Gasteiz - El año 2020 ha empezado de la peor manera posible en lo que hace referencia a la siniestralidad laboral, ya que un trabajador perdió la vida el mismo día 2 de enero, la primera jornada laborable del año, al caer desde un andamio en Olarizu. El trágico suceso obliga a hacer un repaso de lo que han sido las cifras de siniestralidad en la CAV en 2019, un ejercicio que al menos en el apartado de accidentes mortales ha sido algo menos malo que el anterior. En concreto, según datos oficiales, a falta de cerrarse los números de diciembre perdieron la vida 29 trabajadores en la CAV el año pasado, ocho menos que en el ejercicio anterior.
Según los registros de Osalan, hasta noviembre se produjeron en Euskadi 28 accidentes de trabajo mortales, cuatro de ellos en el trayecto de casa al tajo (los llamados in itinere), a los que habría que sumar al menos un siniestro mortal más producido en el último mes del año en Araba. En concreto, un hombre falleció en el municipio de Agurain al explotar un neumático de tractor en un taller agrícola. En todo caso, el Instituto Vasco de Salud y Seguridad Laboral no cierra las cifras del ejercicio hasta que no revisa todos los casos susceptibles de ser registrados por la administración vasca, por lo que es probable que el cómputo final de fallecidos pueda alcanzar la treintena.
Aun así, es seguro que el número total de accidentes mortales será menor que en 2018, un ejercicio realmente malo en este sentido. Entonces se contabilizaron desde Osalan 37 fallecimientos, un total de 34 en jornada de trabajo y solo 3 in itinere, una docena más que los 25 registrados el ejercicio anterior.
Un fuerte incremento inédito en la etapa reciente que encendió las alarmas y llevó al propio viceconsejero de Trabajo, Jon Azkue, a hacer una llamada "a la reflexión y a actuar" al hacer el balance del año. Especialmente dramática fue la parte final del verano de 2018, con hasta nueve trabajadores vascos fallecidos entre agosto y septiembre. En cuanto al global de accidentes de trabajo, es decir, computando también los leves y graves, en 2018 se produjo un repunte del 1,5%.
El año pasado, efecto o no de esa llamada a tomar medidas por parte del Gobierno Vasco, el número de trabajadores fallecidos baja de forma considerable, aunque va a quedar en todo caso por encima del cómputo de 2017. Es relevante el elevado número de hombres que perdieron su vida en el tajo, un total de 26, por solo 3 mujeres. También son los hombres los que concentran el porcentaje más amplio del total de siniestros producidos el año pasado, cerca de 25.000, por 9.500 de las mujeres (datos hasta noviembre).
Esta descompensación tiene que ver con la mayor presencia de hombres en sectores con índices de incidencia (el número de accidentes por cada mil trabajadores) más elevados, como son la construcción, la industria o el sector primario, mientras que en general las actividades terciarias son menos peligrosas.
Como suele ocurrir todos los años, los registros sindicales arrojan cifras de siniestralidad más altas, aunque en el caso de 2019 no hay una gran variación. Según LAB murieron el año pasado 45 trabajadores en toda Euskal Herria, de los que a la CAV le corresponderían también una treintena (este sindicato contabilizó en 2018 un total de 68 accidentes laborales mortales).
Al contrario, en el conjunto del Estado español los accidentes mortales suben ligeramente, con un total de 578 trabajadores fallecidos hasta octubre, 6 más que en los diez primeros meses de 2018. En España se registraron hasta octubre 1.145.966 accidentes de trabajo. - DNA
578
Trabajadores perdieron la vida entre enero y octubre en el Estado español, seis más que el año anterior. El repunte se debe a la elevada concentración de fallecimientos en los meses de verano, con incrementos superiores al 10% entre junio y agosto.