- La demanda mundial de petróleo caerá este año en torno al 8%, según el último estudio de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que considera que el crudo tocará techo en 2030 porque las energías renovables cubrirían el 80% del crecimiento de la demanda mundial de electricidad durante la próxima década. Este dato es conocido por las grandes empresas del sector energético, hasta ahora ligadas al mundo de los combustibles fósiles, que ven que el proceso de electrificación de la economía es una tendencia imparable que la crisis derivada del coronavirus va a acentuar. Por ello, las empresas petroleras y gasistas empiezan a tomar posiciones en la generación y distribución eléctrica y en las energías renovables. En este contexto, Repsol-Petronor, es una de las firmas que más ha avanzado tras la noruega Equinor.

El pistoletazo de salida hacia la electricidad todavía no se ha dado oficialmente pero todos están tomando posiciones. Un reciente análisis de la firma de investigación Rystad Energy asegura que las inversiones en proyectos de energía solar y eólica por parte de las grandes petroleras del mundo en los próximos cinco años alcanzarán los 17.500 millones de dólares, una cifra todavía no muy alta pero relevante de por donde van las tendencias. Aunque si se profundiza en los números, el informe revela que se espera que más de la mitad de esa cantidad será invertida por una sola compañía: la noruega Equinor.

En todo caso en los últimos dos años noticias como estas muestran que algo está cambiando en el mundo energético. Repsol completa la compra de activos de generación eléctrica de bajas emisiones de Viesgo y su comercializadora por un importe final de 733 millones de euros, lo que permitirá a la energética convertirse en un actor relevante del mercado de luz y gas español. Naturgy, tras adquirir hace unos años la firma de renovables Gecalsa, ahora se interesa en T Solar, una compañía de energías renovables valorada en unos 1.500 millones de euros. Cepsa ha firmado un acuerdo con Masdar, accionista de Torresol, para crear una empresa conjunta para desarrollar proyectos de energías renovables en España y Portugal, con un objetivo inicial de entre 500 y 600 megavatios (MW).

Y la noruega Equinor, controlada en un 67% por el Estado noruego, abandonó hace un par de años su nombre de Statoil para reflejar la nueva estrategia de la compañía, que busca transformarse en un grupo energético con mayor presencia de las energías renovables en su cartera. Por su parte, BP ha anunciado que ha comenzado a explorar el sector de la energía eólica marina gracias a una asociación con Equinor en EEUU y una inversión inicial de 1.100 millones de dólares.

Y una de las compañías petroleras que mejor se está posicionando en un mundo electrificado y descarbonizando es Repsol, junto con su participada vasca Petronor. La compañía gestionada por Josu Jon Imaz ha avanzado en este 2020 en su apuesta por aumentar su capacidad de generación renovable y por acercarse a su compromiso de alcanzar cero emisiones netas de CO2 en 2050 con metas como la reciente conexión a la red de los primeros aerogeneradores de Delta, uno de sus proyectos eólicos ubicados en Aragón y que entrará en operación comercial a finales de año o con su salto internacional en este área con la alianza en una cartera de proyectos renovables en Chile de más de 1.600 megavatios (MW) y la posibilidad de superar los 2.600 MW. En el negocio industrial, Repsol también trabaja en varios proyectos de descarbonización, como el anunciado en Petronor, de hidrógeno verde.

En un contexto como el actual en el que el consumo de combustibles de automoción en el tercer trimestre del año en el Estado español alcanzó los 6.782 millones de toneladas, casi un 10% menos, según Cores, se entiende la apuesta por la electrificación de las petroleras.

Repsol, en concreto, ya ha cumplido dos años de su entrada en el negocio de generación y comercialización de electricidad (más gas) y ya cuenta con una cartera de 1,1 millones de clientes e importantes inversiones previstas para el desarrollo de nuevos proyectos de energía renovables en el Estado español por 2 gigavatios (GW).

Desde la compra de la empresa Viesgo hace dos años, el grupo Repsol ha redoblado la apuesta por la electricidad y ha incrementado a un ritmo notable su cartera de clientes, con un crecimiento del 46%, lo que le ha permitido entrar en el terreno de las Iberdrola y Endesa, de turno.

El salto al mercado eléctrico refuerza la apuesta de Repsol por ser un proveedor multienergía con generación de bajas emisiones y le ha permitido abrir la puerta a un sector al que entra con una visión industrial a largo plazo y con voluntad de invertir.