Rebajar la inflación está siendo una tarea mucho más costosa de lo que pensaba la clase política, aunque los analistas y economistas ya habían advertido el año pasado que, desde luego, no iba a resultar fácil devolver los precios a los niveles que tenían antes de la invasión rusa de Ucrania y que, incluso, antes de la pandemia. Ayer el INE informó de que el IPC del mes de octubre, en su indicador adelantado a falta de confirmación, fue del 3,5%. Es decir, el mismo que en septiembre. La buena noticia vino por el lado de la inflación subyacente, que disminuye seis décimas y queda establecida en el 5,2%. La subyacente no incluye los productos más volátiles, como son los alimentos no elaborados, la energía y los combustibles fósiles.

Dos son las claves que están detrás del movimiento del IPC hacia la contención. Por un lado, los precios de los carburantes han caído, mientras que los de los alimentos y bebidas no alcohólicas se han incrementado con “menos intensidad” que el mismo mes del año pasado, según el INE. Por el otro, destaca “la influencia al alza” de la electricidad, cuyos precios bajan menos que en octubre de 2022. En cualquier caso, pese a que el dato es sinónimo de cierta estabilización, la subida interanual del 3,5% es la más alta desde el 4,1% registrado en abril. A partir de entonces, se inició una suave caída: 3,2% en mayo, 1,9% en junio, 2,3% en julio, 2,6% en agosto y 3,5% en septiembre. En lo que respecta a la evolución mensual, el aumento en comparación con el mes de septiembre fue del 0,3%, una décima más que en el ejercicio precedente y el quinto mes seguido con subida.

El dato que lleva algo más de optimismo al análisis general es el que concierne a la inflación subyacente, cuyo porcentaje del 5,2% es el más reducido desde mayo del año pasado. De hecho, la caída de seis décimas es la más pronunciada desde la que se produjo en junio de 2022 respecto al mes anterior, cuando pasó del 5,5% al 4,9%. En cuanto a los datos armonizados para la comparación con Europa, la tasa de variación anual del IPCA fue del 3,5%, dos décimas por encima de la registrada el mes anterior.

Las sucesivas subidas de tipos de interés ordenadas por el BCE, que es quien rige la política monetaria de los países de la Eurozona, están logrando a duras penas dominar la inflación. Los precios caen, pero lo hacen a un ritmo que resulta casi imperceptible para el consumidor. Mientras, partidas como las hipotecas se siguen incrementando por efecto del alza en el Euríbor. Desde el Ministerio de Asuntos Económicos se insistió ayer en que la economía española se consolida como “una de las principales de la Eurozona con una menor inflación y mayor crecimiento”. Asimismo, desde el departamento que encabeza Nadia Calviño se remarcó que “las medidas de política económica adoptadas por el Gobierno están favoreciendo la competitividad de las empresas españolas, la ganancia de cuota de mercado y el aumento del poder adquisitivo de los salarios”. Todos los detalles de evolución por componentes se publicarán el 13 de noviembre.