amos hacia la electrificación de todo". Es cuestión de tiempo. Y no mucho, según algunos expertos. Un futuro no tan lejano en el que los coches eléctricos lo coparán todo y las calefacciones de nuestros hogares funcionarán con bombas de calor eléctricas de alta eficiencia. Adiós al gas natural. Electricidad para casi todo e hidrógeno para los grandes vehículos y los aviones, "todo aquello que no se pueda electrificar". Y "100% renovable", también producido por nosotros mismos, que podremos volcar la energía de circuitos solares particulares en la red. Así es el futuro energético que nos espera, según Enrique Monasterio, director de Desarrollo e Innovación del Ente Vasco de Energía (EVE).
La transición hacia el desarrollo sostenible empezó hace tiempo, aunque aún le queda por dar el salto de calidad para alcanzar un modelo energético absolutamente descarbonizado. Cero emisiones y 100% renovable. "Desde 1982, fecha en la que se creó el EVE, las cosas han cambiado mucho: entonces, el 24% de los recursos energéticos eran carbón, un 62% derivados del petróleo y el gas ni existía. Se ha avanzado mucho, pero la "transición a partir de ahora será más rápida y mejor", dice Monasterio.
El proceso es imparable. He aquí unos ejemplos: el Banco Europeo de Inversiones ya no financiará desde 2021 proyectos vinculados a combustibles fósiles. Enagás acaba de anunciar su apuesta por el hidrógeno y una inversión de 300 millones que le convertirá en uno de los grandes productores para Europa; y Petronor invertirá otros 143 millones para otra planta de hidrógeno verde en Bizkaia.
Pero hay más. Los cambios no llegarán solo a las grandes energéticas. La consultora Pricewaterhousecoopers (PWC) estima que Europa tendrá 80 millones de coches menos como consecuencia del modelo de movilidad que vendrá. Y lo más importante, insiste Monasterio, todo ello está soportado en "una apuesta política decidida" a nivel europeo.
Y el resultado será "un cambio social importante", porque "ha calado el mensaje de la descarbonización y el cambio climático. Hay un creciente interés del consumidor por participar en el sistema energético. Hay gente que ya quiere producir energía, algo que antes se rechazaba, pero ahora empieza a cobrar valor", sostiene Monasterio.
"Vamos a la electrificación de todo. Los consumidores aceptaremos un modelo distinto en el que vamos a estar más a gusto y más convencidos porque ello nos va a permitir reducir la contaminación de nuestras ciudades y la dependencia energética respecto de otros países. Y lo haremos con renovables, que es lo único que tenemos. Estamos ante una nueva cultura de la energía, hacia un mix 100% renovable", asegura el director de Desarrollo e Innovación del EVE.
De ahí, que la movilidad se vaya la electrificación, con coches de cero emisiones cada vez más baratos y con más autonomía; incluso la calefacción será eléctrica.
La previsión del Estado español es que para 2030, el 73% de la generación eléctrica sea renovable y el 100% para 2050; objetivos plausibles. "De toda la potencia eléctrica instalada en el Estado, la mitad ya es renovable, pero además hay una cantidad de peticiones para verter a la red que duplica la potencia total", explica.
La solar fotovoltaica es "la que más desarrollo tiene y va a tener en el sur de Europa", en su opinión. Su capacidad de producir energía es enorme y permitirá, explica Monasterio, que "los precios diurnos de la energía previsiblemente bajen" y que deje de tener sentido, por ejemplo, trabajar de turno de noche en determinadas industrias siderúrgicas, que lo hacen porque "de noche ahora la energía es más barata".
"No hay mucho sol en Euskadi, pero algo tenemos y hay que aprovecharlo. Hasta hace nada teníamos una potencia instalada de 25 MW y la regulación no animaba, pero de repente la regulación cambia y alguien que pone un panel fotovoltaico puede consumir su energía sin pagar unos peajes y unos impuestos y en 2019 la fotovoltaica pega un despegue que coincide con el proyecto fotovoltaico Ekian en Araba y pasamos de repente a casi 60 MW el año pasado; y este año vamos a subir más en Euskadi", afirma.
Todo ello coincide con la apuesta europea de "darle más voz al consumidor. Ya no solo es comprar y pagar, sino que ahora también puede generar, verter y vender, compartir con sus vecinos", explica.
El hidrógeno jugará también un papel importante en este escenario. "No apostábamos por él, pero con el nuevo contexto, sí", afirma Monasterio. "Si todo lo que genero es renovable, que se genera cuando quiere, me va a costar acoplar la oferta a la demanda. De esta manera, cuando tengo exceso de energía, produzco hidrógeno; y cuando no tengo energía, con el hidrógeno, produzco electricidad y la meto en el sistema. El hidrógeno puro en movilidad se podrá utilizar también en aviones, barcos o camiones o autobuses de largo recorrido, donde la electrificación es compleja", añade.