Bilbao - Los pensionistas están decididos a dar un paso más dentro del ciclo de movilizaciones que iniciaron hace año y medio. Según explicaron ayer los portavoces del Movimiento de Pensionistas de Bizkaia, pretenden extender sus reivindicaciones al conjunto de los servicios públicos como la sanidad y la educación y, en especial, implicar en sus protestas al conjunto de la sociedad, también los trabajadores. Sobre este último punto han planteado ya a los sindicatos vascos el coincidir en una jornada de movilización social y laboral conjunta en otoño, posiblemente en noviembre, de forma que se llame a las plantillas a parar durante cuatro horas para sumarse a las manifestaciones.

Euskadi vivió entre 2009 y 2013 ocho huelgas generales. Esta fórmula de presión sindical lleva desde entonces en el cajón, aunque ha vuelto a asomar con matices a raíz de la explosión del movimiento feminista en los últimos años. Como en el caso de la movilización feminista, los pensionistas entienden que la implicación de los sindicatos es clave para ganar en amplitud e incorporar a los trabajadores, por lo que ya han iniciado los contactos con las principales centrales para proponerles un llamamiento conjunto.

En general la propuesta ha sido bien acogida por la mayor parte de organizaciones sindicales, señalan desde el colectivo de pensionistas, aunque aun hay muchos flecos abiertos aun en torno a la convocatoria. La idea es que en esa jornada de movilización general puedan participar también las asambleas feministas, los estudiantes y otros colectivos sociales, de forma que la reivindicación de los pensionistas se vincule a la defensa del conjunto de los servicios públicos y los derechos sociales y laborales.

Otro condicionante en el terreno laboral es el desarrollo del conflicto del metal, que con toda probabilidad tendrá un nuevo capítulo después del verano y que también marcará la agenda sindical en Bizkaia. “Llevamos un año y medio en la calle pero vamos a seguir luchando. La gente está muy cabreada”, afirmaba ayer Andrea Uña, una de las portavoces de los pensionistas vizcainos, que volvieron a reunirse delante del ayuntamiento de Bilbao junto a otros jubilados procedentes de Valladolid o Valencia. Uña remarcó que las protestas continuarán durante el verano, con una gran movilización durante Aste Nagusia, para pisar el acelerador en otoño.

otoño ‘caliente’ Un “otoño caliente”, como remarcó Uña, que incluirá una manifestación el 1 de octubre, Día Internacional de las Personas Mayores, el puente hacia la gran jornada de movilización general en noviembre. Ayer en la protesta volvieron a cantarse consignas como Sánchez, escucha, pensionistas en lucha o Gobierne quien gobierne las pensiones se defienden. El movimiento de pensionistas tiene como principales objetivos lograr el blindaje legal de la subida con el IPC, la derogación definitiva del factor de sostenibilidad y una prestación mínima de 1.080 euros.

Aunque la presión social ha forzado al Gobierno español ha tomar medidas para retrasar la aplicación de la última reforma, los pensionistas aseguran que seguirán en la calle hasta que los recortes se retiren definitivamente. “Las promesas electorales deben convertirse ya en realidades”, señalan los portavoces del movimiento, que defienden que el sistema público de pensiones es “justo y viable”. “Solo hace falta voluntad para que las pensiones públicas sean sostenibles y valentía política para enfrentar la corrupción y modificar el sistema tributario”, reclaman los pensionistas vascos. - A.Legasa