bilbao - La guerra abierta en el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ) vivirá en la junta general de mañana una batalla decisiva. Ante la polémica generada por el grupo de médicos críticos con el sistema de fijación del precio de las acciones, que ha despertado el interés de una parte importante de socios, la dirección defiende su gestión y advierte del peligro de un movimiento “insolidario” que puede desembocar en “la deslocalización” del igualatorio. Buscar el mejor precio de venta de las acciones, señalan desde el consejo, supone correr el riesgo de dejar la empresa en manos de un fondo extranjero que traslade fuera de Euskadi el centro de decisión con la consiguiente “reducción de costes” y un “impacto negativo en el servicio al cliente”.
La dirección que encabeza Miguel Ángel Lujua afronta la junta de mañana “con tranquilidad”, aunque es consciente de que será una reunión tensa. La Plataforma de Accionistas del Igualatorio (PAI) logró reunir en su presentación el lunes a unos 300 socios de un total de algo más de 1.100. Esta asociación busca en primer lugar impedir que se eleve el porcentaje del accionariado necesario para cambiar los estatutos, como defiende la dirección, dentro de su pelea por poder vender sus acciones a un precio superior al que fija el igualatorio.
Desde el consejo remarcan que este precio (67.000 euros por cada paquete accionarial) está fijado por un auditor externo y advierten de “las cifras especulativas” que promete la PAI, entre tres y cuatro veces más altas: “No están basadas en ninguna propuesta concreta. Intentan confundir al accionista”, señalan a este periódico desde el igualatorio, y avisan sobre la implicación de Arcano Group y el despacho de abogados Garrigues como intermediarios de los médicos críticos. “Es una iniciativa de desarraigo de una empresa vasca de 85 años. Arcano busca el mejor precio en el mercado y se lleva una comisión. Pero en el consejo no queremos que venga ningún fondo buitre que cambie el modelo y deslocalice el IMQ. Queremos seguir siendo una empresa de médicos y no de inversores”.
en busca de un inversor vasco El consejo de administración es conocedor de que una parte de accionistas quieren dejar de serlo -un tercio de los socios son médicos retirados-, por lo que está buscando “una salida ordenada” a través de un inversor “a ser posible vasco” que asegure el anclaje a Euskadi. “Un grupo con vocación de permanencia que asegure el arraigo y que los centros de decisión y el empleo continúen aquí”, señalan desde el consejo, en el que reina el enfado porque, según se afirma, nadie de la PAI ha querido responder a las solicitudes de reunión de la dirección.
Este proceso junto a un inversor local permitiría realizar la venta “por encima de 165.000 euros”. En la junta de mañana se propondrá una primera subida del precio de cada paquete accionarial a 99.000 euros y el año que viene se pasaría al valor neto contable que serían esos 165.000 euros -cada médico socio tiene un paquete similar de 1.000 acciones-. Eso sí, la dirección recuerda que los socios que entren en el proceso de venta abierto por la PAI tendrán un compromiso de permanencia “hasta mayo de 2020” y “no podrán negociar con nadie más”.
Esa subida de precio equivaldría a más que duplicar el valor actual, aunque no garantiza el fin de la guerra. “Arcano va a buscar el precio más alto pero eso no significa que sea lo mejor para el IMQ. Arcano dice que apuesta por el futuro de la empresa pero es mentira. Quien quiere vender y salir del IMQ no está preocupado por el futuro”, señala el igualatorio, que enmarca en esta “táctica defensiva” de preservar el arraigo a Euskadi la decisión de elevar al 75% el porcentaje de acciones necesarias para modificar estatutos.
En cuanto “al declive en la gestión” que denunca la PAI, desde la dirección se subraya que desde 2014 el resultado ha crecido el 467%. “La gestión es excelente y ha ganado en diversificación”, afirman.