- La energía forma parte del sustrato cotidiano de toda la sociedad. La subida de las facturas de la electricidad, el gas natural y los carburantes vuelve a poner en el centro del debate político y económico los impuestos y costes de las principales vías de consumo energético de hogares y empresas. Estas tasas e importes ya suponen alrededor de la mitad de lo que se abona por cada recibo, un desequilibrio que no se había visto con anterioridad.
En la factura de la luz, los impuestos constituyen uno de los apartados más importantes. El recibo comprende, además de las tasas, el coste de la energía, los costes regulados (peajes y cargos), el alquiler del equipo eléctrico -el contador- y el margen de beneficio para la empresa comercializadora.
Dentro de la fiscalidad, hay tres bloques. El Impuesto sobre la Electricidad “es un impuesto especial cuyo tipo impositivo viene determinado por ley”, recuerda el Ministerio de Transición Ecológica, y que el pasado año se rebajó del 5,1% al 0,5% después de que el Ejecutivo central se comprometiese a que los ciudadanos pagasen en 2021 lo mismo que en 2018.
La base imponible por ese impuesto llega tras aplicar ese porcentaje a la suma del término de la potencia más el de la energía contratadas. La rebaja de este tributo se extenderá, al menos, hasta final de abril, aunque a la vista de la situación actual no es descartable que el Gobierno decida prorrogarla.
La segunda tasa es el Impuesto de Valor de Producción de la Energía Eléctrica. Es del 7%, pero desde el año pasado está suprimido para el primer trimestre de 2022. Por último, el IVA, que bajó el año pasado del 21% al 10% para potencias inferiores a 10 kilovatios a la hora, las más comunes para hogares y pequeños consumidores.
Pero la clave de los ascensos está en los términos de potencia y energía. Sobre estos conceptos influyen las tarifas libre y regulada o PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor). Las dos está indexadas al mercado mayorista eléctrico, que está disparado. ¿Motivos? El coste de producir electricidad crece por la subida del gas, básico para generarla cuando no es posible por otras vías, como la eólica o la nuclear. Consecuencia: aunque bajen los impuestos, si crecen los costes de la energía, esta inflación se come los ahorros de las medidas fiscales.
El coste de la energía ha pasado de ser el 24% de la factura en 2020 al 50% en 2021. Algunos datos más: el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista apenas sobrepasaba los 30 euros el megavatio hace un año. El pasado 8 de marzo se cotizó a 544. La energía eléctrica que se consume en un hogar procede de distintos orígenes. Casi dos tercios proceden de la suma de las aportaciones de las energías renovables -eólica, fundamentalmente- y de las centrales nucleares, siendo el ciclo combinado de gas natural la tercera en importancia en el denominado mix energético.
Fundamental para la transición hacia la sostenibilidad por sus menores cantidades de dióxido de carbono, el gas natural irrumpió a finales de los 90 en los hogares. En su recibo, además de las tasas, está el término fijo, que dependerá del tipo de peaje, que no puede elegirse y está asignado por la distribuidora a partir del consumo anual. El término variable se abona por el consumo realizado en un periodo de facturación. Dentro de él, y en función de la tarifa, se paga el precio determinado por el mercado mayorista, también en niveles máximos por las mismas razones que en el caso de la electricidad.
Las causas de la subida del gas tienen que ver con que, al igual que en el caso del petróleo, los países productores han optado por reducir la oferta en un contexto en el que, tras el levantamiento de las restricciones por la pandemia, la demanda ha crecido. Además, con la guerra en Ucrania, Occidente ha estrechado el cerco sobre el gas de Rusia.
Las tasas son dos. Por un lado, está el llamado Impuesto de Hidrocarburos o céntimo verde, que es de 0,00234 euros por kilovatio. Y el IVA, del 21% y que sale tras la suma de los términos fijo, variable y de alquiler del contador, y multiplicar el resultado por 0,21.
Otro quebradero de cabeza para el consumidor es el de los combustibles. Las tasas de los carburantes se descomponen en dos: Impuesto sobre los Hidrocarburos (IEH) e IVA. El primero es de carácter fijo y consta de un tramo general -0401 euros por litro en la gasolina y de 0,307 para el gasóleo- y de un tramo especial de 0,072 euros que se aplica por igual a ambos. Al IEH hay que añadir el IVA, que también es del 21%.
Medidas. Marzo lleva camino de ser el mes más caro desde que hay registros, con una media de 320 euros en el precio diario del megavatio en el mercado mayorista de la electricidad. El Gobierno quiere que Bruselas imponga un límite máximo de 180 euros en la cumbre del Consejo Europeo del próximo jueves, una cita en la que el Ejecutivo pondrá sobre la mesa un asunto capital para España, pero también para Portugal, Grecia e Italia. Desligar los precios del gas de la electricidad es la medida “urgente” que plantearán estos países. Para el 29 de marzo está previsto que el Gobierno concrete qué medidas va a tomar para abaratar las facturas de la energía, tal y como ha prometido esta semana.