El mercado de trabajo atraviesa uno de sus mayores momentos de transformación. En lo que va de año, la recuperación de la actividad productiva y los efectos de la reforma laboral están modificando a gran velocidad las estructuras de vinculación de los trabajadores con sus empresas. Así, la contratación indefinida se ha disparado en los cuatro primeros meses del año.

No obstante, la menor presencia de la temporalidad en la industria, la principal esfera económica de Euskadi y Navarra, hace que ambas comunidades presenten un porcentaje inferior a la media del Estado en lo que se refiere a la firma y conversión de nuevos indefinidos. El gran crecimiento de esta contratación en otras comunidades se ha producido en los servicios.

A nivel estatal, en el mes de abril, se firmaron 1.450.093 contratos, de los que 698.646 eran de carácter indefinido. Es decir, que aproximadamente, uno de cada dos contratos firmados en ese mes fue indefinido. El último mes del año pasado, antes de que entrara en vigor la reforma laboral, los contratos indefinidos alcanzaron el 10% del total. Con la subida del mes pasado, el porcentaje de las nuevas rúbricas o las convertidas a indefinidas supusieron el 48% del total de contratos registrados en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

El porcentaje en el acumulado anual es ligeramente inferior. Así, del total de contratos de toda clase suscritos en 2022, que alcanza la cifra de 6.163.180, el volumen de los firmados ya como indefinidos es de 1.211.696, mientras que la conversión a carácter indefinido fue de 556.140, lo que arroja un porcentaje del 28,67%. El sector servicios aglutina más de tres cuartas partes de los contratos indefinidos en este período, con un mayor peso en este concepto de las mujeres.

No obstante, las cifras merecen una relectura que puede tornarse crítica en el futuro a medio plazo. Así, al menos, lo estima la asesora Ainhoa Ugarte, experta en el mercado laboral y colaboradora del Colegio Vasco de Economistas. A su juicio, "la mayor parte de los contratos indefinidos no van a ser puestos de trabajo estables", además de que el hecho de que no se firmen tantos contratos temporales "no significa que esos nuevos indefinidos vayan a ser sinónimo de trabajo fijo".

En este sentido, pone el acento en el crecimiento de los denominados fijos discontinuos, que en el ámbito del sector servicios, y en ámbitos como el comercio y la hostelería, van a seguir incrementando su peso en el futuro a medio plazo. Estos contratos necesitan disponer de un carácter que garantice que el empresario volverá a contar más adelante con el empleado una vez se extinga la relación, tal y como ocurre con los trabajadores del turismo y su contratación por temporadas. En opinión de Ugarte, "el año que viene es cuando habrá que ver si estos llamamientos a los trabajadores se están volviendo a dar".

Evolución

A su juicio, las presiones de Bruselas para desarrollar una reforma laboral que pusiera coto a la alta tasa de eventualidad del mercado laboral fueron decisivas para empujar el acuerdo -pese a que finalmente solo salió adelante por el voto equivocado de un diputado del PP-, pero "la gran temporalidad va a continuar". En el acumulado del año, a nivel del Estado, el 23,7% de los contratos indefinidos firmados o convertidos a tales son ya de trabajadores fijos discontinuos, un porcentaje inferior en el caso de Euskadi (9,2%) y Navarra (19,6%). La contratación indefinida ha crecido sobre todo en agricultura y construcción.