El Gobierno vasco ha revisado a la baja el crecimiento previsto para 2023 hasta el 1,5% y prevé para 2024 un crecimiento mayor, del 2,1%, con la creación de 20.000 empleos en esos dos años, 10.000 en cada uno de los ejercicios.

Esta revisión ha sido dada a conocer por el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, en una rueda de prensa, en la que ha recordado que la previsión en octubre pasado era un crecimiento del 4,3% para 2022 y del 2,1% en 2023.

Tras destacar que finalmente el saldo anual para Euskadi en 2022 ha sido "muy positivo" con un incremento medio del PIB del 4,4%, ha señalado que un mes después de esas estimaciones la UE se encontraba en un "punto crítico" y se apuntaba a una posible recesión lo que llevó a muchas instituciones a revisar a la baja sus previsiones.

Euskadi sigue creando empleo

Sin embargo, ha apuntado que algunas de esas instituciones volvieron a revisarlas al alza al haber aplicado al shock de oferta una "corrección excesiva". Ello es consecuencia del descenso "muy significativo" de los precios energéticos y un "alivio" en las dificultades de abastecimiento de energía. Azpiazu ha añadido que a ello se une el "elevado dinamismo" del mercado laboral y las medidas "para amortiguar las caídas del poder adquisitivo de los agentes económicos".

El consejero ha indicado que ahora es el momento adecuado para revisar las previsiones de la economía vasca para los próximos dos años, estimando un crecimiento del 1,5% para 2023 y del 2,1% en 2024. Esta revisión se debe a que la incertidumbre se mantiene elevada y la guerra de Ucrania y la persistencia de la inflación siguen como principales "focos de riesgo".

En materia de empleo, la previsión es que los puestos de trabajo a tiempo completo aumenten en un 0,9% en ambos años y que la tasa de paro baje al 8,2% este año, para reducirse al 8% en 2024. Esto supone la creación de 10.000 empleos cada ejercicio.

Previsiones prudentes

Azpiazu ha precisado que son previsiones "conservadoras y prudentes" pero siendo conscientes de que el nivel de incertidumbre "se mantiene muy elevado".

"A las dudas que despierta la persistencia de la inflación subyacente, la política monetaria y la propia guerra de Ucrania que está derivando en una creciente tensión entre dos potencias nucleares, se unen los problemas que está atravesando el sistema bancario y que estamos viviendo con asombro y gran preocupación estos últimos días", ha advertido Azpiazu que ha apuntado, por otra parte, como elemento más positivos que este mismo año comenzarán a llegar al tejido socioeconómico los fondos europeos para la recuperación y la resiliencia.