- Gerardo Pérez Giménez, presidente de Faconauto, entidad que agrupa a 2.142 concesionarios de todo el Estado, reivindica una transformación de la movilidad “que tenga en cuenta las necesidades de la ciudadanía”. Avanza que la crisis de matriculaciones del mercado de la automoción en el País Vasco “se alargará también en 2022”. Así lo expuso ayer en el transcurso de la II Jornada de Automoción del País Vasco, organizada en el Palacio de Miramar de Donostia.

¿En qué situación se encuentra el sector de automoción vasco?

-Se percibe preocupación por la nueva variante de covid y por la crisis de los semiconductores, pero por encima de todo hay muchas ganas de seguir peleando. Las empresas concesionarias vascas tienen músculo y capacidad de aguante. Hay esperanza de que el mercado remonte para seguir creando empleo de calidad.

Por lo pronto, se ha producido una caída de la venta de automóviles nuevos, especialmente en la CAV...

-Sí, la situación es muy atípica. La crisis sanitaria se solapa con otra importantísima debido a la falta de microchips. La oferta de productos es muy escasa y el primer semestre de 2022 va a seguir siendo complicado por esa falta de materiales, aunque calculamos que para finales de año se produzca una recuperación, con un crecimiento del 13%. Siendo así, sería buena noticia.

¿En qué se traduce ese incremento?

-En una venta de algo más de un millón de coches.

En todo caso, hay por delante meses inciertos...

-Son meses anómalos en los que hay muchos más pedidos que matrículas. Estamos dando plazos de entrega de cinco a seis meses. Hay más de 120.000 pedidos pendientes, con lo cual se va a producir una entrega importante, que es lo que nos hace pensar en cierta mejoría.

¿Cómo está afectando la caída de ventas a los concesionarios?

-El año pasado fue complicadísimo, con dos meses de cierre que, pese a todo, se solventaron de manera notable. Insisto en que los concesionarios vascos han demostrado una tremenda capacidad de resistencia. Son empresas muy profesionales que han hecho los deberes, como ocurrió también durante la crisis de 2008. Pero hace falta seguir dando pasos hacia adelante, y por eso mantenemos una interlocución fluida con el Gobierno Vasco y el español. Necesitamos llegar a 1.300.000 vehículos para poder seguir generando empleo.

¿Es ahora mismo la máxima preocupación?

-Sí. No se trata solo de que las empresas tengan que aguantar. Hay que evitar los despidos en un sector que es tan intensivo en mano de obra. Nuestra gran preocupación es poder mantener los 152.000 empleos a nivel nacional y los 6.000 en el País Vasco.

¿En qué medida se ven amenazados esos puestos de trabajo?

-Con un mercado de menos de 900.000 vehículos, mantener el empleo es muy complicado. Estamos ante distintos retos: la digitalización, la transición ecológica, la vertebración que se tiene que producir para poder mantener las instalaciones que tenemos... Necesitamos un mercado mucho más robusto del que tenemos, aunque estamos siendo muy serios para mantener las plantillas actuales ante esta crisis que es coyuntural y no estructural.

¿Qué opina sobre la hoja de ruta marcada para descarbonizar la economía?

-Junto a la digitalización, es el mayor reto al que nos enfrentamos. A este respecto, tenemos serias dudas sobre la velocidad a la que se está llevando a cabo esa descarbonización. El cliente que no puede comprar un vehículo eléctrico no se atreve a adquirir uno de combustión. Paraliza su decisión de compra, y con ello nos vamos a mercados muy débiles como el actual. La incertidumbre que se ha instalado en la mente del consumidor está haciendo mucho daño al sector de automoción.

¿Qué hace falta para superar esta coyuntura?

-Hay dos palancas que tienen que ser paralelas e impulsarse de manera decidida. En primer lugar, el vehículo eléctrico e híbrido enchufable. Es fundamental para conseguir una descarbonización rápida. Pero no podemos olvidar, en segundo lugar, los modernos motores de combustión como los que se fabrican en Euskadi, que cumplen con toda la normativa de emisiones. La descarbonización se debe realizar a la mayor velocidad, pero sin que nadie se quede fuera. La principal dificultad que encontramos es la renta media per cápita de los consumidores, de 23.000 euros. Con estas cifras, las familias difícilmente se pueden acoger a las nuevas tecnologías. Si nos comparamos con el norte de Europa, la realidad es muy distinta. Aquí se está yendo demasiado rápido.

¿El coche eléctrico no es una buena inversión hoy en día?

-Es una buena inversión para quien se lo puede permitir. Sus ventajas son indudables: cero emisiones, y con más de 450 kilómetros de autonomía en algunos casos. Es una buena inversión, pero para unos niveles adquisitivos que deja al margen al 75% de la población. Es necesario dar alternativas para que los consumidores se planteen tranquilamente la adquisición de un gasolina o diesel.

¿Percibe mucha confusión?

-El consumidor piensa erróneamente que el motor de combustión se lo van a prohibir, cuando la Unión Europea ha sido clara. Hasta 2050 se va a poder utilizar cualquier motor de combustión. Estamos hablando de 29 años, y teniendo en cuenta que un coche en España dura entre trece y catorce años, todavía se le puede dar dos vueltas a todo el parque con motores de combustión. Hace falta desterrar ese concepto erróneo de que se van a prohibir estos vehículos.

¿Para cuándo una transición definitiva?

-Es la gran pregunta. En España hay 26 millones de coches. Para cambiar en los próximos 29 años 26 millones de coches habría que vender unos 900.000 vehículos eléctricos anuales. Este año vamos a vender 22.000. Es decir, ya vamos con una mochila de 878.000 coches. Para el año que viene se prevé vender 40.000, una cifra que está muy bien porque duplica el volumen actual, pero tendremos otra mochila de otros 860.000. ¿Vamos a poder renovar un parque de 26 millones de coches en 29 años? A nuestro juicio, va a ser imposible...

No dan las cifras...

-No. Explotará la venta vehículos eléctricos en los próximos años, pero vamos a tener una mochila demasiado pesada como para poder renovar todo este parque. Europa y el Gobierno español deben recapacitar sobre si es adecuada la transición que se está llevando a cabo, porque se antoja todavía lejana. Además, no existen las infraestructuras adecuadas.

¿Euskadi no está preparada?

-En Euskadi hay 400 puntos de recarga cuando se necesitan 8.500. Es algo que se produce en el conjunto de España, que tiene 12.000 cuando se necesitan 350.000. En Holanda hay 47 cargadores por cada cien kilómetros, mientras que en España hay uno. ¿Cómo podemos pretender que la velocidad de este proceso de transición sea la misma?

“La oferta de productos es muy escasa y el primer semestre de 2022 va a seguir siendo complicado por esa falta de materiales”

“Los concesionarios vascos han demostrado una tremenda capacidad de resistencia y nuestra preocupación es mantener los 6.000 empleos”