La planta de Mercedes-Benz en la capital alavesa estará cuatro semanas sin actividad a lo largo del mes de agosto durante el periodo vacacional de la plantilla. Las líneas de montaje van a estar activas hasta el próximo sábado día 30 y empezarán después un parón de 28 días para volver a la producción el lunes 29 de agosto.

Producción confirmada el sábado 30 de julio

La multinacional germana sigue esquivando los problemas de abastecimiento de componentes y ha confirmado esta mañana a sus operarios cinco jornadas de producción a tres turnos desde el martes hasta el sábado. Será una semana de cinco días laborales, salvando la festividad del lunes 25, pero que se ve complementada con la activación del sábado 30 como día en el que habrá producción en la planta de la calle Las Arenas. Esa será la jornada que marcará el comienzo para las cuatro semanas de vacaciones de los más de 5.000 operarios.

Habrá sin embargo algunas secciones que tengan que acudir a sus puestos, fundamentalmente en tareas de oficina, para dar cobertura y apoyo a otras plantas de la marca repartidas por el planeta.

La factoría de Mercedes-Benz ha vivido una primera parte de este ejercicio con sobresaltos motivados por la falta de componentes y, después, con las nueve jornadas de huelga durante la fase de negociación que ha derivado en el acuerdo para el nuevo convenio hasta el año 2026.

Cancelaciones en marzo

Ese mes ha sido el más crítico a la hora de lograr las piezas necesarias para mantener la producción sin tener que llegar a la suspensión de jornadas. En febrero se detuvo la cadena el día 28 y a lo largo de marzo hubo un total de 10 jornadas en las que los operarios tuvieron que quedarse en sus domicilios ante la dificultad de la marca de hacerse con los componentes que llevan los vehículos. Desde el lunes 28 de marzo no se ha tenido que suspender la producción por falta de piezas durante este primer medio año.

Esas obligadas suspensiones agotaron la bolsa de flexibilidad de este año y llevaron a consumir dos jornadas de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que no pudo llegar a consensuarse entre dirección y sindicatos. Contemplaba esa medida reguladora la posibilidad de decretar hasta 30 jornadas de suspensión de la actividad por motivos de falta de piezas. Finalmente solo hubo que recurrir a ella en un par de ocasiones.

En el último mes y medio la negociación del convenio ha monopolizado toda la información con las enconadas posiciones entre los dos frentes del comité de empresa y la dirección. Finalmente en la madrugada del martes, el 57% de la plantilla respaldó el preacuerdo logrado por UGT, CCOO, Ekintza y PIM para dotarse de un nuevo convenio los próximos cuatro años. Dicho documento debe ser ratificado y firmado en las próximas fechas.