- La economía vasca creció menos de lo previsto en el primer trimestre de este año, un periodo marcado por la tercera ola del coronavirus, las restricciones de movilidad y el bajo ritmo de vacunación. Según los datos hechos públicos ayer por el Instituto Vasco de Estadística, Eustatel Producto Interior Bruto de Euskadi repuntó un tímido 0,2% en el primer trimestre respecto al último de 2020, tres décimas por debajo de la previsión, que ya era de por sí discreta. No se esperaban grandes alegrías y la desaceleración no genera alarma.

Sin embargo, esta “débil” subida de dos décimas -la menor desde el cambio de tendencia a mediados del año pasado- pone de relieve la “estrecha” relación de la marcha de la economía con la enfermedad y las consecuentes restricciones, advirtió el Gobierno Vasco. Por ello, indicó que no espera crecimientos “más sólidos” hasta que la vacunación proporcione “el suficiente grado de inmunidad de rebaño y se vuelva a una cierta normalidad”. El escenario es delicado y el PIB sigue en negativo en términos interanuales, con una caída de un 2,9% entre enero y marzo. No es ninguna sorpresa porque ese periodo se compara con los meses en los que menor incidencia tuvo el covid y el resultado solo podía ser negativo. La expectativa, eso sí, apuntaba a un descenso algo menor, 2,5%.

Más allá de que el dato tenga un color más rojo del que se esperaba, la hoja de ruta no varía. El gran acelerón se producirá en el trimestre actual, un ciclo que en 2020 fue desastroso por los efectos del confinamiento. El crecimiento será menor en la segunda mitad del año, pero más robusto al compararse con meses en los que la actividad fue, dentro de lo que cabe, más normal.

De modo que, si, como todo apunta, se despeja gradualmente el camino por el que transitan las empresas, se cumplirán las estimaciones de los próximos trimestres y se conseguirá cerrar el conjunto del año con un crecimiento del 6,7%. Se trata de una meta que fue revisada a la baja a finales de marzo y que es dos puntos inferior a la perspectiva que se manejaba en diciembre. Hay datos que evidencian que la economía no se ha parado, aunque actividades como la hostelería o el comercio arrastren todavía el ancla de las restricciones de la pandemia. Por un lado, el PIB vasco ha encadenado ya tres trimestres de crecimiento y nada invita a pensar que no lo haga en lo que resta del año.

Otro aspecto positivo es la evolución del empleo, que creció en el primer trimestre un 0,5% respecto al anterior, lo que supone la creación de unos 4.000 puestos de trabajo a tiempo completo. Otra cosa es el balance interanual, la comparación con la situación hace doce meses, en el inicio de la crisis sanitaria, que registra una caída del empleo del 2,1%. Es decir, en estos momentos hay en Euskadi en torno a 20.500 puestos de trabajo menos que hace un año.