- La francesa Alstom aclaró ayer que mantiene su intención de comprar la división de trenes de Bombardier, anunciada antes del inicio de la pandemia de covid-19, aunque las pérdidas registradas por la firma canadiense condicionarán las negociaciones para cerrar la operación. Bombardier, con una planta de cerca de 200 trabajadores en Trapagaran, ya arrastraba números comprometidos y el parón económico provocado por el coronavirus ha acrecentado los problemas. Una evolución "inesperada y negativa" en comparación con la situación de mediados de febrero, advierte Alstom, que "se tendrá en cuenta" a la hora de formalizar la compra.
El grupo francés quiere mantener la hoja de ruta que le llevará a convertirse en el segundo fabricante mundial de material ferroviario solo por detrás de la china CRRC. La competencia asiática forzó a Alstom a intentar una primera fusión con la alemana Siemens, operación que fue frustrada por las autoridades europeas al no respetar las reglas del libre mercado. Empeñada en ganar tamaño para convertirse en la principal referencia europea del sector, la compañía francesa anunció el pasado febrero la compra de la división de fabricación de trenes de Bombardier, un movimiento que, esta vez sí, cuenta con el visto bueno de las autoridades de la competencia.
El problema es que, como en todas las operaciones lanzadas antes del estallido de la crisis sanitaria, la situación actual y, en especial, las grises perspectivas de futuro, obligan a las partes a resituarse. Por su parte, Bombardier ha anunciado pérdidas de 270 millones de euros en el segundo trimestre del año, lo que amplía el agujero registrado en el tramo enero-marzo. En total, la firma canadiense acumula un resultado negativo en la primera mitad de 2020 de 420 millones de dólares (unos 360 millones de euros), que se suman a las pérdidas registradas también en 2019.
El fabricante con sede en Montreal explica sus malos números de este pasado trimestre por las provisiones realizadas en el área de aviación y ferrovaria para hacer frente a la bajada de pedidos a corto plazo, lo que no evita que Alstom quiera hacer valer esta debilidad en la negociación. "Alstom tendrá en cuenta las consecuencias de estas operaciones y los acontecimientos financieros en las próximas conversaciones con Bombardier, e informará al mercado según sea necesario", señaló ayer la compañía gala.
En febrero se anunció que Alstom pagaría entre 5.800 y 6.200 millones de euros por la división de trenes de Bombardier, cifras que ahora quedan en el aire. "Los resultados trimestrales apuntan a acontecimientos negativos e inesperados, particularmente en comparación con la información disponible antes del anuncio del 17 de febrero", subraya Alstom, que aun así mantiene su apuesta por seguir con la operación y confía en su capacidad "de restaurar en el medio plazo la rentabilidad y el comportamiento comercial del negocio".
En definitiva, la creación de un gigante europeo en el sector de la construcción ferroviaria sigue adelante, aunque la pandemia ha cambiado el escenario en el que se desarrolla la negociación. Si la situación financiera de Bombardier ya era delicada, la continuidad de los números rojos fortalecen la posición de Alstom, que aunque no lo expresó abiertamente ayer parece decidida a presionar para abaratar el coste de la operación.
La plantilla de Bombardier en Trapagaran mira de reojo al desarrollo de las negociaciones, que se han acelerado en las últimas semanas tras dar su visto bueno la Comisión Europea. Desde la parte sindical ya se alertó en febrero, al anunciarse la llegada del grupo francés, de que este tipo de desembarcos suelen suponer malas noticias para los trabajadores. La propia Alstom contaba con una factoría en Trapagaran, que poco después de trasladar a Ortuella acabó pasando a manos de General Electric y, con la llegada de esta en 2017, bajando la persiana y comprometiendo más de un centenar de empleos (una parte de los trabajadores despedidos han sido recolocados en el nuevo proyecto de Ingeteam).
200
Bombardier cuenta con una fábrica en Trapagaran con cerca de 200 personas. Especializada en la producción de convertidores de tracción de alta potencia para trenes y tranvías, está plenamente afectada por la operación.