l sector de la venta y alquiler de autocaravanas mantiene la marcha de años anteriores y resiste a la crisis sanitaria sin cerrar establecimientos, una opción turística a la que le queda otro mes de temporada alta y que se postula como el recurso sin impacto ambiental para viajar por la “España vaciada”.

Viajar en autocaravana permite cumplir los protocolos sanitarios, guardar las distancias de seguridad y sentir que estás como en casa para que todo vaya rodado, características que han permitido al sector mantenerse a flote en un año marcado por oleadas de cifras negativas.

El presidente de la Asociación Española de la Industria y Comercio del Caravaning (Aseicar), José Manuel Jurado, explica que la temporada para el alquiler de autocaravanas arrancó tarde por el confinamiento pero ha acelerado la marcha de reservas y ha logrado salvar los muebles de un año que extenderá la temporada alta hasta bien entrado octubre.

España cuenta con una flota de unos 5.500 de estos vehículos dedicados al alquiler, una opción con una media de 2,6 millones de pernoctaciones al año que ha mantenido su velocidad de demanda por su capacidad de adaptarse a las exigencias del coronavirus. “Mucha gente se ha acercado a nuestro sector viendo que es una forma muy segura de viajar y han compensado lo que hemos perdido de turismo extranjero, que alquilaban la mitad de los vehículos”, añade Jurado.

Desde una satisfacción moderada, el presidente de ASEICAR reconoce que el sector se ha ganado la confianza de un público hasta ahora reticente por ser un vehículo de ocio que permite disfrutar de espacios al aire libre y viajar el familia sin tener que juntarte con gente.

“Ninguna o casi ninguna de nuestras empresas ha tenido que cerrar pese a los efectos del confinamiento”, recalca Jurado, quien además pronostica un futuro alentador gracias al “poso” que la experiencia de viajar en autocaravana deja en un usuario “encantado y deseando poder viajar el próximo año así, pero por Europa”.

En ese grupo de nuevos adictos a llevar el hotel incorporado está Daniel Jiménez, un granadino que ha recorrido este verano la costa andaluza alejado de reservas y complicaciones. “Hemos ido a nuestro ritmo, sin agobios y con la seguridad de que todo está desinfectado porque el hotel es en realidad tu casa, tu vehículo y tu paraíso”, explica este joven.

Un verano más, como si la pandemia no existiera, la demanda de autocaravanas en alquiler ha vuelto a superar a la oferta, lo que ha permitido recuperar pérdidas y permitir a este sector avanzar en su viaje de mejorar las infraestructuras para seguir creciendo.

En ese camino, el presidente de Aseica pide a las administraciones que confíen en el sector y respondan a sus fortalezas con más infraestructuras y áreas para autocaravanas para impedir la saturación de las alrededor de mil zonas del país, un dato muy inferior a las 6.000 que existen en Francia o las 4.500 de Alemania. “Muchas poblaciones no se toman en serio que esto es una gran oportunidad”, lamenta Jurado, que propone el caravaning como una opción segura para la España vaciada. No hay que poner ni un ladrillo para ganar a un turista de clase media pero que se caracteriza por consumir y gastar en el pueblo al que va, que cree en el mercado local y visita al artesano, come en el restaurante y compra en la tiendecita.

Para Andalucía, el sector reclama áreas de estacionamiento para quienes no quieren tener una parcela en un camping, un recurso para evitar que se invadan playas o se superen aforos, especialmente en zonas costeras de Cádiz y Huelva,

Jurado pone como ejemplo Ciudad Real, que construirá 20 áreas para autocaravanas en todas sus zonas de turismo de interior, un camino para recibir a miles de turistas especialmente fuera de temporada y para que el sector avance sobre ruedas.