En los últimos años, especialmente tras el ahorro embalsado en pandemia y la reactivación económica que se produjo a partir de 2021, las posibilidades de inversión financiera han proliferado. Las ofertas no solo se ciñen a las entidades tradicionales, sino que también abarcan las propuestas de las llamadas fintech, empresas de servicios financieros que trabajan en el espectro digital mediante tecnología avanzada. Este es el contexto en el que hacen su aparición otros agentes inversores fraudulentos que pueden dar al traste con verdaderas fortunas. Son los llamados ‘chiringuitos financieros’, de los que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) detectó el pasado año un total de 394, un 17,3% más que en el ejercicio anterior, según su último informe. 

La propia Comisión los define como “entidades que ofrecen y prestan servicios de inversión sin estar autorizadas para hacerlo”. La primera diferencia es que no están inscritas ni en la CNMV ni en el Banco de España, los organismos autorizados para determinar qué empresas pueden ofrecer estos servicios de forma regulada. Además, no están adheridos al Fondo de Garantía de Depósitos. Tal y como explica el economista Antonio Gallardo, analista del portal financiero iAhorro, se trata de establecimientos que “ofrecen rentabilidades muy elevadas a través de estructuras piramidales. Los fondos que aportan los clientes más nuevos son los que pagan las rentabilidades prometidas a los más antiguos, hasta que toda ese sistema acaba cayendo”. Es lo que se conoce también como ‘esquema Ponzi’, en alusión a Carlo Ponzi, un delincuente estadounidense de origen italiano que, en 1919, ideó un sistema para captar fondos mediante la compra y venta de cupones postales, con rentabilidades del 100% en tres meses. 

A pesar de que puede resultar sencillo identificar el carácter fraudulento de una oferta de este tipo, no siempre es así, ya que, como recuerda la CNMV, “se trata de estafas muy elaboradas y con apariencia de credibilidad”. “Es fácil resultar vulnerable ante las promesas de enriquecimiento rápido y sin riesgo de los chiringuitos financieros, que por muy bien construidas que estén siempre son falsas”, añade la Comisión.

Pautas para reconocer conductas sospechosas

A la hora de reconocer si una propuesta de inversión que llega está regulada y se atiene a los requisitos legales, la CNMV proclama, como resumen, que “es importante tener claro que los elevados rendimientos que ofrecen suelen ser demasiado buenos para ser ciertos: sólo son el cebo con el que consiguen que los inversores menos informados o más confiados les entreguen sus ahorros. Cuando no pueden justificar las pérdidas, simplemente desaparecen o cambian de nombre”. “Lo normal es que cuando ya han captado los ahorros de alguien se pierda la comunicación con ellos”, explica Gallardo.

Los métodos de contacto suelen ser de naturaleza agresiva, como continuas llamadas telefónicas ‘en frío’ y cuyos interlocutores no e conforman con una negativa. Además, los correos electrónicos ‘spam’ y los mensajes con apariencia personalizada en las redes sociales suelen ser también canales de engaño. 

Entre sus técnicas de persuasión, destacan la de presentarse con predicciones bursátiles acertadas; eso sí, después de haber hecho miles de combinaciones cruzadas y presentarlas a miles de potenciales víctimas sin ninguna garantía más allá del azar. Asimismo, como recuerda la CNMV, sus miembros “visten con elegancia y alquilan oficinas de lujo que abren al público como si se tratara de una prestigiosa empresa de inversión”, ofreciendo “explicaciones incomprensibles” y “grandes beneficios con pocos riesgos”. Ante todo ello, la CNMV pide “desconfiarde altas rentabilidades sin riesgo”. , así como “no invertir en lo que no comprenda”. Asimismo, el organismo reclama acudir a sus propios servicios o a la Policía y denunciar los hechos.

El informe de la CNMV señala que su canal de denuncias recibió el pasado año 862 “comunicaciones”, que sirvieron para detectar 95 nuevos ‘chiringuitos financieros’ hasta un total de 394. Además, se abrieron 17 nuevos expedientes a estos establecimientos, con propuestas de sanciones económicas por valor de 12,7 millones de euros. Estas cifras suponen un considerable aumento respecto a las de 2022, cuando el mismo organismo alertó de la presencia de 336 de estas firmas fraudulentas. De hecho, las actuaciones de la CNMV constatan un crecimiento en el número de ‘chiringuitos’ de más del 80% en apenas cinco años. Así, según los datos de la propia Comisión, en los años 2027 y 2018 se localizaron 53 y 63, respectivamente. “Crear una estructura así es relativamente fácil. Se necesita muy poco, una página web, una oficina y poco más. Al contrario que, por ejemplo, un operador prestamista, que requiere de una estructura local”, explica Antonio Gallardo. La eclosión de todo lo vinculado a las criptomonedas y los negocios digitales está favoreciendo un contexto de oportunidad para las estafas, pues en algunos casos se tiende, por parte del cliente, a pasar por alto la verificación de todos los requisitos necesarios que debe reunir una firma inversora. En este sentido, la CNMV advierte en su guía especializada de que “cuando el intermediario autorizado vende un determinado producto, debe solicitar información al cliente o potencial cliente sobre sus conocimientos y experiencia en relación con dicho producto, con la finalidad de evaluar si es conveniente para él”. Además, “las entidades autorizadas nunca presionan al cliente” y le plantearán “ofertas realistas”, indica el organismo. 

Cada vez en mayor medida, y también por el canal en el que actúan, el perfil de las víctimas de estos ‘chiringuitos financieros’ es el de un inversor joven, con conocimientos financieros escasos y que trata de ganar dinero rápidamente. En este sentido, la CNMV puso en marcha el año pasado trabajos para “delimitar la actividad publicitaria” de los llamados ‘finfluencers’, personas influyentes que comparten consejos financieros en las redes sociales. Por otra parte, los miembros de estos ‘chiringuitos’ “llevan las estafas a tal punto que pueden también captar los ahorros de familiares y amigos”, explica el analista de iAhorro.

No obstante, también se dan casos de firmas que no despertaron señales iniciales de alarma entre los reguladores, pero que luego han terminado por presentar todas las trazas de ser fraudulentas. Es el caso del conglomerado financiero Herrero Brigantina, fundado en 2007 por el economista asturiano Juan González. Ofrecía rentabilidades del 50% a través del ‘esquema Ponzi’, pero su anuncio el pasado año de salir a Bolsa fue la espita que culminó las investigaciones judiciales sobre su actividad. Hace dos semanas, el magistrado Santiago Pedraz citó a declarar en octubre a la cúpula directiva de Herrero Brigantina por presunta estafa piramidal, que habría afectado a 35.000 clientes en toda Europa y que podría ascender a entre 40 y 70 millones de euros, según la Policía. Los primeros inversores han conseguido recuperar su dinero pero el resto ha perdido sus ahorros.