La inflación ha ocasionado una mayor desigualdad en la distribución de las rentas en 2022, un año en que Euskadi, según recoge la memoria del Consejo Económico y Social vasco correspondiente al pasado año.
La presidenta de CES, Emilia Málaga, ha destacado que Euskadi consiguió mantener un crecimiento significativo el año pasado, cifrado en el 4,4 por ciento del PIB, inferior al de 2021, si bien el 2023 "se complica" y los datos apuntan a "una ralentización del crecimiento".
El último trimestre del año pasado ya mostró cierta "debilidad" ligada a la alta inflación y al alza de los precios energéticos, lo que está afectando a la parte más vulnerable de la sociedad, lo que ocasiona una perdida en la calidad de vida.
A pesar los buenos datos macro del pasado ejercicio, el CES ha constatado "un incremento de la desigualdad de las rentas". Euskadi tiene una Tasa Arope (población en riesgo de pobreza o exclusión) del 16 %, frente a casi el 28% en el Estado y casi el 22% en la Unión Europea, "favorable" por tanto según esa comparación, pero los datos revelan un aumento de la población vasca en riesgo de pobreza y exclusión y un empeoramiento en términos de renta.
El 5,6% de los vascos está en riesgo de pobreza real
Los cifras vascas muestran que 120.000 personas, un 5,6 % de la población, se encuentran en situación de pobreza real y la atención primaria del ámbito sanitario está "algo debilitada", el mercado de la vivienda "está muy impactado por la inflación" y se "mantienen muy altas tasas de temporalidad en el sector público" y "seguimos sin optimizar la llegada de los fondos europeos", ha avisado Málaga.
Al CES le preocupa la distribución de los fondos Next Generation y ha apuntado que "los mecanismos burocráticos no deberían dificultar su acceso a la población y al tejido productivo".
Pérdida de poder adquisitivo
El responsable de la elaboración de dicho informe, Jon Barrutia, ha señalado que el efecto de la reforma laboral ha supuesto en Euskadi el aumento del empleo y de la calidad del mismo, al tiempo que ha expresado su "preocupación" por "la pérdida del poder adquisitivo de los salarios debido a la inflación" y "por la pérdida de empleo del sector industrial", sobre todo, del femenino.
Rentas de protección
Barrutia ha valorado que el gasto vasco destinado a protección social, que sumando los fondos de la RGI y del Ingreso Mínimo Vital supone el 25 % del total del Estado. El perfil de las personas perceptoras es sobre todo una mujer mayor de 40 años con formación básica y el 68 % de los perceptores de esas ayudas corresponde a población no inmigrante.
El informa evidencia "las fortalezas" de la realidad socio económica vasca, "que es resistente" y se sustenta entre "su competitividad" ligada a la innovación y a la protección social "muy consolidada", además de una cualificación profesional muy elevada entre la población joven.
Han alertado de la baja tasa de actividad tanto en hombres como en mujeres, por factores "multifactoriales" y "sociológicos" como la pérdida de interés y el desánimo de acceder al mercado laboral de las personas de más edad que han sido expulsadas del mismo en relación con los salarios. Barrutia ha incidido en la necesidad de buscar un equilibrio entre la productividad y los salarios para mejorar esa tasa.
Euskadi pierde población
El CES estima que hay una crisis demográfica, entendida como un cambio profundo que requiere herramientas, como la estrategia 2030 y sigue siendo un reto para Euskadi. En 2022, Euskadi perdió población y "ni siquiera el saldo migratorio ha podido compensar el descenso vegetativo", ha avisado.
Por ello, ha reflexionado, si vivimos más y con un alto nivel de educación que hace a los trabajadores más productivos, "habría que empezar a cuestionarse ya si hay que mantener la tasa de reproducción habitual, que hasta en 2,1, o si se podría reducir".
En 2022 creció la demanda externa ya que la economía vasca "tiene un alto componente de tecnología media" y casi un 32 % de las ventas en el ámbito de productos tecnológicos de nivel medio y alto mientras un 32 % del empleo está en ámbitos de tecnología media y alta.
"Estamos siendo competitivos al mercado exterior" y tiene que ver con los indicadores de innovación que sitúa a la Comunidad Autónoma "a la cabeza del Estado y muy arriba en el ámbito europeo", ha añadido.
Al CES le "preocupa" que esa economía digital puede "dejar atrás a personas que estén sufriendo esa transición" y ha abogado por un "planteamiento de la innovación como una estrategia global en la que hay que tener en cuenta la digitalización y las tecnologías, el capital humano y el liderazgo con el objetivo de no dejar a nadie atrás".