- El impacto de la guerra en Ucrania ha frenado en seco el crecimiento económico en el primer trimestre del año, con un avance de tan solo el 0,3%, y ha obligado al Gobierno a recortar significativamente su previsión para 2022 al 4,3%, casi tres puntos menos respecto al 7% anteriormente previsto. De acuerdo con el avance de contabilidad nacional publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el principal lastre para el PIB en el primer trimestre fue la significativa contracción del consumo de los hogares, del 3,7%, en un periodo también marcado por la sexta ola de la pandemia y los paros en el transporte de mercancías por carretera.

Para el conjunto del año el Gobierno calcula que el crecimiento será del 4,3%, una previsión marcada por el “principio de máxima prudencia”, según dijo la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. La vicepresidenta subrayó que el contexto actual sigue siendo de “elevada incertidumbre por la situación geopolítica internacional y la fuerte subida de los precios de la energía”.

En este escenario, el Gobierno no prevé cerrar la brecha de PIB abierta durante la pandemia hasta el primer semestre de 2023, si bien Calviño destacó que casi todos los indicadores han recuperado ya los niveles previos, salvo el consumo privado, la construcción y el turismo.

Respecto al turismo, las previsiones contemplan que será uno de los elementos determinantes para el crecimiento de este año, con una recuperación del 80% en relación al registrado en 2019, pero también apuntan a la inversión y el empleo como motores de la recuperación.

La inversión se estima que se acelere este año hasta el 9,3 %, apoyada en la ejecución del plan de recuperación, “cuyo despliegue seguirá ganando impulso en 2022 y 2023”. La rebaja de la previsión de 2022 será consecuencia fundamentalmente del menor consumo de los hogares, cuyo crecimiento se desacelerará al 3,5 %. Aun así, la demanda interna (consumo e inversión) aportará 4,6 puntos porcentuales al crecimiento anual, en tanto que la demanda externa (exportaciones e importaciones) restará 0,3 puntos.

Las previsiones -incluidas en la actualización del programa de estabilidad que este viernes envió a Bruselas- tienen un horizonte temporal de cuatro años, con un crecimiento estimado del 3,5% en 2023, del 2,4% en 2024 y del 1,8% en 2025, año en el que la tasa de paro descendería por debajo del 10% por primera vez desde 2008, hasta el 9,6%. El Gobierno ha decidido mantener su previsión de déficit público para este año en el 5% del PIB, gracias a la “holgura” proporcionada por la buena marcha de la recaudación en 2021, cuando el déficit cerró en el 6,8%. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defendió que más del 80% del aumento de la recaudación se explica por la mejora del empleo, por lo que es “falso” que esa evolución se deba a la inflación.

Cuatro años de crecimiento. A pesar de la elevada incertidumbre y de la corrección a la baja de la previsión, el Gobierno español ha enviado a Bruselas un cuadro macroeconómico que contempla cuatro años de crecimiento.

Evolución del PIB

Consolidación fiscal.

El Gobierno ha decidido mantener su previsión de déficit público para este año en el 5% del PIB, gracias a la “holgura” proporcionada por la buena marcha de la recaudación en 2021, cuando el déficit cerró en el 6,8%. De este modo, se situará por debajo del 3%, la línea que marca la supervisión de Europa, en el año 2025.

Déficit