonómicas tengamos voz a nivel estatal en los asuntos que competen a nuestros territorios, sea en concentraciones o bien en expedientes sancionadores. Somos los que mejor conocemos la realidad interna de nuestros mercados. Por ejemplo, en la función sancionadora, la ley de coordinación del año 2002 establece un mecanismo por el que se designa si el asunto lo lleva la AVC o la Comision Nacional de los Mercados y la Competencia: si un asunto desborda Euskadi, aunque sea mínimamente, pero el grueso de sus efectos están aquí, es la CNMC la que actúa. Creemos que esa ley de coordinación está obsoleta y debe ser revisada, y eso también lo piensan otras autoridades autonómicas. Es una vieja reivindicación. Somos la autoridad mejor situada en el día a día. Pensemos en los mercados digitales. Si un comercio hace una venta online, automáticamente pasa a ser competencia de la CNMC y es algo que no nos parece bien.

¿Como valora la situación de la competencia en el plano de la contratación pública en Euskadi?

–La situación de la contratación pública es preocupante, tanto a nivel europeo como de la CAV y del Estado. En general, el nivel de competencia en los contratos ha disminuido en los últimos diez años en el mercado único: incremento de los procedimientos con una única oferta y elevado nivel de adjudicaciones directas de contratos. Falta concienciación sobre la competencia como requisito previo para lograr la mejor relación calidad-precio. Cuando en una administración se elabora un pliego de contratación, el personal encargado se fija en cumplir el procedimiento establecido en la Ley de Contratos, pero no hay que olvidar que se debe lograr que haya muchas ofertas al concurso, que haya mucha competencia, ya que eso va a hacer que las empresas se esfuercen más y hagan mejores ofertas en la relación calidad-precio. Eso redunda en beneficio de todos, porque estamos hablando de los recursos públicos. Lo que se gasta de más en un contrato público se gasta de menos en sanidad y educación. Hay que preguntarse por qué cada vez se presentan menos empresas a los concursos. ¿Las empresas están llegando a acuerdos colusorios previos para repartirse el mercado? ¿O es que en la elaboración de pliegos se ponen muchas barreras de entrada -como solvencias excesivas- y burocracia y las empresas deciden no presentarse? Estamos realizando una intensa labor en divulgar cultura de la competencia en la contratación pública. Entre otras actuaciones, a través de la celebración de seminarios prácticos dirigidos a personal técnico de contratación, para ayudarles a que en la elaboración de los pliegos no introduzcan requisitos desmesurados, y también para ayudarles a reconocer indicios de acuerdos prohibidos entre empresas en las licitaciones, para que nos informen de ello y podamos sancionarlas, en su caso. 

¿Cuáles son los ejes del Plan Estratégico 2024-2028 de la AVC? 

–Tenemos un Plan Estratégico 2024-2028, pero también contamos con planes anuales de actuación. El de 2025 busca reforzar la promoción de la competencia, la actividad institucional, la defensa de la competencia y el impulso de nuestros medios propios. En el campo de la promoción hacemos informes sobre proyectos normativos y otro tipo de normas que no son rango de ley. El día a día de las entidades locales tiene incidencia en las actividades económicas y dedicamos muchas actuaciones a ellas. Buscamos que esa cercanía con los ayuntamientos y administraciones locales sea un valor añadido. En el plano de defensa de la competencia vamos a hacer seguir trabajando mucho también en temas de Inteligencia Artificial y algoritmos. También hacemos informes sobre aspectos como actividad económica en las playas, vivienda turística...

Ese mismo campo, el de la vivienda turística, ¿cómo se está trabajando desde la AVC? 

–Hay ayuntamientos grandes como Donostia y Bilbao, que tienen capacidad para tratar el tema, pero otros no. Ya veíamos que iba a ser objeto de polémica. Es un fenómeno que ha venido para quedarse. Existen situaciones distintas: hay personas que tienen unos recursos infrautilizados en forma de una vivienda y de la que ven que pueden obtener unos rendimientos, pequeños ahorradores o fondos de inversión... Los ayuntamientos están muy preocupados y están tratando de regular este tema. ¿Qué ocurre? Algunos ayuntamientos tenían regulada la vivienda turística como arrendamientos, otros como uso hostelero, otros establecían excepciones… Es necesario dar seguridad jurídica. Hemos tratado de dar luz con un informe en el que abogamos por una regulación económica eficiente. Debemos preguntarnos si es necesario regular el mercado o si ya estaba autorregulándose solo. Si es necesario regularlo, entonces hay que analizar como debe ser la proporcionalidad y la no discriminación para compaginar el disfrute de las personas con la convivencia diaria. 

¿Cómo podría mejorar la competencia que las empresas vascas ganaran en tamaño? 

–El número de pymes es muy alto en la CAV, con una alta especialización en la industria. Hay algunas voces que abogan por ganar tamaño empresarial. Uno de los retos es consolidar las pymes y que aumenten su actividad. Vivimos en mundo globalizado y la internacionalización es importante. Ganar tamaño aumenta la productividad, la diversificación y la exportación, además de favorecer la financiación y también la competencia. Pero tampoco debemos evolucionar a un modelo de monopolio. Tenemos que analizar como están los mercados. Por ejemplo, pensemos en los aranceles que ha impuesto Estados Unidos: a Euskadi, como economía exportadora que es, le dificultan la actividad a las empresas, que tienen que ver como hacer nuevos negocios. Es positivo tener campeones europeos en materia de industria, como indican los informes Draghi y Letta, pero no es bueno tener monopolios.